Por Martín Peño
El Corte Inglés ha inaugurado en Madrid (Paseo de la Castellana, 85) una galería de arte contemporáneo, que bajo el nombre "Espacio de las Artes", organizará exposiciones temporales en las que participarán "tanto creadores consagrados como otros nóveles, pero que ya demuestran un talento especial" en las distintas expresiones artísticas. Sus obras estarán a la venta en el propio espacio expositivo, siguiendo la dinámica habitual de cualquier galería de arte. Contará con una asesora profesional (María Porto, ex directora de Galería Marlborough Madrid). También se plantea como una iniciativa con la que acercar el arte contemporáneo al gran público.
La primera muestra, ofrece un recorrido por la escultura española de los siglos XX y XXI. Trece artistas españoles que exhiben un total de sesentaicinco obras, entre las que se incluyen esculturas, grabados y dibujos.
Sin duda alguna lo primero que hace movernos hacia esta “cita” es la curiosidad. Pero también saber cómo está presentada, dónde se ubica, que categoría de obras nos encontraremos, qué ambiente habrá... sobre todo el ambiente.
Encontramos un espacio que no difiere de los que se encuentran a su alrededor, para quien no esté familiarizado; estancias que se distinguen entre sí por el género y si acaso el pasillo por el que realizar la “procesión”. Ambientado en el edificio de decoración e interiorismo, a pesar de la voluntad de hacerlo creíble, la cabeza no deja de traicionarnos y hace que comparemos la barbaridad de €uros que aparecen junto a los títulos de las obras, con las reproducciones de muebles y figuritas de lugares exóticos, dormitorios ostentosos por donde se han repartido libros de arte, diseño, arquitectura a diestro y siniestro. Y mientras, podemos oír la conversación de currelas del lugar que van a desmontar algún espacio de muestra y no dejan de repetir lo de “como yo no entiendo...”. Un joven con el pelo engominado, de clase alta, ejecuta la llamada pertinente y se deja aconsejar por su asesor. La desolación del lugar y el aburrimiento de las personas que con su uniformidad atienden, no se sabe si evidencian el período de vacas flacas que toca vivir o que ciertamente no es el contexto más adecuado.
Nosotros, la verdad, nos fuimos un poco desilusionados. Esperábamos el ambiente repleto de criaturas haciendo peligrar lo colocado, con sus padres histéricos, o indiferentes y aburridos; exabruptos y mofas de gente que ocasionalmente pasase por allí; la desaprobación de que aquello ¿es arte?; el rincón de las baratijas concurrido por despistados; el desagrado ante el ambiente de quién se hubiera acercado con intención... En fin, unas expectativas que no se cumplieron del todo. Posiblemente porque quizás tendríamos que habernos ido a otro lugar, donde hubiéramos deseado que acaeciese el evento.
El Corte Inglés ha inaugurado en Madrid (Paseo de la Castellana, 85) una galería de arte contemporáneo, que bajo el nombre "Espacio de las Artes", organizará exposiciones temporales en las que participarán "tanto creadores consagrados como otros nóveles, pero que ya demuestran un talento especial" en las distintas expresiones artísticas. Sus obras estarán a la venta en el propio espacio expositivo, siguiendo la dinámica habitual de cualquier galería de arte. Contará con una asesora profesional (María Porto, ex directora de Galería Marlborough Madrid). También se plantea como una iniciativa con la que acercar el arte contemporáneo al gran público.
La primera muestra, ofrece un recorrido por la escultura española de los siglos XX y XXI. Trece artistas españoles que exhiben un total de sesentaicinco obras, entre las que se incluyen esculturas, grabados y dibujos.
Sin duda alguna lo primero que hace movernos hacia esta “cita” es la curiosidad. Pero también saber cómo está presentada, dónde se ubica, que categoría de obras nos encontraremos, qué ambiente habrá... sobre todo el ambiente.
Encontramos un espacio que no difiere de los que se encuentran a su alrededor, para quien no esté familiarizado; estancias que se distinguen entre sí por el género y si acaso el pasillo por el que realizar la “procesión”. Ambientado en el edificio de decoración e interiorismo, a pesar de la voluntad de hacerlo creíble, la cabeza no deja de traicionarnos y hace que comparemos la barbaridad de €uros que aparecen junto a los títulos de las obras, con las reproducciones de muebles y figuritas de lugares exóticos, dormitorios ostentosos por donde se han repartido libros de arte, diseño, arquitectura a diestro y siniestro. Y mientras, podemos oír la conversación de currelas del lugar que van a desmontar algún espacio de muestra y no dejan de repetir lo de “como yo no entiendo...”. Un joven con el pelo engominado, de clase alta, ejecuta la llamada pertinente y se deja aconsejar por su asesor. La desolación del lugar y el aburrimiento de las personas que con su uniformidad atienden, no se sabe si evidencian el período de vacas flacas que toca vivir o que ciertamente no es el contexto más adecuado.
Nosotros, la verdad, nos fuimos un poco desilusionados. Esperábamos el ambiente repleto de criaturas haciendo peligrar lo colocado, con sus padres histéricos, o indiferentes y aburridos; exabruptos y mofas de gente que ocasionalmente pasase por allí; la desaprobación de que aquello ¿es arte?; el rincón de las baratijas concurrido por despistados; el desagrado ante el ambiente de quién se hubiera acercado con intención... En fin, unas expectativas que no se cumplieron del todo. Posiblemente porque quizás tendríamos que habernos ido a otro lugar, donde hubiéramos deseado que acaeciese el evento.