La iglesia de San Amaro es un edificio rehabilitado substancialmente a principios del siglo XVI, a su vez, construido sobre una iglesia primitiva de época incierta. En su interior está el "núcleo visigótico", del museo de Beja.
En los paneles colocados en el interior, matizan el "valor" de un término tan fuera de lugar en Portugal como en España:
Dentro de la iglesia, cumpliendo funciones estructurales en compañía de un cimacio moldurado, hay un capitel muy erosionado, pero aún permite advertir su estructura de capitel corintizante liriforme, con casi todos los elementos propios de las tradiciones imperiales. Para datarlo es importante tener en cuenta el carácter del ábaco, de escasa articulación y brazos rectos, que obliga a considerarlo evolucionado; en la misma dirección argumentaría el ornato tosco. Sin embargo, aún conserva rasgos que indican en dirección contraria, como el mencionado tipo estructural, perfectamente definido y, sobre todo, el labio del khálatos, difícil de encontrar en piezas tardías. Aunque en el museo lo consideran del siglo V, a mi juicio este capitel debió ser realizado antes del año 400, acaso mucho antes; lo más probable es que sea una pieza "local"de los siglos II-III.
Otro de los capiteles de este grupo ofrece una configuración sumamente degradada, en la que apenas existe alusión a los elementos tradicionales del orden corintio; cuenta con coronas de hojas definidas mediante estrías verticales y protuberancias a modo de "pencas". En el cuerpo superior el artífice talló un recuerdo de las volutas mediante una especie de vena en V muy abierta con remate irregular en los ángulos. Apenas podríamos hablar de ábaco. Lo más interesante acaso sea un relieve antropomorfo que, muy probablemente, fue tallado sobre una de las pencas con posterioridad a su realización. Lo atribuyen al siglo IX, "por razones tipológicas" (?); supongo que se refieren a los paralelos relativos con las piezas reutilizadas más "degradadas" de Mazote. Huelga decir que me parece excesivamente forzada esa clasificación, pero reconozco que, a la falta de paralelos claros, es difícil situar su realización, aunque ciertamente, en su concepción tosca, "se da un aire" a las piezas estrictamente "mozárabes" Escalada, es decir, aquellas que fueron realizadas expresamente para la iglesia, En esa hipótesis, aceptado su carácter cristiano, lo más razonable sería adelantar la cronología hasta el momento en que esta zona dejó de depender del poder islámico. No obstante, como no contiene ningún elemento cristiano, parece forzada la atribución al siglo IX. Teniendo en cuenta los resultados de las excavaciones recientes en villas de la península Ibérica, donde son frecuentes los tipos "anómalos", lo más probable es que se trate de una pieza realizada por un taller marginal a las grandes corrientes de la Antigüedad, en un momento difícil de precisar, pero no muy alejada de la frontera del año 400.
Otro de los capiteles situado en la iglesia tiene una configuración difícil de catalogar, porque aunque posee una estructura próxima a las de los corintizantes, también cuenta con "anomalías" que desnaturalizan la posibilidad de una evaluación desde los posibles paralelos conocidos. Lo específicamente corintizante: la existencia de cesto troncocónico perfectamente marcado y rematado con un labio bien definido; asimismo también podemos relacionar con la misma tradición lo poco que se ha conservado del ábaco, con ornato en el frente similar a los capiteles romanos de los siglos I y II; por fin, también, los ángulos ofrecen volutas con cierto desarrollo espacial. Sin embargo, el cuerpo inferior aparece decorado con unos relieves que desnaturalizan la idea de las coronas de acantos y nos remiten a fórmulas muy evolucionadas, propias de épocas tardías.
Lo más probable es que ser trate de un capitel corintizante hispanoromano (o lusoromano) retallado en época incierta por alguien poco capacitado para el trabajo de la piedra.
Mediante argumentos acaso demasiado fantasiosos, C. Torres vincula el capitel anterior con el más "creativo" de cuantos aún cumplen funciones estructurales, un ejemplar que apenas contiene elementos relacionados con las tradiciones grecolatinas; la corona de hojas lisas inferiores y algunos detalles de carácter indicativo. Entre éstos podemos incluir ciertas referencias a los caulículos, reinterpretados con un sentido alejado del tradicional; otro tanto sucede con las volutas, definidas mediante espirales cordadas ajenas a las fórmulas de los capiteles de la tradición grecolatina. Y aún hay más, porque el diseño estructural, mediante un prismatoide muy irregular, con vaciados de masa muy fuertes bajo los ángulos de las volutas, apeados sobre la corona de hojas, informa sobre el escaso conocimiento constructivo de quienes lo realizaron; no es demasiado práctico que la sección resistente del capitel sea menor que la determinada por el diámetro de la base, a su vez, similar a la de los fustes; ni tan siquiera tiene sentido la configuración del ábaco, de concavidad anómala para un capitel tardío.
Para encontrar paralelos estructurales más o menos forzados debemos ir hasta Mazote, donde hay algunos capiteles sin otro parentesco claro que el alejamiento de las pautas hispanorromanas. Alguno de San Millán de la Cogolla también ofrece ciertas "similitudes", en cuanto a la heterodoxia... Es más fácil hallar paralelos para los motivos ornamentales empleador para recubrir su superficie. Los sogueados son frecuentes en lo romano tardío y, por supuesto, en la diócesis de Astorga. Los florones, a medio camino entre veneras flores cóncavas, nos remiten a la tradicón helenística; otro tanto se puede decir de los discos, los motivos en espiguilla, las cenefas geométricas de cruces en aspa, etc.
Teniendo en cuenta que no se aprecian elementos derivados de lo cordobés, es difícil imaginar el marco cronológico donde colocarlo; no así, el marco cultural, definido por las limitadas capacidades de talla y el alejamiento de las fórmulas romanas: debe corresponder a un ambiente marginal entre los siglos V y VII, pero tampoco sería descabellado atribuirlo a una época anterior, acaso para un edificio alejado de los "refinamientos" de las grandes ciudades hispanorromanas.
El capitel compuesto de hojas lisas, que sitúan en el siglo IX por su relación con un capitel de Kariruán no tiene sentido; supongo que se refiere al nº 159 de Harrazi, obviamente reutilizado como el resto de sus compañeros. Este de Santo Amaro es un ejemplar de una tipología relativamente frecuente en el mundo mediterráneo con muchos paralelos conocidos. Concretamente, Pensabene en su estudio de Ostia, publicó varios comparables (473 y ss), que situaba en el siglo IV. Pero también tengo registrados algunos más de la cripta de San Miniato (Florencia) más evolucionados, en Cartago, etc.
El de Beja presenta varias diferencias relevantes y significativas con los mencionados de Ostia, que establecen jalón claro. En primer lugar destaca el carácter del cuerpo superior con un diseño más próximo al origen del capitel compuesto, obtenido por la fusión entre el corintio y el jónico. El segundo factor relevante es la existencia de un bosquejo de los elementos florales (tallos mediales) según una fórmula próxima a la encontrada en los capiteles estrictamente romanos conservados en el mismo museo (en el convento).
El único elemento que podría indicar cierta evolución es la existencia de una única corona de hojas, pero tampoco esa circunstancia, por sí sola se puede entender como factor determinante. Muy probablemente este capitel sea romano, realizado antes del año 300.
El sexto capitel de función portante responde a un esquema derivado del orden corintio, sumamente simplificado y de hojas lisas. La concepción estructural se mantiene fiel a las fórmulas grecolatinas, con khálatos bien definido en la parte superior, y ábaco estrecho, de articulación tradicional, que apunta a su uso relacionado con el correspondiente cimacio. Existen varios capiteles comparables en la mezquita aljama de Córdoba. Concretamente existen dos familias de concepción similar al de Beja; una se distingue de la otra en la existencia de un contario que delimita el borde superior del khálatos, como para aludir sumariamente al orden compuesto. Pero estructuralmente todos son similares al de Beja y, por consiguiente los supongo frutos del mismo momento cultural.
También en este caso, debemos tener en cuenta que el mantenimiento de los elementos estructurales del orden nos indica un momento no muy alejado de las referencias hispnorromanas. C. Torres dice que fue realizado durante el siglo IX "por razones tipológicas". La existencia de las mencionadas familias comparables en el interior de la mezquita aljama de Córdoba desvirtúa esa hipótesis (no forman parte del grupo del siglo IX definido por Gómez-Moreno). La probable concepción para estructuras constructivas con cimacios nos ofrece una pista para situar a todo el conjunto entre los siglos V y VII, con mayor probabilidad hacia el siglo V, para el de Beja, porque parece menos evolucionado que los cordobeses.
Los capiteles descontextualizados
Procede de la capilla de Nuestra Señora da Guia (Beja). Responde a la tradición de las variedades corintizantes pero presenta algunas peculiaridades dignas de mención: el collarino abocelado liso, un ábaco extraordinariamente delgado de diseño sensiblemente cuadrado, y motivos diferentes en las cuatro caras. La ornamentación, sumaria, ofrece fórmulas "estructurales" relativamente próximas a las variedades corintizantes tardías y detalles "locales" muy habituales en el norte de la península Ibérica, sobre todo, en Oviedo (Museo Arqueológico) y sus proximidades. El carácter del ábaco acaso indique que fue concebido para una estructura arquitectónica similar a la de la propia iglesia de Santo Amaro, con el sistema fuste-capitel-cimacio.
C. Torres, lo sitúa en el siglo IV; teniendo en cuenta las vinculaciones con los restos asturianos, acaso fuera prudente ampliar la horquilla de atribución hasta el siglo V o, incluso, hasta el VI. El rasgo que enfatiza el adelanto aparece en el tipo de hojas, comparables a ciertas modalidades evolucionadas del norte de la península Ibérica. No obstante, contando con esa cualidad, la posibilidad de que el capitel fuera realizado cuando indica Cláudio Torres, en el siglo IV, es alta.
Otro capitel situado en el interior de la iglesia, de procedencia poco clara (¿Beja?) responde a una reinterpretación de las variedades corintizantes (en este caso, podríamos discutir la terminología de Pensabene). Lo sitúan entre los siglos VI-VII, pero sus cualidades apuntan en dirección diferente. La fuerte valoración del labio del khálatos así como la configuración del ábaco y las volutas en V, que aparecen con cierta frecuencia en Mérida, aconsejan relacionarlo con los siglos III-IV (Pensabene, Ostia, 440 y ss.).
Aún hay tres capiteles más de factura tosca y estructura sumaria, seguramente aparecidos en Beja (lo indican entre interrogaciones), atribuidos a los siglos VIII-IX. Entiendo que plantean un problema similar al de otros comparables, repartidos por toda la geografía peninsular; en el Museo de Cástulo hay dos que podrían servirnos para definir un jalón referencial. A mi juicio, es probable que fueran realizados mucho antes, acaso en contexto rural o por un artífice poco hábil.
El primero cuenta con una corona inferior de hojas lisas y un conjunto de protuberancias que cuesta identificar como hojas, florones o volutas, se diría que es una simplificación tosca de las fórmulas de la tradición helenística; y aunque carece de ábaco, la parte superior define cierta "concavidad". Pensabene aplicaba a capiteles similares a éste aparecidos en Ostia el término "esbozados" y los situaba durante los siglos IV y V. Seguramente, los de Beja fueran tallados en la misma época.
El segundo ofrece algunas circunstancias más fáciles de contextualizar. Su estructura es similar a la del anterior, aunque aquí están claras sus cualidades: corona inferior de hojas sumarias, recercadas en su perímetro y apoyadas sobre una especie de collarino liso, volutas exteriores que aún merecen tal nombre y volutas interiores aludidas en las cartelas del ábaco. Los alrededores del año 400 podrían marcar el eje de una horquilla ampliable según la voluntad del lector.
El tercero es otra pieza "fuera de norma", articulada en dos zonas, que hacen pensar en una reinterpretación sumaria del orden compuesto; tengo registrados varios de Túnez que, forzando los términos, podrían relacionarse con éste de Beja, pero no conozco paralelos exactos. Tampoco creo que fuera realizado mucho después del año 400.
En los paneles colocados en el interior, matizan el "valor" de un término tan fuera de lugar en Portugal como en España:
"Seria errado pensar que a arte visigótica chegou à Península Ibérica trazida por cavaleiros bárbaros invasores.
A arte visigótica —assim classificada por convençao e porque a sua expressao mais significativa coincide com a monarquia visigótica de Toledo— encuadra-se exclusivamente na linguagem tradicional das formas decorativas criadas e veiculadas através da bacia mediterrânica."
Sin embargo, no parecen ser muy consecuentes en el planteamiento del propio "museo". Si es así, ¿por qué mantienen el término "visigótico" en el nombre de esta colección? Como ya he indicado, por mi parte haré lo posible por eludirlo y, sobre todo,por relacionar elementos de arquitectura con un grupo humano que, salvando el aspecto institucional, tuvieron escasa relevancia en el desarrollo cultural ibérico.
Asimismo, en la clasificación ofrecida en las cartelas, que se puede ampliar algo en el libro que venden en la propia iglesia-museo, se advierten los "vicios" consagrados por la historiografía tradicional hispana, que ya he mencionado en alguna ocasión: todo lo "raro", lo que no encaja bien entre las modalidades "clásicas" ha de ser "visigodo" (o "de época visigoda") o del siglo IX. Obviamente, la percepción de "rareza" no sólo depende de las cualidades de la pieza sino, sobre todo, de las referencias empleadas por quien cataloga; al mismísimo Gómez-Moreno le parecieron "raras" varias modalidades, hoy perfectamente documentadas en otros puntos de la geografía mediterránea (contizantes liriformes, corintizantes con volutas en V, variedades de gran influjo oriental, etc.).
Los capiteles ofrecidos componen dos grupos fácticos: los que aún cumplen funciones tectónicas y los ofrecidos como piezas absolutamente descontextualizadas. Los del primer grupo son 9 piezas reutilizadas de cualidades diversas; los "absolutamente descontextualizados" también establecen un conjunto heterogéneo.
Los capiteles "in situ"
Dentro de la iglesia, cumpliendo funciones estructurales en compañía de un cimacio moldurado, hay un capitel muy erosionado, pero aún permite advertir su estructura de capitel corintizante liriforme, con casi todos los elementos propios de las tradiciones imperiales. Para datarlo es importante tener en cuenta el carácter del ábaco, de escasa articulación y brazos rectos, que obliga a considerarlo evolucionado; en la misma dirección argumentaría el ornato tosco. Sin embargo, aún conserva rasgos que indican en dirección contraria, como el mencionado tipo estructural, perfectamente definido y, sobre todo, el labio del khálatos, difícil de encontrar en piezas tardías. Aunque en el museo lo consideran del siglo V, a mi juicio este capitel debió ser realizado antes del año 400, acaso mucho antes; lo más probable es que sea una pieza "local"de los siglos II-III.
Otro de los capiteles de este grupo ofrece una configuración sumamente degradada, en la que apenas existe alusión a los elementos tradicionales del orden corintio; cuenta con coronas de hojas definidas mediante estrías verticales y protuberancias a modo de "pencas". En el cuerpo superior el artífice talló un recuerdo de las volutas mediante una especie de vena en V muy abierta con remate irregular en los ángulos. Apenas podríamos hablar de ábaco. Lo más interesante acaso sea un relieve antropomorfo que, muy probablemente, fue tallado sobre una de las pencas con posterioridad a su realización. Lo atribuyen al siglo IX, "por razones tipológicas" (?); supongo que se refieren a los paralelos relativos con las piezas reutilizadas más "degradadas" de Mazote. Huelga decir que me parece excesivamente forzada esa clasificación, pero reconozco que, a la falta de paralelos claros, es difícil situar su realización, aunque ciertamente, en su concepción tosca, "se da un aire" a las piezas estrictamente "mozárabes" Escalada, es decir, aquellas que fueron realizadas expresamente para la iglesia, En esa hipótesis, aceptado su carácter cristiano, lo más razonable sería adelantar la cronología hasta el momento en que esta zona dejó de depender del poder islámico. No obstante, como no contiene ningún elemento cristiano, parece forzada la atribución al siglo IX. Teniendo en cuenta los resultados de las excavaciones recientes en villas de la península Ibérica, donde son frecuentes los tipos "anómalos", lo más probable es que se trate de una pieza realizada por un taller marginal a las grandes corrientes de la Antigüedad, en un momento difícil de precisar, pero no muy alejada de la frontera del año 400.
Otro de los capiteles situado en la iglesia tiene una configuración difícil de catalogar, porque aunque posee una estructura próxima a las de los corintizantes, también cuenta con "anomalías" que desnaturalizan la posibilidad de una evaluación desde los posibles paralelos conocidos. Lo específicamente corintizante: la existencia de cesto troncocónico perfectamente marcado y rematado con un labio bien definido; asimismo también podemos relacionar con la misma tradición lo poco que se ha conservado del ábaco, con ornato en el frente similar a los capiteles romanos de los siglos I y II; por fin, también, los ángulos ofrecen volutas con cierto desarrollo espacial. Sin embargo, el cuerpo inferior aparece decorado con unos relieves que desnaturalizan la idea de las coronas de acantos y nos remiten a fórmulas muy evolucionadas, propias de épocas tardías.
Lo más probable es que ser trate de un capitel corintizante hispanoromano (o lusoromano) retallado en época incierta por alguien poco capacitado para el trabajo de la piedra.
Mediante argumentos acaso demasiado fantasiosos, C. Torres vincula el capitel anterior con el más "creativo" de cuantos aún cumplen funciones estructurales, un ejemplar que apenas contiene elementos relacionados con las tradiciones grecolatinas; la corona de hojas lisas inferiores y algunos detalles de carácter indicativo. Entre éstos podemos incluir ciertas referencias a los caulículos, reinterpretados con un sentido alejado del tradicional; otro tanto sucede con las volutas, definidas mediante espirales cordadas ajenas a las fórmulas de los capiteles de la tradición grecolatina. Y aún hay más, porque el diseño estructural, mediante un prismatoide muy irregular, con vaciados de masa muy fuertes bajo los ángulos de las volutas, apeados sobre la corona de hojas, informa sobre el escaso conocimiento constructivo de quienes lo realizaron; no es demasiado práctico que la sección resistente del capitel sea menor que la determinada por el diámetro de la base, a su vez, similar a la de los fustes; ni tan siquiera tiene sentido la configuración del ábaco, de concavidad anómala para un capitel tardío.
Para encontrar paralelos estructurales más o menos forzados debemos ir hasta Mazote, donde hay algunos capiteles sin otro parentesco claro que el alejamiento de las pautas hispanorromanas. Alguno de San Millán de la Cogolla también ofrece ciertas "similitudes", en cuanto a la heterodoxia... Es más fácil hallar paralelos para los motivos ornamentales empleador para recubrir su superficie. Los sogueados son frecuentes en lo romano tardío y, por supuesto, en la diócesis de Astorga. Los florones, a medio camino entre veneras flores cóncavas, nos remiten a la tradicón helenística; otro tanto se puede decir de los discos, los motivos en espiguilla, las cenefas geométricas de cruces en aspa, etc.
Teniendo en cuenta que no se aprecian elementos derivados de lo cordobés, es difícil imaginar el marco cronológico donde colocarlo; no así, el marco cultural, definido por las limitadas capacidades de talla y el alejamiento de las fórmulas romanas: debe corresponder a un ambiente marginal entre los siglos V y VII, pero tampoco sería descabellado atribuirlo a una época anterior, acaso para un edificio alejado de los "refinamientos" de las grandes ciudades hispanorromanas.
El capitel compuesto de hojas lisas, que sitúan en el siglo IX por su relación con un capitel de Kariruán no tiene sentido; supongo que se refiere al nº 159 de Harrazi, obviamente reutilizado como el resto de sus compañeros. Este de Santo Amaro es un ejemplar de una tipología relativamente frecuente en el mundo mediterráneo con muchos paralelos conocidos. Concretamente, Pensabene en su estudio de Ostia, publicó varios comparables (473 y ss), que situaba en el siglo IV. Pero también tengo registrados algunos más de la cripta de San Miniato (Florencia) más evolucionados, en Cartago, etc.
El de Beja presenta varias diferencias relevantes y significativas con los mencionados de Ostia, que establecen jalón claro. En primer lugar destaca el carácter del cuerpo superior con un diseño más próximo al origen del capitel compuesto, obtenido por la fusión entre el corintio y el jónico. El segundo factor relevante es la existencia de un bosquejo de los elementos florales (tallos mediales) según una fórmula próxima a la encontrada en los capiteles estrictamente romanos conservados en el mismo museo (en el convento).
El único elemento que podría indicar cierta evolución es la existencia de una única corona de hojas, pero tampoco esa circunstancia, por sí sola se puede entender como factor determinante. Muy probablemente este capitel sea romano, realizado antes del año 300.
Capitel de Santo Amaro (Beja) |
También en este caso, debemos tener en cuenta que el mantenimiento de los elementos estructurales del orden nos indica un momento no muy alejado de las referencias hispnorromanas. C. Torres dice que fue realizado durante el siglo IX "por razones tipológicas". La existencia de las mencionadas familias comparables en el interior de la mezquita aljama de Córdoba desvirtúa esa hipótesis (no forman parte del grupo del siglo IX definido por Gómez-Moreno). La probable concepción para estructuras constructivas con cimacios nos ofrece una pista para situar a todo el conjunto entre los siglos V y VII, con mayor probabilidad hacia el siglo V, para el de Beja, porque parece menos evolucionado que los cordobeses.
Capitel de la mezquita aljama de Córdoba |
Capitel de la mezquita aljama de Córdoba |
Procede de la capilla de Nuestra Señora da Guia (Beja). Responde a la tradición de las variedades corintizantes pero presenta algunas peculiaridades dignas de mención: el collarino abocelado liso, un ábaco extraordinariamente delgado de diseño sensiblemente cuadrado, y motivos diferentes en las cuatro caras. La ornamentación, sumaria, ofrece fórmulas "estructurales" relativamente próximas a las variedades corintizantes tardías y detalles "locales" muy habituales en el norte de la península Ibérica, sobre todo, en Oviedo (Museo Arqueológico) y sus proximidades. El carácter del ábaco acaso indique que fue concebido para una estructura arquitectónica similar a la de la propia iglesia de Santo Amaro, con el sistema fuste-capitel-cimacio.
C. Torres, lo sitúa en el siglo IV; teniendo en cuenta las vinculaciones con los restos asturianos, acaso fuera prudente ampliar la horquilla de atribución hasta el siglo V o, incluso, hasta el VI. El rasgo que enfatiza el adelanto aparece en el tipo de hojas, comparables a ciertas modalidades evolucionadas del norte de la península Ibérica. No obstante, contando con esa cualidad, la posibilidad de que el capitel fuera realizado cuando indica Cláudio Torres, en el siglo IV, es alta.
Otro capitel situado en el interior de la iglesia, de procedencia poco clara (¿Beja?) responde a una reinterpretación de las variedades corintizantes (en este caso, podríamos discutir la terminología de Pensabene). Lo sitúan entre los siglos VI-VII, pero sus cualidades apuntan en dirección diferente. La fuerte valoración del labio del khálatos así como la configuración del ábaco y las volutas en V, que aparecen con cierta frecuencia en Mérida, aconsejan relacionarlo con los siglos III-IV (Pensabene, Ostia, 440 y ss.).
Aún hay tres capiteles más de factura tosca y estructura sumaria, seguramente aparecidos en Beja (lo indican entre interrogaciones), atribuidos a los siglos VIII-IX. Entiendo que plantean un problema similar al de otros comparables, repartidos por toda la geografía peninsular; en el Museo de Cástulo hay dos que podrían servirnos para definir un jalón referencial. A mi juicio, es probable que fueran realizados mucho antes, acaso en contexto rural o por un artífice poco hábil.
El primero cuenta con una corona inferior de hojas lisas y un conjunto de protuberancias que cuesta identificar como hojas, florones o volutas, se diría que es una simplificación tosca de las fórmulas de la tradición helenística; y aunque carece de ábaco, la parte superior define cierta "concavidad". Pensabene aplicaba a capiteles similares a éste aparecidos en Ostia el término "esbozados" y los situaba durante los siglos IV y V. Seguramente, los de Beja fueran tallados en la misma época.
El segundo ofrece algunas circunstancias más fáciles de contextualizar. Su estructura es similar a la del anterior, aunque aquí están claras sus cualidades: corona inferior de hojas sumarias, recercadas en su perímetro y apoyadas sobre una especie de collarino liso, volutas exteriores que aún merecen tal nombre y volutas interiores aludidas en las cartelas del ábaco. Los alrededores del año 400 podrían marcar el eje de una horquilla ampliable según la voluntad del lector.
El tercero es otra pieza "fuera de norma", articulada en dos zonas, que hacen pensar en una reinterpretación sumaria del orden compuesto; tengo registrados varios de Túnez que, forzando los términos, podrían relacionarse con éste de Beja, pero no conozco paralelos exactos. Tampoco creo que fuera realizado mucho después del año 400.