Los gestores de la sala Mapfre insisten en hacer exposiciones difíciles de calificar positivamente, En este caso, nos ofrecen una que completa el retrato negativo de Rodin, iniciado en la de Camile Claudel. La exposición muestra unas pocas esculturas de formato medio y pequeño, un yeso de El beso y una colección importante de dibujos... Lo mejor, sin duda alguna: el cartel que anuncia el evento...
Los dibujos... Mi amiga Alejandra me dijo que le habían puesto mal cuerpo... Y francamente, no me extraña. Uno se puede aproximar al cuerpo de la mujer de muchas maneras distintas, con intenciones o motivaciones diversas, como Courbet, como J. Koons como NagisaŌshima (大島 渚)... La de Rodin es la menos elegante de cuantas puedo imaginar. Al parecer, cumplidos los 60 años se obsesionó con los genitales femeninos y eso es lo que vemos en la sala Mapfre: las obsesiones sexuales de un anciano, que en el pasado llegó a ser el escultor más importante e influyente de su tiempo. Se ha dicho de estos dibujos y otros comparables que “reflejan la emancipación sexual, económica, política y social de la mujer". Acaso quien lo dijo pensara en la vida de Camille Claudel... A mí me parece que reflejan justo lo contrario.
Y además, a mi me parece que los dibujos son mediocres, impropios de un escultor de primerísima categoría.
Lo más positivo... forzando mucho la apreciación: ofrecer la parte más humana y vergonzante de un artista que, al parecer, trató a las mujeres que le rodearon como a objetos sexuales de usar y tirar: “coños con patas”, que diría Antonio Menárquez. Como de costumbre, el diseño de la web correspondiente es magnífico, aunque como ya indiqué en otro momento, la información ofrecida es demasiado escasa. Quien desee conocer mejor la obra de este autor deberá visitar otros lugares y, sobre todo, viajar a París...
Exposición muy recomendable para morbosos y quienes, por razones de autoestima, no deseen sentirse incómodos contemplando las imágenes pornográficas al uso.
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