Tras unos cuantos años de exposiciones ramplonas, la fundación Mapfre aprovecha la apertura de su nuevo centro social y cultural, situado en la calle Recoletos, para ofrecernos tres exposiciones de cualidades muy diferentes, pero, en todo caso, memorables. El remozado edificio es, según mis criterios estéticos, una joyita, por más que sea obligado compararle con el del Marqués de Salamanca, situado en la acera de enfrente, en la actualidad, sede de la Fundación BBVA. Y en esa comparación...
Una verdadera lástima que no se hayan conservado más palacios de una época marcada por el desequilibrio social y por el "buen gusto" de aquellos parásitos engolados.
En el sótano, junto a una sala que contiene algunas de las últimas adquisiciones de la fundación –testigos de la ramplonería del mecenazgo de Mapfre-, podemos ver una serie fotográfica de Nicholas Nixon sobre las hermanas Brown (1975-2007), que me parecen un documento inquietante y trivial sobre el paso del tiempo. No recomendable para depresivos.
En la planta baja, bajo el lema “Degas. El proceso de la creación” se nos permite ver montaje organizado a partir de una colección de esculturas del Museo de Arte de Sao Paulo Assis Chateaubriand acompañadas por varias pinturas y dibujos del Musée d’Orsay. En este caso debo reconocer que se ha roto la tradicional ramplonería: la exposición tiene, a mi juicio, gran interés para ilustrar algunas de las cualidades formales de Degas.
Y, por fin, en la primera planta han reunido una importante colección de pintura española realizada en las proximidades del año 1900, que justifica sobradamente peregrinar para recorrer el palacete remodelado. Lo más interesante: las obras de Sorolla, Casas, Mir, Zuloaga... En suma, el grupo de autores que tradicionalmente se recoge para ofrecer una visión de la evolución estética española en armonía con los procesos vanguardistas de aquellos años. Y reconozco que cada vez me molestan más estas selecciones que, a fuerza de reiteraciones, han conseguido falsificar el pasado y hacernos creer que los pintores españoles, que todos los pintores españoles, estaban perfectamente alineados con las preocupaciones de quienes protagonizaron las vanguardias históricas. Resulta divertido ver la obra de Romero de Torres seleccionada... Siempre echo en falta a los académicos condenados al ostracismo, por lo general, de cualidades pictóricas excepcionales: Benedito, Álvarez de Sotomayor (etc.) y las obras más "etnográficas" de Romero de Torres... Algunos cuadros de estos autores provocan un grado de hilaridad que desde este púlpito deseo reivindicar para la práctica museística...
A mi "Entre dos siglos" me gustó mucho. Hace años vi una exposición de Sorolla y Zuloaga bien nutrida, pero los que aparecían aquí (el del monje, la enana Dña. Mercedes y ¿su mujer? me dejaron alucinada. La cara del monje y la de la enana, sobre todo la que se refleja en la bola... me recordaron a Bacon al cual consideraba muy original, ja, ja... Y el retrato de su supuesta mujer con rostro trazado a ritmos salvajes me recordó a Munch...
ResponderEliminarRespecto a Casas y Rusiñol, lo mismo de siempre; cada vez me gustan más. El pequeño retrato de Madeleine me lo llevaría a casa :-)
Y con Degás me quedé un poco hambrienta. Iba con muchas ganas, pensando que me iba a hinchar a ver pasteles. Demasiado boceto para mi gusto.
Se salva por las esculturas, alguna de las litografías, el pequeño óleo de bailarinas... Pero el resto de pasteles están, a mi juicio, muy bocetados. Aunque eso no quita para que sean muy interesantes. La verdad es que la expo no está mal, pero como me esperaba más, salí decepcionada.
Lo de las hermanas no me produjo ninguna impresión, la verdad. Como dices, resulta trivial. Inquietante resulta el paso del tiempo, que él, por supuesto, refleja... Pero no sé bien por qué razón, no impacta en absoluto.
¿Sabes lo que pensé?... Jó que suerte! están todas todo el rato :-)
Besote
Para Vera.
ResponderEliminarLa verdad es que los de Mapfre no se lo curran demasiado y han descubierto un filón en organizar "espacios expositivos" con cualquier cosa, sabiendo de antemano que casi nadie manifestará públicamente juicios muy negativos. Hagan lo que hagan "es de agradecer", dicen los más condescendientes, que siempre son mayoría. Por fortuna, en este caso, aceptando tu buen ojo crítico, las esculturas salvan la situación porque arrojan bastante luz sobre los análisis de movimiento que realizó
valiéndose de la cámara fotográfica.
Lo que dices sobre la pintura española de hacia 1900... Por razones personales seguí de cerca una exposición que está en el origen de las que se han celebrado en la Fundación Mapfre y de ahí viene mi irritación. De esa época hay infinidad de "cosas" interesantísimas, que nos enseñan con cuentagotas... Ya sabes cómo me interesa la pintura del XIX (y sus secuelas)... Y desde la vertiente lúdica ni te cuento.