En colaboración con la Royal Academy of Arts de Londres, el Centro Internazionale di Studi di Architettura Andrea Palladio de Vicenza, el Royal Institute of British Architects de Londres, y algunos museos españoles, La Caixa trae a Madrid la exposición " Palladio el arquitecto (1508-1580)". Como es costumbre en esta institución, la exposición supone un aldabonazo para la agenda cultural madrileña. Es atractiva por el personaje elegido, está bien montada, interesa por la acumulación documental, por las referencias "colaterales", por la calidad de las maquetas, por la inteligente elección de las pinturas... Es un magnífico ejemplo de cómo se puede hacer una exposición en la actualidad. Lo más positivo: es una ocasión magnífica para acercarse al Renacimiento desde "otro" punto de vista, desde la perspectiva de una concepción arquitectónica con gran potencial para activar debates de "candente actualidad", como suelen decir los periodistas.
Lo más negativo (por no declinar en la voluntad crítica de este blog): algunas "lagunas" casi imperceptibles y la distribución del espacio expositivo puede crear problemas los días de máxima asistencia.
Balance global: sobresaliente-notable alto. Y de nuevo aparecen las odiosas comparaciones... Imagino a los gestores de CajaMadrid demasiado ocupados discutiendo sobre quién debe presidirla...
La exposición de Palladio se completa en la calle con una de Manuel Valdés, asimismo promocionada por la Caixa, poderoso atractivo para la voracidad fotográfica de los madrileños, que se acercan a las "meninas", "damas" y "reinas" con familiaridad, como si fueran personajes próximos, familiares.
Confieso mis simpatías por M. Valdés, en especial, por sus ideas estéticas, que comparto en gran medida; no obstante, también debo reconocer que algunas de sus últimas obras no me gustan en absoluto y, en especial, "la Dama del Manzanares", que hiere mis sentimientos estéticos cuando la veo desde la M-30. Me consuelo imaginando la voracidad del parque...
Manolo Valdes se ha convertido en una marca, una obra facilmente reconocible que agrada a todo el mundo. Es normal que se apueste por este tipo de exposiciones, pero a mi parecer las meninas de valdes en el paseo del prado son simples souvenirs donde los turistas, despistados y gente con un gusto algo rezagado pueden hacerse fotos. Un artista al que le acompaña semejante estrategia de marketing no dejará de triunfar, explotando sin descanso los estereotipos que tanto gustan en el extranjero. A mi parecer su obra aunque vendible representa el lado más conservador del arte contemporáneo español que se vende fuera de nuestras fronteras. Creo que valdes es un oportunista por explotar estos iconos y solo le queda hacer referencia a los otros tópicos como las peinetas y los toros. Un artista que no deja de revivir las meninas sin más interés que el de perpetuar su negocio, llenando de (carisimas)esculturas rotondas, plazas y los salones de la clase alta con pocas preocupaciones. Lo que no me cabe en la cabeza es como se le presta un apoyo tan grande desde instituciones, gastando dinero público en semejantes mamotretos. No voy a entrar en aspectos formales, ya que la obra de valdes(o mejor dicho la obra de su equipo de trabajo) tiene algunos aciertos, pero en lo demás me recuerda a los toritos con banderillas que se ponen encima del televisor, solo que mucho más grandes y, por supuesto, mucho más caros.
ResponderEliminarEs una figura consagrada desde los tiempos del Equipo Crónica y, en consecuencia, es "valor seguro" para el apoyo institucional... Pero, francamente, yo tampoco veo sus actuales "aportaciones".
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