lunes, 16 de enero de 2012

El Museo Episcopal de Vic

Tenía intención de progresar en la actualización de mi fichero fotográfico y para ello, me interesaba fotografiar algunos objetos del Museo Episcopal de Vic, en especial, los pocos de origen hispanoislámicos que había conocido y estudiado muchos años atrás, cuando el museo, fundado a finales del siglo XIX, ofrecía un aspecto más próximo a los palacios de los coleccionistas decimonónicos  que a las instituciones convencionales.


En 1995 el obispado de Vic, el Ayuntamiento y la Generalitat firmaron un convenio que debería culminar en la construcción de un nuevo museo. El proyecto, de Federico Correa y Alfonso Millà y financiado por la Generalitat, culminó en 2002, cuando fue inaugurado con un criterio expositivo bastante tradicional que, sin embargo, ofrece al visitante unas instalaciones bien ajustadas a sus expectativas y a las características de las obras, ordenadas según criterios cronológicos, funcionales y "estilísticos".
Por el exterior, el museo ofrece una fachada de concepción arquitectónica discutible, vigilada por una escultura en acero inoxidable del abad Oliva, obispo de Vic y abad de Ripoll y de Cuixà, que ofrece un lema excesivamente explícito y perfectamente sintonizado con la imagen que se ha "reconstruido" de ese personaje fundamental para la historia de Cataluña: "Pau y Treva". Invariantes castizos de la cultura catalana institucionalizada.


Como la página oficial del museo es elocuente y bastante completa, sólo deseo destacar la impresionante colección de telas antiguas, entre las que destaca el llamado "paño de las brujas", obra de telares andalusíes (¿alrededor del siglo XI?), que se conservó en magnífico estado, vinculado a funciones litúrgicas cristianas, como casi todos los fragmentos llegados a nuestros días, frecuentemente asociados a reliquias o a ajuares funerarios. 


Lo más lamentable: nadie supo indicarme dónde estaban dos piezas que deseaba fotografíar, concretamente, sendos acetres hispanoislámicos, que registré en blanco y negro en la instalación museística antigua. Las personas que me atendieron —sumamente amables— me recomendaron dirigir un correo electrónico al director... Lo haré cuando tenga previsto regresar, tal vez, el año próximo. 
Supongo que, si no se trata de un simple despiste mío, los acetres estarán en el taller de restauración, esperando turno detrás de otros muchos objetos metálicos no islámicos... o esperando que alguien invente una "sección" de acetres.


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