Podemos o no podemos, esa es la cuestión...
Puede que me exceda en artes quiméricas pero es posible que quienes forman un partido tengan el objetivo de hacer algo útil por sus semejantes y no sólo medrar; aunque desde la experiencia reciente sería más propio hablar de ingenuidad superlativa. Obviamente, queda como opción de compromiso y de ejercicio común, la voluntad de medrar unida a la de servir al pueblo, como se decía cuando a los dirigentes sólo les juzgaba “la Historia”. Desde esa premisa realista y elemental y presuponiendo que Podemos es un "partido serio", deduzco que la mayor parte de los errores estratégicos aparentes cometidos por sus líderes no son fruto de objetivos personales mezquinos sino de fenómenos más complejos, probablemente relacionados con las fórmulas tradicionales, empleadas por los partidos de izquierda real, esa corriente de la que deriva casi de manera natural.
Esos "errores tradicionales" de estrategia política y de promoción social, en el contexto de la peculiar democracia española, dejaron al PC y a IU en una situación relativamente estabilizada y definida entre el 3,77 % de las Elecciones Generales de 2008 y cerca del 11 % apuntado en 1979, con el liderazgo de Santiago Carrillo, y en 1996, con Julio Anguita, aunque durante las últimas cuatro convocatorias, esa banda se ha estrechado en los alrededores del 5 % (entre el 3,77 y el 6,92 %). ¿Cómo entender que en un país con problemas estructurales, de corrupción y sociales graves, apenas el 5 % de los votantes considere la conveniencia de un cambio algo más "enérgico" del propugnado por el juego bipartidista entre PSOE y PP? Doctores sociológicos tiene la Santa Madre Iglesia para explicarlo o embarrar aún más el análisis, según convenga a quien pague el estudio, pero las razones son elementales de aislar, analizar y relacionar con otros elementos del sistema sociocultural. No entraré en el fondo de la cuestión salvo para enfatizar un muestrario de aspectos de "mi negociado". Pero en todo caso, parece que los estrategas de Podemos van por el camino abierto por el señor Anguita, que en buena lógica se manifiesta de vez en cuando particularmente cerca de Pablo Iglesias.
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Empecinarse en interpretar el voto de las personas como decisión “equivocada” o “errónea” cuando no eligen la opción valorada por el "analista prestigioso" como la más acorde con sus intereses no tiene sentido y apenas informa sobre las limitaciones del analista. Aunque sea políticamente incorrecto decirlo y mucho más reiterarlo, los votantes nos comportamos siguiendo criterios y mecanismos de motivación similares a los que subyacen cuando asistimos a un supermercado y tomamos un producto concreto y no el situado en las inmediaciones; es decir, no sólo son decisivos los juicios racionales (relacionados con la calidad, la cantidad y el precio), porque además, según el sector social al que dirijamos las observaciones, pueden aparecer factores de lo más variopinto.
Es paradigmático el caso de Julio Anguita que, cuando estaba al frente de IU, se preguntaba en voz alta y tono airado por qué no le votaban los trabajadores que reconocían la sensatez de su programa en comparación con las prácticas de los partidos de "la derecha". La "razón" sería obvia para cualquier estudioso de los fenómenos de conducta que hubiera leído a E. Fromm... Un político como el señor Anguita, sumamente inteligente, de gran capacidad analítica y pedagógica, jamás conseguirá "muchos votos" (un porcentaje mayoritario) si se empeña en reprender a los votantes como si éstos fueran alumnos de un instituto. Persuadirá a una parte del electorado “concienciado”, pero repelerá a casi todos los demás; lo de la educación continua tiene sus limitaciones… Desde los principios elementales del marketing, no se puede "vender" nada sin crear en el "cliente potencial", cuando menos, sentimientos positivos. ¿Que por razones de "honestidad política", desea marcar distancias con el marketing...? Ante esa intención, la estructura social española aconsejaría alejarse de la política activa y dedicarse a dar conferencias a los correligionarios, por ejemplo, creando una cadena de televisión como La Tuerca...
Desde la corta vida de Podemos se empiezan a manifestar tics comparables a los de Julio Anguita; de entre todos ellos, acaso destaquen los protagonizados por el profesor Monedero que, en su propia proyección cosmética, fascina a unos pocos e incomoda a muchísimos más; fue sintomática, por ejemplo, la manera de dirigirse al señor Montoro en tono amenazante, perdiendo de vista los resultados genéricos de esa actitud, unida a las circunstancias de sus propias finanzas. Con tales planteamientos, teniendo en cuenta las cifras del CIS y las suministradas por los comicios anteriores no creo que puedan movilizar a un porcentaje superior al 20 o 25 %, que sería el conseguido por la suma de los votantes de Podemos y de IU, en todo caso, insuficiente para gobernar. ¿Cómo salir de esa zanja? Por fortuna para los intereses electorales de Podemos, también se advierten tics que recuerdan al primer Felipe González... Obviamente, es importante emplear los mismos "recursos publicitarios" (las mismas mentiras) que los partidos convencionales... Convencer con razonamientos presentados teniendo en cuenta el perfil de las personas a quienes se dirigen o seducir con engaños, esa es la cuestión, una cuestión primordial del actual orden democrático en el Universo Mundo, con los inconvenientes reconocidos por todos.
Durante estos días se han hecho públicas grabaciones protagonizadas por el actual presidente de la Diputación de Valencia; en uno de los "cortes", presuntamente, cuenta billetes procedentes de las comisiones; en otro el señor Rus evalúa el carácter de sus propios votantes: "Dije: traeré la playa a Xàtiva. ¡Y se lo creyeron! ¡Si yo mando, traeré la playa! Y van y se lo creen todo. ¡Serán burros! Y me votaron". Son las cosas de la democracia, tal y como hoy la entendemos. Y desgraciadamente, ese fenómeno no es exclusivo de Xàtiva ni de la Comunidad Valenciana.
No obstante, es obvio que los años no han pasado en balde y gran parte de los líderes de Podemos (de quienes aparecen en televisión) traen aprendida la lección y ofrecen estrategias de comunicación menos agresivas que las de los más viejos de IU...
Imagen tomada de cousasdeimeneo |
Desde observaciones tan elementales, teniendo en cuenta lo claras que tienen las ideas los líderes de Podemos en asuntos de cosmética personal (coleta de Pablo Iglesias, chaleco y gafas redondas de Monederos, La Tuerca, etc.) y lo claras que tienen sus "funciones" los medios de comunicación, me pregunto con mucha inquietud si el objetivo es gobernar o… simplemente, ocupar el espacio de IU... ¿Es posible que Pablo Iglesias y sus compañeros estén planificando una aventura con el objetivo de conseguir el 11 % de los votos (en las elecciones generales)?
¿El 15M, un motín de Esquilache?
En tiempos de cascada escatológica, uno de los acontecimientos más enfatizados por los medios ha sido la “retirada” del profesor Monedero, por las razones confesadas directamente en una carta dirigida a Pablo Iglesias, cargada de matices, a mi juicio, sorprendentes y dignos de ser comentados brevemente con la intención no oculta de inducir algún juicio sobre la estrategia política de quien parece haber sido el ideólogo más influyente de Podemos y acaso siga siéndolo.
(...)"Teníamos a nuestro favor el motín de Esquilache que supuso el 15M. Vimos que ese era el punto de inflexión y siempre lo respetamos. Se trataba de convertir esa indignación social en indignación política. Lograr que el miedo cambiara de bando para que los sinvergüenzas a los que se les llenaba la boca de España y tenían el dinero en Suiza pagaran por todos sus desmanes. Contábamos con la grandeza de un tipo auténtico, con coleta, voz trenzada con el timbre de la gente de abajo y, sobre todo, con muchas ideas. Cuando Pablo me dijo: “¿nos lanzamos?”- le contesté: “contigo, Pablo, me lanzo”. (...)"
¿Es apropiada la referencia al motín de Esquilache para calificar —catalogar, evaluar, referenciar, sugerir una figura retórica…— el movimiento 15M… Sé que en determinado ambientes posmodernos y muy especialmente, en los relacionados con el asunto creativo, es lugar común practicar el juego de las metáforas para enriquecer los juicios con digresiones sugerentes; también me consta que en los mismos ambientes se valoran los “datos históricos” con escepticismo…. Pero en todo caso, contando incluso con las interpretaciones exóticas de ciertos historiadores institucionalistas, que aún sestean por las aulas universitarias, establecer una relación entre el motín de Esquilache y el 15M me pone en guardia ante la posible existencia de axiomas menos claros de lo deseable; porque esa comparación pasa por alto una cuestión fundamental y a mi juicio, de importante carga política, por supuesto, si entendemos que la Historia puede ayudarnos a definir estrategias para afrontar la gestión del presente.
En aquellos lejanos tiempos —o no tan lejanos—, las corrientes modernizadoras, racionales, “positivas”, en el sentido del interés general y de la evolución histórica en dirección a nuestros valores actuales, estaban de parte del rey, que intentaba convertir sus territorios en un conglomerado social (no me atrevo a decir "país") acorde con los planteamientos del despotismo ilustrado. Al parecer, los madrileños, curtidos en mil hambrunas, se sintieron especialmente molestos porque el rey pretendía transformar algunas de sus costumbres más queridas y, entre ellas, pasearse embozados, llevar sombreros de ala ancha, que ocultaban los rostros, arrojar los excrementos a las calles y otras de fuste similar. Obviamente podría haber intereses en la línea de facilitar los controles de policía, pero incluso en ese sentido, las ideas de Carlos III eran “modernas” o, cuando menos, más modernas que las ofrecidas por quienes reaccionaron violentamente y, sobre todo, por quienes instigaron las revueltas, muy probablemente, amparadas en el mencionado y secular problema de fondo: el hambre de importantes sectores de la sociedad española.
Entre unos y otros sentaron cátedra de una cultura popular —no sé con cuánto arraigo— que, años después, culminaría en la extraña "Guerra de la Independencia" y, sobre todo, en aquél “¡Vívan las caenas!” desplazado arbitrariamente por Buñuel, pero expresado en 1814, cuando los sectores reaccionarios ofrecieron la “metáfora viva” de sustituir los animales de tiro por personas, para escenificar la “petición” al Rey de que suprimiera la Constitución de 1812; para importantes sectores dela población española aquella manera de entender la acción política, la derivada de las revoluciones burguesas y que anticipaba el Liberalismo, no sintonizaba bien con “nuestras costumbres”, secularmente bloqueadas por los intereses de la Iglesia y de la Aristocracia.
Supongo que el profesor Monedero ha basado la reacción en lo que, a mi juicio, es la parte más superficial de aquel acontecimiento: los manifiestos para que desaparecieran de los puestos de mayor influencia política los personajes no españoles... Obviamene, quienes acabaron ocupándolos no fueron, precisamente, personas preocupadas especialmente por los intereses de "las clases trabajadoras".
Puerta del Sol, mayo de 2011 |
Aunque fueran muchos quienes en los territorios políticos convencionales, discutían la Constitución de 1978, en el 15M los objetivos iniciales eran infinitamente más sencillos y estaban orientados en la dirección de las transformaciones que el sistema capitalista había movilizado a partir de los objetivos de globalización. Nadie reivindicaba recuperar costumbres viejas ni recuperar el régimen franquista, sino plantear un marco político que nos homologara con los países del entorno inmediato, que aplicara estrictamente la Constitución del 1978, progresivamente degradada por el desarrollo de un práctica política y normativa hipotecada brutalmente por los poderes dominantes; el lema fue: "¡Democracia real ya!". Y lo hicieron mediante vehículos de comunicación nuevos, que suponían un cambio muy relevante en la forma de difundir ideas y que además definían un marco de acción política horizontal, hasta entonces inimaginable. Es significativo que fuera Carlos Taibo, también profesor de Políticas pero de la Autónoma y de inclinaciones anarquistas, quien asumiera cierto protagonismo a la hora de sistematizar los objetivos del evento.
En suma, el paralelismo o la similitud entre el motín de Esquilache sólo se puede percibir desde una concepción cíclica de la Historia, poco acorde con la dinámica irreversible de los sistemas culturales. Forzando los términos, acaso pudiéramos hablar de un "factor" común, las necesidades económicas en ambos casos, pero con tantas diferencias como las determinadas entre el supuesto "Estado visigodo" y las formas de Estado posteriores a la Revolución Francesa.
Desde ello y teniendo en cuenta la inteligencia del profesor Monedero, me brota la duda de si no pretendería reconstruir la historia del 15M en función de su particular manera de entender el universo político español, como se viene haciendo en España desde tiempo inmemorial. Con voluntad maliciosa, la lectura de ese párrafo propone conclusiones poco lisonjeras para la imagen del profesor Monedero y, desde luego, para la imagen de sus propuestas políticas... Sin ellas, bajo el prisma conciliador del juicio conformista aparecería otro "error de estrategia" que podría costar a Podemos el escepticismo crítico de quienes protagonizaron aquellas jornadas.
Puerta del Sol, mayo 2011 |
"La opinión pública es tornadiza", decía "el ministro" de La naranja mecánica (Kubrick, 1971) y aunque ha llovido mucho desde entonces, ya era notorio la facilidad de mover los juicios sociológicamente relevantes, que se traducen en partidos con representación parlamentaria, en una dirección o en otra. Y eso que hace cuarenta años apenas era imaginable que los medios, en su capacidad de modelar conciencias,"funcionaran" como funcionan ahora...
En la carta de despedida el profesor Monedero incluía tres renglones significativos:
(...) "En política, nunca he sentido tanta seguridad como cuando él está cerca, cuidando siempre a todos los que estamos en esta pelea. Quien no entienda esto no entenderá por qué Pablo Iglesias tiene el mandato de gobernar nuestro país. Hoy mismo seguimos en esta pelea (...)."
¿Pablo Iglesias “tiene el mandato de gobernar nuestro país”? ¿De quién? ¿Cuándo? ¡Cuánto optimismo! Mucho me temo que las circunstancias propias del “actual sistema democrático español” no están a favor de una expresión de intenciones tan poco realista. Asumiendo las excepcionales capacidades del profesor Iglesias, no puedo creer en la sinceridad de una puesta tan disparatada, más propia de una carta de recomendación de esas que firmamos con frecuencia en la universidad para presentar a un alumno brillante. Es obvio que el éxito de Podemos en las elecciones europeas y las expectativas que se están manejando respecto de las próximas convocatorias, tienen relación con las cualidades personales de Pablo Iglesias, pero quien no haya percibido la relación de ese éxito con la estrategia de una cadena de televisión empeñada en conseguir espectáculo con el asunto político ("debates" e "información") y, por supuesto, ofreciendo carnaza a los sectores "de izquierdas", está ciego.
Desde hace tiempo, la competencia entre el grupo Atresmedia y Mediaset, se ha materializado en dos frentes del mercado publicitario: el territorio mayoritario, donde compiten Telecinco y Antena 3 (con La 1), para hacerse con la parte más substanciosa de un sector de la audiencia (¿de la población?) próximo al 50 %; y el dedicado a los sectores "progresistas", donde pelean Cuatro y La Sexta, por una porción mucho menor, próximo al 20 %, ese porcentaje definido con insistencia por los estudios del CIS, que no digieren bien los programas de "entretenimiento y cotilleo", por decirlo sin acritud. Desde la entidad de ambos universos, no es difícil establecer el sentido real, sociológicamente hablando, del éxito mediático de Pablo Iglesias, al potenciar el crecimiento de una cadena dirigida a quienes se pueden sentir molestos por el actual desarrollo político español.
Imagen tomada de La Guarida de bizzentte |
El asunto se ha visto con claridad en la reacción de la propia cadena, al observar los resultados de las elecciones europeas y las expectativas de voto —más o menos manipuladas—, que ofrecían hace unos meses para Podemos una cuota muy superior a la conseguida hasta entonces por los partidos políticos "de izquierdas". A partir de ese momento, con la excepción de algún programa concreto, la Sexta ofreció la misma estrategia goebbeliana que las cadenas inclinadas decididamente hacia el PP, con levísimos matices: convertir a Podemos en foco de críticas más o menos descalificantes de todos los "intervinientes" que, invariablemente, pasaban por forzar la relación con Venezuela —cuyo gobierno está categorizado en los eriales de ” lo políticamente incorrecto”— y por enfatizar cualquier “irregularidad económica” que debía convertirse en clavo ardiendo desde el que neutralizar la voluntad de luchar radicalmente contra la corrupción, que había arraigado en el contexto sociológico progresista. El mismo programa que había proporcionado púlpito a Pablo Iglesias, de la noche a la mañana, apareció con un formato de debate en el que todos los representantes políticos y, por supuesto, los periodista “de editorial” (señores Inda y Marhuenda) no hacían otra cosa que descalificar a Podemos.
Foto Ciutadans |
El objetivo era y sigue siendo obvio: bloquear la salida de votos hacia Podemos para reconducir la voluntad de los ciudadanos poco versados en asuntos políticos y descontentos con el PP y el PSOE en dirección favorable a los intereses económicos del IBEX 35. Si se desmorona el bipartidismo, aparecerá un nuevo partido para apuntalar la estabilidad institucional sin concesiones extemporáneas. Si la situación se hubiera completado con ese trípode para las posaderas de Pitia, seguramente habríamos asistido a una descalificación masiva y absoluta de los líderes de Podemos, pero...
Pero para complicar las cosas, los movimientos políticos de los últimos meses han sedimentado una "sub-situación residual" de gran trascendencia para los intereses dominantes: la implantación de Podemos en Cataluña y el País Vasco ha creado un mapa que altera radicalmente la contraposición entre "españolistas" e "independentistas" de hace tan sólo unos meses. Estoy seguro de que esta circunstancia se ha convertido en factor clave para que desde muchos sectores próximos al poder no se mire a los líderes de Podemos como lo hacen algunos personajes de la prensa más rancia. Para aquellos no son la personificación del mal, sino "sangre joven muy respetable" que deberá acomodarse a las circunstancias reales ("realpolitik") y que podría jugar un papel decisivo para solucionar uno (dos) de los problemas políticos que amenazan la estabilidad de España...
Con este nuevo factor, el crecimiento "controlado" de Podemos no sería un problema grave, porque ahora mismo, con la moderación de sus líderes y el auge de Ciudadanos, las aguas ya han retornado a su cauce para ofrecer un paisaje idílico. Y así lo reflejan los mercados: las instituciones financieras, siempre tan desconfiadas, parecen tener claro que España se mantendrá en una estabilidad política a toda prueba, contando incluso, con lo difícil que será concretar gobiernos en el futuro. La necesidad de negociar sin que existan riesgos de graves alteraciones se interpreta positivamente... porque ahora mismo Podemos no propone medidas como las de Syriza y si las propusiera no le respaldarían desde el PSOE...
Desde estas facetas y de acuerdo con las tesis manejadas por los “analistas” de mayor proyección, me pregunto si el “abandono” del profesor Monedero es una decisión coyuntural, una jugada estratégica o un cambio substancial en la estrategia de Podemos a medio y largo plazo...
Las referencias explícitas
No es difícil seguir la ideas del profesor Monedero, dada su capacidad expresiva y las abundantes publicaciones editadas, que ornan su carrera profesional y mantienen bien alimentados a sus seguidores. Sin la pretensión de acotar el germen de un tesis sobre ellas, en esta entrada me limitaré a poner el objetivo a sus propias síntesis y, más concretamente, a una parte muy concreta de la conversación mantenida con Pablo Iglesias en La Tuerca y, sobre todo, a la carta redactada para explicar las razones de su dimisión.
Según manifiesta él mismo, tiene entre sus objetivos políticos prioritarios uno relativamente desconcertante: "cambiar la forma de pensar de la gente". (Ver entrevista de La Tuerca). Es relativamente “natural” que, como profesor pretenda cambiar la forma de pensar de sus alumnos, pero como político, esa pretensión está, a mi juicio, demasiado lejos de lo que se puede y debe esperar de un político progresista del siglo XXI. Hasta ahora, la voluntad de cambiar la forma de pensar de la gente me había parecido una obsesión de otros sectores sociales y políticos, de quienes sacan beneficio de las creencias ajenas.
En la carta de despedida podíamos leer:
“Voy a volver a recuperar mis cenas con Pablo para hablar de otras cosas que no sean las exigencias de la burocracia. Lejos de las intrigas de los medios. Pablo volverá a reventarme algún capítulo de Juego de tronos que aún no habré visto y yo le voy a decir que cómo es posible que aún no haya visto la versión inglesa de House of Cards. Vamos a compartir el último libro que publique nuestro amigo Ramón Akal, va a hablarme de Perry Anderson, yo le insistiré con Boaventura de Sousa Santos. Vamos a reírnos, como hemos hecho siempre. Incluso hoy mismo que los dos estábamos rondando la tristeza por culpa de un mundo al que le falta empatía. Vamos a volver a ser los confidentes de ese otro mundo posible por el que vamos a seguir peleando. Los mercenarios querrán contar de una manera fea lo que no pueden entender. Hace mucho tiempo que renunciaron a vivir. Pablo es, además de una parte hermosísima de mi biografía, el secretario general del partido con el que voy a seguir luchando. Sabíamos que esto iba a ser difícil, que teníamos que enfrentar muchas mentiras, que el poder nunca iba a permitir sin recurrir a mil tretas que les sacáramos del Gobierno.”
Perry Anderson, foto Tor Erik H. Mathiesen, Wikipedia |
Las obras de los dos autores mencionados me parecen buenas apuestas académicas que, sin embargo, ofrecen inconvenientes en una proyección política relacionada con las demandas del 15M y, por supuesto, con lo sucedido durante los años sucesivos. Y más específicamente, me refiero a la escasa conexión que hay entre los planteamientos de ambos autores y la realidad social española, contando incluso con la indiscutible convergencia que hay entre los planteamientos de ambos y lo que es “alineación común” dentro de las élites culturales que se autocalifican como “progresistas” e, incluso, marxistas, por supuesto, innovadores. También en este caso se ponen de manifestó los fenómenos académicos ya mencionados y, en relación a ellos, los disloques que en nuestros días supone mantener de actualidad las obras de personajes como Adorno, Benjamin y, por supuesto, Lacan; todos ellos más propios de los repertorios eruditos que de los análisis del presente. Cada vez que encuentro referencias de ese tipo me acuerdo de los ensayos de Aldous Huxley, sólo recuperables como metáforas forzadas por quienes valoran su obra literaria (me incluyo apasionadamente en ese grupo) y no están dispuestos a reconocer que también los genios meten la pata de vez en cuando. Salvando algunas excepciones, las profecías (ensayísticas) de Huxley y Los textos de Lacan, Adorno y Benjamin están en el presente tan fuera de lugar como las cataplasmas para evitar infartos.
Frente a los análisis académicos "rigurosos", las exigencias de todas "las mareas" siguen estando en la línea elemental del movimiento "Democracia real ya": acabar con el lastre de la corrupción, un sistema político más inclinado hacia los intereses de la mayoría, asegurar la Sanidad y la Educación Públicas, forzar un reparto más equitativo de la riqueza global... Lo de siempre.
Al contemplar la carta, de nuevo, me brota la sospecha de si no será posible encontrar modelos de pensamiento transformador menos condicionados a los “juegos endogámicos” universitario, que han marcado buena parte de los debates “filosóficos”, “sociológicos” o, incluso, de “política de salón” durante los últimos 40 años en Occidente; demasiada gimnasia lógica...
Mucho me temo que, frene a las apariencias más superficiales ofrecidas por las zonas desarrolladas, la globalización que se ha impuesto en casi todo el mundo no ha sido capaz de borrar —ni muchísimo menos— las diferencias culturales existentes entre personas de regiones y tradiciones diferentes... Incluso es fácil observarlo en España, con sólo comparar los perfiles sociológicos de zonas como Cataluña o País Vasco con Andalucía o Extremadura. En este sentido es oportuno recordar un fragmento de Boaventura de Sousa:
“Tal como se entiende convencionalmente, la política de derechos humanos se basa en una supresión masiva de los derechos constitutivos, o ur-derechos, tal como los he denominado y que en las sociedades capitalistas existen solamente en cuanto ur-ilegalidades o ur-injusticias. Semejante política se deriva del colonialismo y no se imagina un futuro más allá del capitalismo. Es también una suerte de esperanto con dificultades para convertirse en el lenguaje cotidiano de la dignidad humana en todo el globo. En este capítulo he sentado las bases para una concepción intercultural de una política emancipadora de derechos humanos. Tal política debe basarse en dos reconstrucciones radicales. Por una parte, una reconstrucción intercultural mediante la traducción de la hermenéutica diatópica, a través de la cual una red de lenguajes nativos de emancipación mutuamente inteligibles y traducibles encuentra su camino en una política cosmopolita insurgente. Por otra parte, debe haber una reconstrucción postimperial de los derechos humanos centrada en deshacer los actos masivos de supresión constitutiva –los ur-derechos– sobre los cuales la modernidad occidental fue capaz de transformar los derechos de los vencedores en derechos universales.
Este proyecto puede sonar más bien utópico. Pero, como en una ocasión apuntó Sartre, las ideas, antes de materializarse, poseen una extraña semejanza con la utopía. Sea como fuere, lo importante es no reducir el realismo a lo que existe.”
De Sousa Santos, Boaventura, Para descolonizar Occidente. Más allá del pensamiento abismal, 2010
Boaventura de Sousa. Imagen tomada de blogdotarso |
En cuanto a la hermenéutica diatópica... Si no queremos leer a Sartori, porque puede parecernos "políticamente incorrecto", demos un paseo por cualquier país de cultura islámica para entender lo difícil que es establecer vínculos de comprensión integral y reflexiva, aunque sea sencillo asumir el trato superficial de una relación perfectamente delimitada en el tiempo y en el espacio. Acaso esté equivocado, pero tengo la sensación de que la hermenéutica diatópica acaso tenga utilidad en un museo de arte contemporáneo para apoyar aquello de las relaciones rizomáticas y, tal vez, en ambientes latinoamericanos, pero puede poco para romper las fronteras entre personas con creencias (no sólo religiosas) de armonización difícil. Seguramente se me replicará que la clave está en tener capacidad para "comprender" que las creencias están en un nivel "superficial" de la naturaleza humana... ¿Seguro? Me permito recordar tangencialmente y sin que ello suponga asumir postura alguna, el debate áspero entre Antonio Elorza y Gema Martín, ambos sumamente acreditados por sus méritos profesionales. sobre ciertos planteamientos de renovación en los países islámicos. Con frecuencia, se oye hablar a los "líderes" de Podemos que además de tener en cuenta con los debates asamblearios (de los "círculos"), consultarán con "los expertos"... En este caso concreto, ¿a qué experto acudir, al señor Elorza o a la señora Martín?
Desde el prestigio reconocido al profesor Monedero, el dilema sería simple: el “experto más adecuado” sería aquel que mejor sintonizara con las ideas de Boaventura de Sousa que, frente al "problema islámico" o, incluso, frente a la heterogenidad social de España, este asunto me parece tan fuera de lugar como un pedo en la presentación de una tesis doctoral: podría ser una anécdota graciosa, que aprovechara algún imitador de Ingmar Bergman, pero...
Por desgracia, en España, por el enraizamiento de las estructuras endogámicas, es muy difícil —por no decir imposible— conectar con “expertos” cuyos intereses profesionales caminen en la dirección de los intereses generales o, incluso, en la del "conocimiento objetivo", si se me permite la broma en los arrabales de la filosofía del conocimiento, entre otras razones, porque los debates y, en especial, los que llegan a los medios de comunicación no suelen plantearse con voluntad de contrastación; existen demasiados condicionantes que lo impiden.
¿El amor como instrumento político?
En el párrafo de despedida, el profesor Monedero intercalaba dos renglones memorables, que pusieron en sinfonía dantesca mis neuronas, seguramente, porque no manejo en primera instancia las mismas referencias que él:
"(...) Y que ladren los que han perdido la capacidad de entender lo que significa la amistad. Seguimos creyendo, eso significa Podemos, que sin amor no se puede hacer política (...)."
¿Debemos creer “que sin amor no se puede hacer política”? Me es imposible describir sin intercalar juicios de intenciones ni sesgos especialmente agrios lo que me induce la asociación entre dos palabras con tanta carga semántica en la tradición política española: "amor" y "política" casan mal… salvo que convirtamos la acción política en un juego íntimo, endogámico… Al leerlo desde mis circunstancias de estos díass, me acordé en primer lugar de El Conformista (1970), de Bertolucci y de varias secuencias memorables, en las que se manifiesta mucho "amor", en una variedad interesante de acepciones: cuando, al salir del hotel d'Orsay, le cantan al protagonista la Internacional entre violetas de Parma; cuando la esposa del profesor Quadri ofrece su amor a quien tenía la misión de matarle; y el "amoroso" abrazo colectivo que anticipa la última secuencia de los lobos, que no describiré con más detalle por no molestar a quienes no la hayan visto
Supongo que la frase alude al libro de Martha C. Nussbaum Political Emotions. Why Love Matters for Justice, publicado en 2013, que enfatiza la importancia de las emociones en las relaciones políticas, tal y como acreditaron Lincoln, Gandhi o Martin Luther King; pero si fuera esa la intención, pensando en lectores ajenos a su magisterio, acaso hubiera sido más práctico recurrir a ejemplos más próximos, incluso aunque ello supusiera cierta imprecisión...
En segunda instancia, pensé en el elan vital de Bergson, en la idea afín de Deleuze... o incluso al orgón de Reich, "conceptos" todos muy socorridos en ambientes posmodernos, y hasta durante una fracción de segundo cruzo mi mente la posibilidad de que fuera una alusión al "año jubilar teresiano", en concordancia con las alabanzas al actual Papa de ciertos sectores progresistas latinoamericanos...
Martha C. Nussbaum recibe el Premio Príncipe de Asturias en 2012. Foto Casa Real |
Las elecciones de 2011 ofrecieron un perfil sociopolítico que seguramente no variará mucho en las próximas elecciones y que, asumiendo la movilización de una parte importante de la abstención "activa" y lo que indican las encuestas "fiables", podría acercar al siguiente reparto: PP, 31 %; PSOE, 20 %; Podemos + IU, 22 %; Ciudadanos, 15 %. Con una línea "más moderada" que lo aleje de las esencias asamblearias e intentara triunfar entre los votantes del PSOE, en un futuro, no creo que pudieran llegar al 30 %, salvo cataclismo en el PSOE, inimaginable, de momento, por sus múltiples vínculos con los intereses dominantes. Dicho de otro modo: en el mejor de los casos, incluso, con optimismo desbordado, contando con un Pedro Sánchez o una Susana Díaz más torpes de lo ya acreditado y con el perfil sociocultural español, Podemos podría reunir alrededor de 100 diputados, insuficientes para influir de modo significativo en el gobierno, si tenemos en cuenta que el bloque "de la casta" mantendría alrededor de 200. En el peor de los casos, Podemos podría quedar en los alrededores el 10 % de los votos sin conseguir otra cosa que sacar del tablero político a IU, paradójica o "parajódicamente"...
Obviamente, el sistema capitalista se transformará en un sistema de producción nuevo —en España, dada nuestra peculiar idiosincrasia, lo impondrá la evolución histórica, por supuesto, con retraso—, pero mucho antes pasará a la historia la "esencia asamblearia" de Podemos. En todo caso, de momento y mientras la situación no sea catastrófica, serán sociológicamente poco relevantes los que apuesten por una transformación radical, por mucho que sean mayoría quienes así piensen en ciertos círculos, en buena parte de los despachos universitarios o de los museos de arte contemporáneo; lugares, todos ellos, escasamente conectados con la realidad. Y reconozco que esa falta de sincronía refuerza la tesis, esgrimida por algún pensador independiente, de que muchas propuestas del "Podemos original" parecen más propias de ambientes pijos de barniz progresista que de quienes han de buscarse la vida para pagar el recibo de la hipoteca todos los meses. Me estoy imaginando a un fontanero inteligente y pragmático, de esos que aparecen cuando tenemos una avería y llamamos a cualquier teléfono proporcionado por un amiguete; de esos que cuando llegan a casa se enteran de las últimas andanzas de Belén Esteban y que está muy preocupado por lo que sucederá en el próximo encuentro del Real Madrid o del Barça, ante el discurso de Boaventura De Sousa Santos y me cuesta aguantar la carcajada triste. De momento, en España son muchos más numerosos quienes se movilizan mediante estructuras de motivación primarias tipo "fútbol" o de "entretenimiento y cotilleo", que quienes responden a las argumentaciones del señor Monedero; y los primeros son fáciles de manipular, incluso, aunque sean muy inteligentes porque en su "pasividad" nunca estarán "bien informados"; no "lo necesitan" para mantenerse en equilibrio psicológico.
¿La marginación del profesor Monedero desmovilizará a los abstencionistas activos? Estoy seguro de que serán numerosos quienes se hayan sentido defraudados por su decisión, pero acaso también lo sean quienes piensen que, por sus especiales circunstancias profesionales y "financieras", se había convertido en un flanco débil, demasiado vulnerable. Y aún los habrá que juzguen su decisión una buena idea estratégica, que libere a Podemos de utopías demasiado "académicas"... Quienes hayan llegada hasta aquí sabrán en qué grupo me incluyo, porque no negaré mis simpatías electorales por Podemos, en su planteamiento inicial y aún en el nuevo “más moderado”; al menos, de momento. Tal y como ya he indicado en alguna ocasión, entiendo que a quienes lo gestionan les faltan muchas millas náuticas y, sobre todo, concretar con mayor sencillez, claridad y verosimilitud propuestas de progreso real, que seguramente son más difíciles de aplicar de lo imaginable desde un despacho universitario.... Y enredarse en análisis elaborados mediante metáforas ayuda poco en esa dirección.
Pero sea como fuere, existen varios factores que, en su propia materialidad, justifican sobradamente un aplauso a Podemos (incluyendo al profesor Monedero, por supuesto) y al mecanismo movilizado hasta ahora por ese grupo de profesores universitarios de la Complutense, que ya, sin mayores aventuras, han conseguido resultados elogiables y espectaculares:
- La agitación canalizada mediante los medios de comunicación seguramente catalizará el reajuste que necesita una “democracia otorgada”, hasta ahora demasiado condicionada por los intereses continuistas del desarrollo político de los últimos cuarenta años.
- Los acontecimientos de los últimos días ponen de manifiesto que los partidos tradicionales pierden el culo por no quedar demasiado lejos de las propuestas de Podemos.
- Muy probablemente, la agitación mencionada supondrá un revulsivo que afectará a quienes, hastiados de tanto mangoneo, permanecían en el limbo de la abstención y ello culminará en un mapa electoral más cercano a la realidad sociológica española que la reflejada por el actual Parlamanto..
- Han generado un terremoto político que, según parece, acabará renovando la acción política, seguramente para bien; sería hacerlo peor que hasta ahora.
Naturalmente, del breve y arenoso análisis ofrecido en esta entrada también se pueden deducir posibles inconvenientes que el lector ya habrá imaginado... pero hoy no me apetece afrontarlos...Hay más días que longanizas y esta entrada, a pesar de su brevedad, ya es demasiado extensa.
Sintetizando... Muy probablemente la marginación del profesor Monedero sirva para desmovilizar a una parte del electorado, pero no para acallar la coletilla “Venezuela”, que con total seguridad, seguirá sonando; ni que “Monedero es el Bárcenas de Podemos"; y seguro que los “acreditados profesionales” de ciertos medios enseguida encontrarán “argumentos” del mismo tipo o con calado aún más agresivo a partir de cualquier excusa, a no ser que "alguien" les ordene callar... para favorecer el crecimiento de Podemos en Cataluña y País Vasco. Sería divertido que los magnates del IBEX35 estuvieran moviendo hilos en favor de un Podemos moderado y fuerte como fórmula para garantizar la estabilidad de una estructura que se tambalea desde la periferia. Desde estas consideraciones, rompe mi mente el fogonazo tópico con entidad cíclica y paradójica:
"Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi".
Jamás me habían sonado con tanto lirismo, tanta solemnidad y tanta clarividencia las palabras de Giuseppe Tomasi di Lampedusa y por eso me permito la pedantería pueril de citarlas en italiano, pero en España el menor cambio puede significar mucho.
Y por jugar a las paradojas, para finalizar me sumo a los juegos cíclicos estériles, recordando los pasquines que acreditaron en cierta ocasión la protesta de los comuneros ante Carlos I:
«Tú, tierra de Castilla, muy desgraciada y maldita eres al sufrir que un tan noble reino como eres, sea gobernado por quienes no te tienen amor»
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