El debate nace de una publicación (Vincent van Gogh. Le brouillard d’Arles, carnet retrouvé) sobre el conjunto de dibujos que aparecieron milagrosamente sobre un antiguo libro de contabilidad. Al parecer, serían obras realizadas en Arlés entre febrero de 1888 y mayo de 1890, según el juicio de Bogomila Welsh-Ovcharov, historiadora del arte canadiense, que certifica la autenticidad. Sin embargo, el Museo van Gogh no reconoce esa peritación, argumentando razones que parecen sensatas.
El asunto recuerda las peripecias de Elmyr de Hory, aquel pintor húngaro que fue capaz de imitar o reproducir el estilo de algunos artistas muy cotizados de la "modernidad", y sobre el que Orson Welles hizo una película inolvidable (F for Fake, 1974).
Un debate más, que se añade a la larga y velada serie de disputas que han movilizado las obras de un pintor que, también "milagrosamente", murió loco y arruinado, aunque sus obras enseguida alcanzaron cotizaciones asombrosas. Vincent van Gogh tuvo la desgracia de no sobrevivir al momento en el que los historiadores del arte "se dieron cuenta" de que su obra tenía una proyección muy relevante en el desarrollo de las Vanguardias Históricas...
Sea como fuere, el negocio está asegurado para la editorial y para quienes tengan agilidad para mover el dinero con inteligencia. Pero estoy seguro de que, como sucedió con las esculturas de Degas, aparecerán más dibujos "milagrosos" y de que los "expertos" —ya sean reales o forzados— en van Gogh tardarán muchos años en ponerse de acuerdo, porque hay demasiados intereses involucrados.
¿Quién dijo que el arte es esencialmente inútil?
El asunto recuerda las peripecias de Elmyr de Hory, aquel pintor húngaro que fue capaz de imitar o reproducir el estilo de algunos artistas muy cotizados de la "modernidad", y sobre el que Orson Welles hizo una película inolvidable (F for Fake, 1974).
Un debate más, que se añade a la larga y velada serie de disputas que han movilizado las obras de un pintor que, también "milagrosamente", murió loco y arruinado, aunque sus obras enseguida alcanzaron cotizaciones asombrosas. Vincent van Gogh tuvo la desgracia de no sobrevivir al momento en el que los historiadores del arte "se dieron cuenta" de que su obra tenía una proyección muy relevante en el desarrollo de las Vanguardias Históricas...
Sea como fuere, el negocio está asegurado para la editorial y para quienes tengan agilidad para mover el dinero con inteligencia. Pero estoy seguro de que, como sucedió con las esculturas de Degas, aparecerán más dibujos "milagrosos" y de que los "expertos" —ya sean reales o forzados— en van Gogh tardarán muchos años en ponerse de acuerdo, porque hay demasiados intereses involucrados.
¿Quién dijo que el arte es esencialmente inútil?
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