Por Laura Madrid
Hace unos meses fue noticia la venta de una obra de arte llamada “Aire Fresco”, por la que su compradora, Aimee Davidson, pagó la friolera de 10.000 dólares. La instalación no existe físicamente, simplemente la tienes que imaginar. El único justificante de su existencia consiste en una tarjeta con su descripción y un certificado de autenticidad.
El aire que estás comprando es como un tanque con una cantidad ilimitada de oxígeno. Donde quiera que estés siempre podrás respirar el aire más delicioso y puro que la tierra puede producir. Cada respiro te da una paz infinita y salud. Puedes llevar esta obra de arte siempre contigo porque así donde quiera que estés podrás imaginarte respirando el aire más limpio de la cima de las montañas, campos o del océano.
Ésta es sólo una de las obras que forman parte del proyecto puesto en marcha por el Museo del Arte No Visible (MONA), en el que han colaborado el colectivo Praxis (Brainard y Delia Carey) y el actor James Franco.
Otras obras curiosas que el museo puso a la venta fueron: un huevo de pascua de 2,5 toneladas, el dibujo de un mapa hecho de polvo de 40 x40 metros , así como una escultura hecha con pelos de peluca, todo invisible, por supuesto.
Según la web del propio museo, el MONA se ha creado para recordarnos que vivimos en dos mundos a la vez: el mundo físico, formado por todo aquello que vemos y que es tangible y el mundo no visible, del pensamiento, compuesto únicamente por ideas. El Museo no Visible nos invita a abrir los ojos a un mundo paralelo al que estamos acostumbrados, un mundo intangible construido por imágenes y palabras, que no es visible, pero sí real y que también está a la venta.
Añaden que comprar estas obras tiene las mismas ventajas que comprar cualquier otra obra: se pueden revender, se pueden exponer en otros lugares e incluso prestársela al colectivo Praxis para su exhibición junto a otras obras intangibles.
Y pienso yo, partiendo de la misma base, bien podríamos comprar entonces una de estas obras sin entregar ni un céntimo argumentando que estamos pagando con dinero imaginario, ¿no?
A decir verdad, a mí se me plantea un dilema, mi parte artística reconoce que se trata de una genialidad, pues el autor ha conseguido llevar el arte conceptual al extremo, cumpliendo el principio de obtener el máximo beneficio con el mínimo trabajo y el mínimo coste. De hecho, artistas como Yves Klein ya explotaron esa idea realizando diversas exposiciones de “vacíos”, en las que lo único que mostraba era “huecos sensibilizadores”.
La única duda que se me plantea es la siguiente ¿qué ocurre si lo que imagina el comprador no se corresponde con la obra creada en la mente del artista? En ese caso, ¿qué obra estaría comprando?…Analizándolo despacio podríamos considerarlo una ventaja, porque el autor podría vender una y otra vez la misma obra sin que realmente lo fuera ya que se convertiría en única cada vez que la comprase una persona distinta. Admitamos entonces que, una parte importante de ese proceso sería el comprador, ya que se le necesitaría para completar la obra.
Sin embargo, mi parte escéptica y racional se siente indignada ante tal despilfarro en la compra de…nada. La compradora de “Aire Fresco” afirma "apoyar el arte que está naciendo en las redes sociales"... “patá” en la boca le daba yo a la compradora…
Para que luego digamos que no se puede vivir del aire…
El aire que estás comprando es como un tanque con una cantidad ilimitada de oxígeno. Donde quiera que estés siempre podrás respirar el aire más delicioso y puro que la tierra puede producir. Cada respiro te da una paz infinita y salud. Puedes llevar esta obra de arte siempre contigo porque así donde quiera que estés podrás imaginarte respirando el aire más limpio de la cima de las montañas, campos o del océano.
Otras obras curiosas que el museo puso a la venta fueron: un huevo de pascua de 2,5 toneladas, el dibujo de un mapa hecho de polvo de 40 x
Según la web del propio museo, el MONA se ha creado para recordarnos que vivimos en dos mundos a la vez: el mundo físico, formado por todo aquello que vemos y que es tangible y el mundo no visible, del pensamiento, compuesto únicamente por ideas. El Museo no Visible nos invita a abrir los ojos a un mundo paralelo al que estamos acostumbrados, un mundo intangible construido por imágenes y palabras, que no es visible, pero sí real y que también está a la venta.
Añaden que comprar estas obras tiene las mismas ventajas que comprar cualquier otra obra: se pueden revender, se pueden exponer en otros lugares e incluso prestársela al colectivo Praxis para su exhibición junto a otras obras intangibles.
Y pienso yo, partiendo de la misma base, bien podríamos comprar entonces una de estas obras sin entregar ni un céntimo argumentando que estamos pagando con dinero imaginario, ¿no?
A decir verdad, a mí se me plantea un dilema, mi parte artística reconoce que se trata de una genialidad, pues el autor ha conseguido llevar el arte conceptual al extremo, cumpliendo el principio de obtener el máximo beneficio con el mínimo trabajo y el mínimo coste. De hecho, artistas como Yves Klein ya explotaron esa idea realizando diversas exposiciones de “vacíos”, en las que lo único que mostraba era “huecos sensibilizadores”.
La única duda que se me plantea es la siguiente ¿qué ocurre si lo que imagina el comprador no se corresponde con la obra creada en la mente del artista? En ese caso, ¿qué obra estaría comprando?…Analizándolo despacio podríamos considerarlo una ventaja, porque el autor podría vender una y otra vez la misma obra sin que realmente lo fuera ya que se convertiría en única cada vez que la comprase una persona distinta. Admitamos entonces que, una parte importante de ese proceso sería el comprador, ya que se le necesitaría para completar la obra.
Sin embargo, mi parte escéptica y racional se siente indignada ante tal despilfarro en la compra de…nada. La compradora de “Aire Fresco” afirma "apoyar el arte que está naciendo en las redes sociales"... “patá” en la boca le daba yo a la compradora…
Para que luego digamos que no se puede vivir del aire…
Puede ser una idea muy ingeniosa pero sinceramente creo que se queda ahi, no lo veo como arte. Y me parece increible que alguien pague ese dineral por algo que no sabes muy bien que es porque solo te lo puedes imaginar y que, como bien dices, no sabes si coincide con la idea original.
ResponderEliminarvamos, que debo de estar muy anticuada yo...
Ya la cosa se nos esta yendo de las manos... No se puede llamar arte a nada. Porque siguiendo con esta idea este cuatrimestre en escultura voy a presentar mi obra titulada "luz solar", a ver con que cara se me queda mirando la profesora; una matrícula me debería poner.
ResponderEliminarPero anda que como llueva ese día a ver con que cara me quedo...
Ya la cosa se nos esta yendo de las manos... No se puede llamar arte a nada. Porque siguiendo con esta idea este cuatrimestre en escultura voy a presentar mi obra titulada "luz solar", a ver con que cara se me queda mirando la profesora; una matrícula me debería poner.
ResponderEliminarPero anda que como llueva ese día a ver con que cara me quedo...