(En esta entrada apareció por error un "borrador de trabajo" el 13.12.16)
El título podría parecer el de una comedia de ciencia ficción para niños, tipo El profesor chiflado, pero no, en este caso no van por ahí los tiros; excepcionalmente, esta entrada pretende dar cierta continuidad a otra, publicada hace unos días sobre Insolación; en ella incluía algunas circunstancias relacionadas con el momento cultural europeo de la segunda mitad del siglo XIX, a la sazón y desde lo específicamente español, polarizado por las referencias francesas; faltaba en ella enfatizar las posibles aportaciones británicas, derivadas muy especialmente de las observaciones de Darwin y perfectamente integradas en los sectores más activos de las sociedades europeas. Y tal vez, debiera haberme extendido algo más en ese aspecto... pasando por alto sus "reflexiones científicas contra el darwinismo". En La cuestión palpitante, la escritora gallega se apoyaba en el "criterio de autoridad" de Zola para discutir el "cientifismo" de las hipótesis de Darwin. Así andaban las cosas por una España casi tan yerma entonces como ahora.
Por fortuna, el asunto es diferente en el caso de Edvard Munch, que también "está de moda" en Madrid durante estos días por la iniciativa de una institución cuyo nombre prefiero no mencionar por no dañar los circuitos de mi ordenador. También él, como tantas personas del mundo desarrollado, se preocupó especialmente por los avances "científicos" de un momento en el que, precisamente, el término "ciencia" estaba a punto de perder las comillas.
Munch, retrato de Strindberg, 1892 |
Desde las apreciaciones de Robert Michael Brain, parece claro que Edvard Munch y algunos amigos relevantes de su entorno, entre los que destacaba August Strindberg, a quien le unió estrecha amistad, fueron especialmente receptivos a esas teorías y también a las derivaciones de ellas, que con las limitaciones del momento, sirvieron para construir un "mapa" nuevo sobre el desarrollo de la vida. En ese ambiente se abrió paso una idea, substanciada en torno a un término que aglutinaba las intuiciones derivadas de los nuevos conocimientos. Me refiero al término "protoplasma", que hoy se aplica a ciertos componentes celulares pero que, durante el siglo XIX y por la acción de personajes como Jan Evangelista Purkyně, Robert Remak y Thomas Henry Huxley, adquirió una difusión notable en los foros públicos, en coordenadas no siempre armónicas con el desarrollo del conocimiento. Mediante ese término se pretendía describir los flujos de "materia" (moléculas, células, etc.) que supone el desarrollo de los procesos vitales. Si una planta extrae nutrientes de la tierra para transformarlos en hojas, flores y frutos, se estarían desarrollando flujos protospláticos; y lo mismo cuando se materializaba la acción reproductora entre los animales y entre las personas...
Thomas Henry Huxley |
"En mi arte trato de explicarme la vida y su significado" (Munch)
Personalidades como Strindberg y Munch, yuxtapusieron ese factor con otro que empezaba a manifestarse también con claridad a medida que progresaba la capacidad para observar con frialdad los fenómenos humanos: la superioridad sexual de la mujer, que acabará siendo lugar común durante los años sucesivos y, muy especialmente, con el desarrollo de las ideas freudianas. Así lo hizo Strindberg, por ejemplo, en Los acreedores y Munch en muchas de sus obras y, muy especialmente, en las que podrían interpretarse en sintonía con aquella (las series tituladas de "vampiras", no sé si con mucha precisión, y las dedicadas a los celos). La obra de teatro se construye sobre una venganza desencadenada por un proceso de "succión" de un hombre por parte de una mujer, que supuestamente se habría apoderado de su vitalidad física y también de sus capacidades personales y profesionales. Con machaconería, obsesivamente, Munch representará la misma idea de Los acreedores mediante dos fórmulas: un hombre en primer plano mira hacia el espectador en compañía de los amantes representados, en ocasiones, "a cierta distancia" y la agrupaciones de hombre y mujer abrazados como si ella le estuviera succionando la sangre.Celos, 1895 |
Desde las pinturas de Munch y con la referencia mencionada de Strindberg, la segunda fórmula puede interpretarse en un sentido matizadamente distinto a lo que implica el término "vampiro". No creo que las mujeres representadas por Munch se estén alimentando de la sangre de sus víctimas; la situación es más compleja y dramática: es más factible interpretar esas composiciones como alusiones al mencionado traspaso de flujos protoplasmáticos, en un proceso que implicaría la alteración de la naturaleza de ambos y, ante todo, pérdida de vitalidad del hombre en beneficio de la mujer. Así, pues, se estaría representado a la mujer como a un ser dotado por la Naturaleza de cualidades dramáticas en cierto modo comparables a las de algunos insectos, conocidos por su canibalismo sexual desde los tiempos de Darwin. En suma, sería más propio evaluar a estas mujeres como "mantis religiosas" que como "vampiras", sobre todo si tenemos en cuenta que la difusión de la idea de "vampira", según la fórmula de Bram Stoker es posterior, puesto que su obra se publicó en 1897, cuando Munch ya había realizado varias obras de esa modalidad. Cabría pensar en que Munch se hiciera eco de las tradiciones europeas en las que se inspiró el escritor irlandés, pero no creo que las mujeres de Munch, tantas veces representadas en su ciclo vital, puedan interpretarse como "muertas" que necesitan la sangre humana para recuperar la vida.
"Vampiro", 1895 |
Si unimos a estas circunstancias la difusión de las corrientes teosóficas, que acaso le sirvieran para canalizar los traumas asumidos durante la infancia, entenderemos mejor los universos representativos de Munch, los planteamientos literarios de Strindberg y los de otros muchos creadores. Nos hallamos ante una nueva mentalidad, heredera del materialismo asociado a un cientifismo incipiente que otorga carácter "protoplasmático" a lo que, hasta entonces, se había considerado espiritual; y con ello nace una forma nueva de entender "lo espiritual", progresivamente desvinculada de la tradición cristiana, pero atenta a los viejos postulados idealista y panteístas, revitalizados mediante las "aportaciones orientales". En suma, empezamos a contemplarnos a nosotros mismos como seres íntimamente vinculados a los procesos naturales... Aparece, en suma, una forma asimismo nueva de entender la relación entre las personas y la naturaleza que, en cierto modo, llegará hasta nuestros días.
El baile de la vida, 1899-1900 |
"Mi arte es una confesión voluntaria y un intento de explicarme a mí mismo mi relación con la vida; es por tanto, un gesto de egoísmo, pero tengo la esperanza de que ello pueda ayudar a otros a alcanzar la claridad"
Pubertad, 1894-95 |
Madonna, 1894 |
Es tentador relacionar esa manera de entender la naturaleza femenina con el cine de Alfred Hitchcock (1899-1980), acaso uno de los últimos creadores misóginos de cierta notoriedad, que fundió algunas de las ideas mencionadas con las aportaciones de Sigmund Freud. En sus películas es frecuente que aparezcan personajes femeninos maléficos, capaces de aniquilar a sus parejas como lo pudieran hacer la Tecla de Strindberg o las "vampiras" de Munch; de hecho, casi todos los personajes femeninos podrían relacionarse con los tres tipos habitualmente representados por Munch: la mujer joven, pura e inocente, la mujer "depredadora" y la anciana. Acaso el personaje de Hitchcock más próximo con los paradigmas de Munch sea la Madeleine-Judy, protagonista de Vértigo...
Mujer, 1925 |
North by Northwest, Hitchcock, 1959 |
North by Northwest, 1959 |
Psycho, 1960 |
Las obras de arte se enriquecen considerablemente si las contemplamos contextualizadas en el ambiente cultural donde fueron creadas. Relacionar las pinturas de Munch con la asimilación de las teorías de Darwin y lo que ello supuso hace que se transformen en "mecanísmos simbólicos" con un potencial de sugerencias más interesante que si las contemplamos como meras formas. Con independencia de los desequilibrios mentales de Munch, que podrían hacernos creer en la imposibilidad de establecer una línea coherente en su periplo creativo global, lo razonable es pensar que, incluso contando con ello, dichas circunstancias influyeran en él de manera directa. Hoy sabemos que los alrededores del año 1900 marcaron un punto muy relevante en el desarrollo de la Cultura Occidental, que, de un modo u otro, aún permanece entre nuestros rasgos más significativos. Acaso el protoplasma sea una de las primeras categorías sobre las que se fue construyendo el pensamiento materialista actual, ese que, de momento, ha culminado en los bosones de Higgs.
Lo que hoy somos debe una parte relevante a la tradición grecolatina; otra a las transformaciones iniciadas en el Renacimiento y culminadas en la Ilustración y otra, asimismo cardinal, a lo sedimentado por las revoluciones industrial y científica, cuando entraron en fase de plena fructificación preliminar, allá por el 1900. Esta última corriente llegó a España tarde y acaso por ello, un personaje como Clarín se escandalizara ante un texto tan "equilibrado" como el de Pardo Bazán. ¿Qué hubiera dicho si a doña Emilia se le hubiera pasado por la cabeza hablar abiertamente de la libertad sexual que, como mujer de su tiempo, practicaba? "Lógicamente", en aquel ambiente lo "conveniente" era ofrecer imagen de modernidad vinculándose al naturalismo francés; modernidad sí, pero sin excesos. Lo "sensato" era apoyarse en Zola para manifestarse contra Darwin y, en consecuencia, desvincularse del progreso cultural activado por sus observaciones... porque chocaban con las enseñanzas de la Iglesia... Han pasado más de cien años y, en muchos aspectos, seguimos estrellándonos contra el mismo muro; si apareciera otro Picasso, se vería obligado a emigrar...
https://www.fine-arts-museum.be/nl/de-collectie/antoon-van-dyck-dronken-silenus?artist=van-dyck-antoon-1
ResponderEliminarAunque estoy absolutamente de acuerdo con tu idea de la representación de esa "mujer fatal" o "mujer mantis religiosa", he de decir que su comparación por analogía con la "vampira" es mucho anterior a Stoker. Baudelaire ya en 1857 le dedica unos versos, concretamente el poema XXXI de sus Flores del Mal para aludir a su relación con Jeanne Duval. Y de hecho el género vampírico se populariza en 1816 con el primer relato de la mano de Polidori, que vio la luz justo la misma noche que lo hizo Frankenstein.
ResponderEliminarEl mito es anterior, en efecto, pro lo que digo es:
Eliminar"no creo que las mujeres de Munch, tantas veces representadas en su ciclo vital, puedan interpretarse como "muertas" que necesitan la sangre humana para recuperar la vida.". Otra cosa es que nosotros hoy podamos interpretarlas de ese modo. La médula del problema es elegir entre si Munch está representando mujeres "especiales" o "todo tipo de mujer"