La sala Recoletos, dedicada al Impresionismo, supone el gran acontecimiento expositivo del invierno madrileño, al menos, por lo que se refiere al éxito de público. Ayer domingo, los diletantes se alineaban en una cola que daba la vuelta a la manzana hasta llegar al teatro María Guerrero… Por fortuna, la página web es bastante buena.
A la vista del panorama, para probar a Job, y como miles de madrileños, decidimos cambiar nuestro programa de actividades culturales y pusimos rumbo al Reina Sofía, donde se podía pasear con tranquilidad, a pesar, incluso, de la carencia de indicaciones (seguramente por limitaciones presupuestarias) y del despiste general de los visitantes…
Hace unos días un amigo me hablaba de lo difícil que puede llegar a ser prever los gustos del público en materia estética… Mi juicio es que, por el contrario, prever los gustos del público, en acotación genérica, es muy fácil, demasiado fácil. A pesar de todo lo que ha llovido desde que abrieron las puertas de los primeros museos dedicados a las vanguardias estéticas y salvando algunos casos míticos o cuasi-religiosos (El Guernica, por ejemplo), al público genérico occidental le siguen gustando las obras de arte que ofrecen, antes que nada, imágenes “bellas”, es decir, obras organizadas y compuestas según criterios perceptivos de agrado: miméticas (verosímiles), armonizadas en forma y color, ordenadas … y si es posible, que ofrezcan temáticas amables, gratas de contemplar.
Si el director del Reina Sofía desea incrementar la cifra de visitantes, lo tiene fácil: organice exposiciones de los pintores académicos españoles de principios del siglo XX. Con exposiciones como las actuales, acudirán pocos visitantes los días de pago, y los domingos, el repertorio sociológico habitual: jóvenes de formación universitaria (españoles y extranjeros), unos pocos adultos de mayor edad y un puñado de niños (menores de 12 años) conducidos por sus padres progres con la pretensión de crear en ellos interés por el arte contemporáneo… Naturalmente, esos niños perderán tan noble actitud en cuanto comiencen a ser independientes y, acaso regresen, acabados los estudios universitarios… si no les da por el fútbol o por artes más prosaicas.
Las exposiciones actuales, sin ser excepcionales, tienen cierto interés... por supuesto, entendiendo el arte como un proceso de evolución determinado desde los lugares que lo protagonizan. La de León Ferrari y Mira Schendel, procedente directamente del MOMA, acredita elocuentemente esa dependencia... al margen de su interés objetivo, a mi juicio, bastante alto.La exposición dedicada a los Encuentros de Pamplona 72: Fin de fiesta del arte experimental... Los textos redactados al efecto enfatizan la participación de una entidad privada, pero no advierten de las relaciones que esa entidad tenía con el régimen franquista y con algunas estructuras de poder asociadas a él, para ofrecer una imagen de la sociedad española alejada de lo más obvio. Aquella "entidad privada", que se había caracterizado por ofrecer apoyo financiero a ciertos creadores de vanguardia (Oteiza), estaba acumulando capital gracias a sus vinculaciones con el Opus Dei y con los sectores políticos más próximos al general...
Si el director del Reina Sofía desea acrecentar la cifra de visitantes, preocúpese por defender “su territorio” y ofrezca obras que interesen a quienes ayer hacían cola para entrar en Mapfre-Recoletos o durante el verano pasado a las puertas del Prado: personas de edad “madura” (de 40 en adelante). La normativa legal le facilitaría las cosas, porque según el Real Decreto del 17 de marzo de 1995, es objeto del Reina todo lo realizado a partir del año 1881 (fecha del nacimiento de Picasso). Lo anterior corresponde al Museo del Prado.Si, como parece, el director valora muy relativamente la cifra de visitantes y, a costa de su homologación internacional, opta por asumir la consabida globalización estética, siga por la línea actual buscando perspectivas que acrecienten nuestra modernidad, aunque sea a riesgo de convertir a los sectores especulativos franquistas en mecenas desinteresados y a El Guernica en caballo de Troya o vocero del MOMA... o de las posibilidades turísticas de Nueva York. Ahora que el euro está fuerte, merece la pena cruzar el charco para dar un paseo por la Sexta Avenida y, de paso, comprar alguna baratija electrónica.
¿Caben soluciones conciliadoras?...
Así que yo me encuentro dentro de esos “pocos adultos de mayor edad con su puñado de niños (menores de 12 años); adultos progres con la pretensión de crear en los críos interés por el arte contemporáneo… “
ResponderEliminarPues no sé yo…
¿Qué hacer una tarde de sábado post comida familiar? Pues ir al Reina, que es gratis y no hay que sufrir colas…
Eso sí, totalmente de acuerdo con el despiste rodeando al claustro (o como se llame). Qué museo más deprimente, tanto espacio para tan poca obra… Yo llenaría los pasillos de reliquias, como en los capitolinos.
En la planta 4ª y la 3ª, estábamos prácticamente solos. Ya has visto las fotos que te he enviado por email. Eso sí. Sofía (5 años) se lo pasó en grande explicándome las pinturas y esculturas de Francesco Lo Savio, flipó bastante con las esculturas de Georges Vantongerloo, y lo pasó bien correteando por los pasillos de Ferrari y Schendel…
Violeta correteó simplemente, creo que prefiere la pintura, ja, ja… Volvió a detenerse ante un Bacon de la planta 4 (no sé por qué atravesamos parte de la permanente) y también se paró ante un par de Motherwell.
Yo, simplemente, pasé la tarde como el que pasa una mañana de domingo asistiendo a misa de 12.
¿Como a misa de 12...? Ja, ja, ja. Fenómenos cuasi-religiosos., ritos, dogmas, sacerdotes, fieles... Y el MOMA como El Vaticano.
ResponderEliminarPues a mí me llevaban de pequeña, qué pasa.
ResponderEliminarNo creo que haya soluciones conciliadoras, al menos ahora mismo. Cuando la educación pase a ser una de las grandes preocupaciones de esta sociedad, se podrá comenzar a esbozar eso de la "conciliación".
Me parece muy bien que los niños se familiaricen con los museos, sobre todo, si son de arte contemporáneo. Les abren horizontes enriquecedores desde cualquier punto de vista. Como Vera ahora, yo también tengo observado que los niños son muy receptivos al potencial estimulante de las obras "modernas"; mucho más que los adultos "descreídos" o escépticos. Es imposible que un "listillo" escéptico-crítico se detenga ante una obra sin prejuicios.
ResponderEliminar¿Listillo escéptico-crítico?¿O todo el que tenga más experiencia de la vida y sus habitantes que un niño?De todas formas, me parece interesante la relación entre el arte moderno y los niños, mucho arte moderno está relacionado con el arte del niño, marginal y primitivo, pero no me había planteado que realmente pudieran ser más capaces de comprenderlo, aunque fuera de distinta forma que un adulto o distinta de lo que pretendía el artista.
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