Valencia, ciudad de contrastes... Los alrededores de la estación, el Ayuntamiento y la Catedral, estaban llenos de gentes... Había tantas personas en el momento de la "cremá" que estuvimos cerca de sufrir los dolorosos efectos de una avalancha humana ¿Humana?... Había gentes de todas las procedencias imaginables: chinos, indonesios, japoneses, coreanos, filipinos, Indios, ingleses, africanos, americanos y europeos de todas las latitudes, australianos... seguramente, también había extraterrestres ¿En qué otro lugar podrían estar? El centro histórico de Valencia era un inmenso hormiguero con vapores etílicos. Imposible encontrar hueco en una cafetería, en un hotel, en un restaurante...
Sólo había un lugar desierto en la capital del Turia: el IVAM. Por sus salas apenas vagaban los vigilantes, impecablemente uniformados, los espíritus de unos pocos viejos maestros y las sombras de los profesionales del curriculum.
Y lo más curioso es que me sigue pareciendo un centro casi ejemplar, por lo que se refiere a la gestión de los asuntos de estética contemporánea. Y digo "casi ejemplar", porque también forma parte de los museos "fotofóbicos", aunque nada pueda esconderse a los ojos de Minerva...
Algo estamos haciendo mal, cuando el museo fallero, que también cobra 2 € por la entrada, recibe más visitas que el IVAM.
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