En un informe presentado al Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes USA, Google ha colocado a España junto a China, España, India, Pakistán, Irán, Myanmar y Etiopía, países que durante los pasados años han censurado algún blog. El redactor de El País digital advierte que ese dictamen se debe a que "Un juzgado español ordenó hace tres años el bloqueo de dos páginas de Blogspot" porque inducían a boicotear la adquisición de productos catalanes. Al redactor de la noticia y a quienes la han difundido en otros medios les parece exagerado que por un incidente aislado... ¡Las excepciones no confirman las "reglas"! Si existe una sentencia firme, aunque sea aislada, está claro que para la justicia española la libertad de expresión es una entelequia incompatible con el mismo concepto en otros lugares de nuestro entorno sociocultural. ¿Detalle insignificante? Creo que existen demasiados "detalles insignificantes" en nuestra cotidianeidad:
Hace unos días la ministra de cultura (no uso mayúsculas porque sería inadecuado) se manifestó partidaria de controlar a su arbitrio el universo virtual... Luego rectificó parcialmente, pero... Ahí sigue estando la SGAE, con sus prácticas caciquiles para bochorno de propios y extraños.
Degradación del sistema educativo, economía sumergida, precariedad laboral, más de un 20 % de paro, televisión basura, niveles de consumo cultural bajo mínimos, instituciones inclinadas siempre hacia los grupos de poder, endogamia, caciquismo...
Las brumas, de vez en cuando se abren para ofrecernos anécdotas divertidas... Una dirigente política madrileña, caracterizada por su toque castizo y su peculiar "política cultural" (recuérdese lo sucedido este año en ARCO y su discretísima apuesta por los procesos creativos), propone catalogar como Bien de Interés Cultural (BIC) las corridas de toros... Si la "autoridad estatal" entrega medallas del Mérito a las Bellas Artes a toreros, apenas tiene relevancia que dicha ley fuera concebida con finalidad en las antípodas...
El siguiente paso puede ser aún más divertido: adjudicar el mismo "título" a las cabalgatas de los Reyes Magos, a la paella, a la tortilla de patatas, a los "debates" de la 5, a las formas de relación tardo-feudales que rigen en los partidos políticos, etc. Acaso no fuera mala idea que una ley, nacida para proteger el Patrimonio Histórico Español, pero devaluada en su naturaleza por la práctica política reciente (teatro romano de Sagunto, degradación del patrimonio eclesiástico, inclumplimiento de las servidumbres sociales de las colecciones históricas en manos privadas, incapacidad para perseguir el furtivismo arqueológico, etc.), se transforme en un simple referente instrumental para leguleyos o en un recurso para políticos ambiciosos; como sucede en los países subdesarrollados.
Si nuestra clase política y sus satélites, que ya se han ganado el tercer puesto de nuestros temores colectivos (tras el paro y la situación económica), siguen por el mismo camino, empeñados en recuperar la dualidad medieval entre "señores" (hoy, "presuntos inocentes") y "vasallos" (trabajadores asalariados y pequeños empresarios) acabaremos saliendo en todas las encuestas junto a los países sociológicamente más atrasados. ¿A quién debemos responsabilizar por esta situación? Naturalmente, a la transparencia informativa, inducida por el actual grado de desarrollo tecnológico. La culpa siempre es de Mercurio. Somos feos... lapidemos al fotógrafo.
Hace unos días, en un evento profesional, un acreditado catedrático, cuyo nombre he olvidado por razones de economía psíquica, se manifestó como Sánchez Dragó en sus mejores momentos, contrario a que los jóvenes utilizaran Internet como herramienta de aproximación al conocimiento: ¡Instrumento diabólico por excelencia! Nuestra actitud ante Internet, ante los blogs como fórmula para la libertad de expresión, ante los derechos de los creadores, ante el patrimonio cultural... ¿Detalles insignificantes?
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