El Patronato del Museo Nacional Centro Reina Sofía se pronunció solemnemente sobre la inconveniencia de trasladar el Guernica a El Prado... Argumentaron lo obvio y, acaso para enfatizar su propia creatividad, han aportado un granito de arena al repertorio de chorradas celtibéricas (Celtiberia Show):
"La división entre las colecciones del Reina Sofía y del Museo del Prado, fijada en el Real Decreto 410/1995, del 17 de marzo, establece un diálogo entre el pasado, el presente y el futuro de nuestro país marcando como punto de inflexión la recuperación de las libertades democráticas.
La quiebra de este equilibrio y de este diálogo no sólo afectaría a la definición misma del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y al papel de la cultura contemporánea en la sociedad española, sino que implicaría dejar en suspenso el punto de inflexión que supuso la restauración de la democracia en nuestra historia reciente"
Este debe ser el "debate intelectual complejo" aludido por la ministra. ¡Sí señor! Cambiar las bandas cronológicas específicas de los dos museos implicaría dejar en suspenso el punto de inflexión que supuso la restauración de la democracia en nuestra historia reciente. Vamos, como si el señor Tejero (o quién realmente diera el golpe de estado) hubiera suspendido las libertades democráticas.
Me extraña que al director del Reino no se le haya ocurrido sacar partido a la situación... de modo más razonable, en beneficio de la proyección social o mediática del Reina. Se me ocurre que el señor Borja podría haber manifestado su acuerdo con la voluntad del señor Zugaza y puesto que no es posible mover El Guernica, con los mismos argumentos, solicitara trasladar definitivamente al antiguo hospital "La rendición de Breda" y "Las Meninas", De Velázquez; "Los fusilamientos del 2 de mayo", de Goya; "El retrato ecuestre de Carlos V", de Tiziano; "El Descendimiento", de Van der Weyden; "El Jardín de las Delicias", de El Bosco, y "El juicio de Paris", de Rubens. Para que el público contemplara directamente las diferencias y similitudes en todas ellas...
Y para aderezar la situación, los conserjes de el Reina continúan vigilando celosamente en la sala de El Guernica para que nadie robe el espíritu de la pintura de don Pablo... ni la estropee, porque según me explica, de nuevo, una de las celosas cuidadoras, la pintura está tan mal, que "las radiaciones infrarrojas podrían pulverizarla". En ello, en las instrucciones suministradas a los conserjes, imagino la mano del director, interesado en que su institución (¿posesivo retórico?) sea un lugar divertido, por esperpéntico.
No obstante, gracias a la capacidad estética y expresiva de don Pablo, durante las mañanas de los domingos, el Reina Sofía... en realidad, las salas próximas a El Guernica, se convierten en uno de los lugares más agradables y cosmopolitas de la capital. Por las demás vagan los espíritus de quienes murieron y mueren crucificados en sus paredes.
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