Eso parece desprenderse de la noticia difundida por Europa Press.
Deduzco que la rotura de los compromisos previos se debe a que el Gobierno Vasco pretendía alterar los tres principios innegociables de la fundación: la unidad permanente de la colección en la finca Zabalaga, la no incorporación de obras de otros autores (salvo en exposiciones temporales) y el voto de calidad de los herederos en la gestión del centro. En consecuencia, el Chillida Leku se convierte en patrimonio familiar... aunque sus miembros no impedirán el estudio a los especialistas.
Me sigue pareciendo una partida de cartas...
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