Por Martín Peño
Recientemente comentaba algún compañero que mandará obra a un concurso, consistiendo el premio para las obras premiadas y seleccionadas, su exposición. Así sin más.
Continuando la conversación le pregunté cuál iba a ser el paradero de las mismas, respondiéndome que irían a parar a los fondos de las entidades organizadoras y su visibilidad sería destinada a organizar muestras relacionadas con proyectos sociales de las propias entidades. Según lo que comentaba, las probabilidades de selección eran escasas puesto que el certamen era nacional, y en ese momento tan sólo en el apartado de pintura ya había alrededor de novecientas inscripciones. En el momento de la conversación no era del todo entendible porqué liarse con tal historia puesto que suponía dejar de lado los trabajos del curso para conseguir presentarse. Además, a tenor de lo explicado, no estaba muy claro cuál era el beneficio o interés de todo ello... La pregunta repetida varias veces fue a su vez contestada de la misma manera: “¡Hacer currículum, hacer currículum! ¡¿Te parece poco?!”
Ahondando un poco más en el asunto e intentando hacer una composición del tema, la situación se antojaba de la siguiente manera: entidades forman y engrosan patrimonio con mano de obra gratuita agradecida, que ceden su trabajo y derechos como creadores. Estos bienes y propiedades serán empleados a dar una buena imagen de cara al público promocionándose con el apoyo de las instituciones.
Aunque esto pareciese algo extraño o poco habitual, nos recordó también aquellos certámenes en los que hay que pagar para entrar a concurso de tal manera que si "pillabas" algo, era parte del dinero que se había puesto de tu inscripción y la de otros. En los casos en los que se presentan proyectos, ser premiado obliga a la materialización de la obra cubriendo los costes a partir del premio obtenido (si es en metálico) y por supuesto su cesión.
Esta conversación y lo que muestran estos ejemplos, no es tanto la evidencia de un sector precarizado; sino cómo se consigue que alguien que ha dedicado años de educación, esfuerzo, trabajo, pasta de su bolsillo, asuma y acepte estar sometido a la precariedad, abocado a tener el mínimo de oportunidades y a estar bajo un funcionamiento en el que parece poco pueda influir.
Sobre estos temas precisamente en este curso se llevaron a cabo las Jornadas Insultarte, que trataron sobre la precarización del mundo artístico. De la misma manera la plataforma X.net trata de estas cuestiones, rescato su carta de presentación: X.net es una plataforma para liberar la ciudadanía de los abusos de la SGAE y demás industrias culturales. Defendemos la neutralidad de la Red para una democracia, informacióny cultura libres. Organizamos los oXcars, el mayor show de cultura libre de todos los tiempos y el FCForum, Foro Internacional de Cultura Libre. Libertades y derechos en Red!
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