Un besugo que apesta

Mientras los medios hablan de "canfiflear" para valorar las "explicaciones" kafkianas de los políticos liberales y ultraliberales; mientras los acontecimientos de estos días, por vía del esperpento, sobrepasan la mente creadora de los hermanos Marx, del señor Berlanga o incluso, de don Luis Buñuel, El País ha conseguido documentar las aficiones estéticas del señor Bárcenas. Efectivamente, el Museo del Prado adquirió del BBVA —mediante "dación" aceptada en 20 de junio de 2006— la "Colección Naseiro", que comprendía cuarenta bodegones españoles de los siglos XVII, XVIII y XIX. Al parecer —refuerce el lector la duda— cuatro de aquellas obras son mencionadas en un " documento"  de 1984 propio de alguien con letra poco hábil —por decirlo de modo suave—, que da fe, mediante la exclusiva firma del señor Bárcenas, de la venta a Rosendo Naseiro —coleccionista muy notorio y,asimismo, involucrado en la financiación ilegal del PP— de cuatro cuadros por 255.000 pesetas. La descripción informa indirectamente de los conocimientos estéticos de quien redactó la nota o de quien la dictó y, por supuesto, de quien la firmó:

• "El primer cuadro es un besugo colgado, medidas 51 x 38 (80.000 pesetas).
• El segundo cuadro es un bodegón de dulces, con turrón, rosquillas y botella, medidas 38 x 52 (50.000 pesetas).
• Por último pareja de cuadros que son un florero de cristal con jazmines y rosas y el otro cuadro es otro florero de cristal con rosas y flor de almendro. Esta pareja mide 42 x 30 cada uno (125.000 pesetas)."

Sin más detalles; sin clasificación cronológica o cultural y sin atribución. Francamente, no parece el escrito de quien intentaba hacer un buen negocio... No creo que en la España de 1984 existiera un chamarilero que redactara documentos tan poco "comerciales" y que vendiera pintura sin hacer valer la firma, muy clara en las de asunto floral... Cuando menos, estrambótico.

De Bárcenas a Naseiro; de Naseiro al BBVA y desde éste al Museo del Prado. ¡Vaya itinerario! Con este punto de vista, ciertos "fines del Museo del Prado" recogidos por el marco legal, adquieren un perfil inquietante:

• Garantizar la protección y conservación, así como promover el enriquecimiento y mejora de los bienes del Patrimonio Histórico Español adscritos al mismo.

• (...)

• Prestar los servicios de asesoramiento, estudio, información o dictamen de carácter científico o técnico que le sean requeridos por los órganos competentes de la Administración General del Estado o que se deriven de los convenios o contratos otorgados con entidades públicas o privadas, con personas físicas, en las condiciones y con los requisitos que reglamentariamente se determinen.

Nadie interprete este comentario como reproche a una gestión museística poco cuidadosa en "lo legal"o como insidia sobre ciertas operaciones recientes, incluso aunque "la canallesca extranjera" enfatice que ciertos coleccionistas españoles compran en Suiza sin demasiados escrúpulos... No se me ocurre qué medios pudieran haber empleado los conservadores del Museo del Prado para averiguar que en las operaciones de compra-venta de la colección Naseiro, avaladas por uno de nuestros grandes e impolutos bancos,  se empleara dinero de procedencia "dudosa", pero si deseo insistir en que ellos mismos no debieran perder de vista que, en todo caso, están al servicio de todos los contribuyentes y no sólo de quienes veneran la ambición y la codicia, aunque promocionen exposiciones o financien actividades educativas.

A pesar de las flores, el besugo apesta.

Nulla aesthetica sine ethica