¿Quién puede imaginar que un campo de concentración se hubiera convertido en hotel de gran lujo? Aunque el antiguo hospital de San Marcos (León) no llegó, en escenario de atrocidades, al "nivel" de Auswitch, entre 1936 y 1940 fue "campo de concentración" donde sufrieron miles de personas por "razones" ideológicas, y, por supuesto, muchas murieron. En relación estrecha con ello, eldiario publicaba una noticia "soprendente": un turista alemán se sintió muy incómodo al advertir la oscura memoria del hotel contratado mediante una web especializada, en cuya página no había información en ese sentido. El turista alemán reclamó insistentemente y consiguió que le reintegraran lo que había pagado por el uso y disfrute de tan señalado alojamiento.
"Cuando la agencia me ofreció un reembolso por haber dormido en un campo de concentración, de nuevo nos chocó. Al principio no sabía qué hacer. Aceptarlo me parecía muy cínico. Pero mis hijos me dieron un consejo, la oportunidad de donar esa cantidad a una organización que dedicara su trabajo a la memoria histórica de los crímenes de la Guerra Civil". Wilfried buscó por Internet, localizó la web de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), cuya sede está también en la provincia de León, y les envió el dinero."
El parecer, son más sensibles a la memoria histórica española algunos alemanes que nuestras queridas autoridades, en muchos casos, enraizadas profundamente en la sociología de tiempos innombrables. Por evitar sesgos tendenciosos, debo aclarar que los gestores del parador no ocultan esa circunstancia, aunque, por razones obvias, no sea la más enfatizada. El patrimonio arquitectónico puede conservar ecos de situaciones históricas vergonzantes que, por lo general, suelen arrancar del preciso momento de su construcción. A casi nadie se le ocurre preguntar cuántas personas murieron, por ejemplo, durante la construcción del monasterio de el Escorial o durante la elevación del catedral de Chartres. La idea de arte, tal y como se entiende en amplios sectores sociales, está en las antípodas de los fenómenos históricos inquietantes; acaso por ello sea tan difícil para esos mismos sectores "entender" el arte de nuestros días...
Si invertimos el juego sociológico, teniendo en cuenta los caminos actuales de ciertas corrientes estéticas, cabría hacerse una pregunta provocadora: ¿qué sucedería si se habilitara alguna zona de Auswitch como hotel de gran lujo? Sin duda, serían legión quienes se escandalizaran e indignaran, pero seguro que no le faltaría clientela: amparados por ciertos mantras "estéticos" de nuestros días, serían numerosos quienes pagarían lo que les pidieran por pasar una día rodeados de los espíritus de quienes fueron masacrados por razones "de Estado". Y es que, como dijo el Gallo, entre quienes hacen "turismo cultural" también "hay gente pa tó".
"Cuando la agencia me ofreció un reembolso por haber dormido en un campo de concentración, de nuevo nos chocó. Al principio no sabía qué hacer. Aceptarlo me parecía muy cínico. Pero mis hijos me dieron un consejo, la oportunidad de donar esa cantidad a una organización que dedicara su trabajo a la memoria histórica de los crímenes de la Guerra Civil". Wilfried buscó por Internet, localizó la web de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), cuya sede está también en la provincia de León, y les envió el dinero."
Foto tomada de El lobo bobo |
Si invertimos el juego sociológico, teniendo en cuenta los caminos actuales de ciertas corrientes estéticas, cabría hacerse una pregunta provocadora: ¿qué sucedería si se habilitara alguna zona de Auswitch como hotel de gran lujo? Sin duda, serían legión quienes se escandalizaran e indignaran, pero seguro que no le faltaría clientela: amparados por ciertos mantras "estéticos" de nuestros días, serían numerosos quienes pagarían lo que les pidieran por pasar una día rodeados de los espíritus de quienes fueron masacrados por razones "de Estado". Y es que, como dijo el Gallo, entre quienes hacen "turismo cultural" también "hay gente pa tó".
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