Ha llovido mucho desde que se abrió el debate a propósito de el problema iconográfico recogido por Panofsly, sobre la pintura de Tiziano que conocemos con "Amor sacro, amor profano". Mucho más desde que las sufragistas entendieron la Venus del espejo como contrapunto artístico-estético de la belleza femenina real, que no sólo reside en las formas del cuerpo, sino, sobre todo, en las capacidades del espíritu... Y sin embargo, el "problema" continúa sin solución de aceptación universal porque la representación del cuerpo desnudo de una mujer activa demasiadas "cosas" (también el desnudo masculino). En esta ocasión y según indica el País, se han movilizado varias magistradas del Tribunal Supremo y dos vocales del Consejo General del Poder Judicial al ver un cartel publicitario diseñado para promocionar las jornadas de puertas abiertas del alto tribunal. En el cartel se ha reproducido una alegoría de Alcalá Galiano (1873- 1936) y, en este caso, se han argumentado razones que recuerdan las empleadas en Inglaterra hace unos años ante una situación parecida:
"Podrá ser una imagen presente en las paredes del Tribunal Supremo (y apropiada para una exposición artística), pero no parece la más adecuada para acercar la justicia a la ciudadanía si se atiende a la realidad social. Parafraseando a las artistas que denunciaron la discriminación de las mujeres en el mundo del arte, ¿la figura femenina de una mujer desnuda es la representación de la justicia? (...) Creemos que no se ha tenido en cuenta que ciudadanos o ciudadanas procedentes de otras culturas pueden verse sorprendidos por la representación de la justicia como una mujer desnuda apenas cubierta por un velo transparente, algo absolutamente alejado de la iconografía que la representa desde hace siglos en el mundo occidental”.
Foto tomada de El País |
Me pregunto si las señoras magistradas extenderán los reparos al uso de desnudos femeninos en las expresiones gráficas comerciales. Ítem más, si proveerán lo necesario para que el muy afamado Daniele da Volterra, u otros pintores castos, asexuados y convenientemente acreditados, vistan según fórmulas políticamente correctas a la Maja desnuda así como a todas las pinturas de cariz similar existentes en el Museo del Prado. Otrosí, si ordenarán revisar los edificios modernistas, ornados con figuras femeninas descocadas para evitar que los ciudadanos y ciudadanas de otras culturas puedan sentirse desconcertadas ante tanta liberalidad iconográfica...
Y por finalizar la broma que, en cualquier caso no supone menosprecio alguno, sino simple reflexión con voluntad docente, sugiero a las señoras magistradas que busquen el modo de hacer un curso rápido de Historia del Arte y de Historia de la Iconografía Occidental (cualquier libro de Panofsky les servirá), aunque sólo sea para evitar que la Justicia, también en asuntos culturales, ofrezca una imagen tan "peculiar".
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