La iglesia de El Salvador, que aún conserva restos de la mezquita que ocupaba el mismo solar, conserva un importante conjunto de capiteles reaprovechados. Desde ellos se deduce que los constructores de la mezquita de Ibn Adabbas emplearon una fórmula ya empleada en Córdoba y que está sobradamente documentada en multitud de edificios religiosos, tanto cristianos como islámicos. Particularmente, destaca en este caso la asociación de esas piezas arquitectónicas a un sistema constructivo directamente relacionado con las fórmulas de tradición bizantina, puesto que las arquerías aún arrancan de cimacios troncopiramidales de concepción sumaria, cuya basa (la parte más estrecha) concentra las cargas sobre un cuadrado que coincide sensiblemente con el diámetro del fuste. Frente a lo que sucedía en buena parte de los capiteles corintios romanos, es a los cimacios a quienes corresponde concentrar cargas, eximiendo de esa función a los capiteles, siempre comprometidos por el virtuosismo de los tallistas, que dejaban en situación comprometida las zonas angulares, por lo general, mutiladas en el sacrificio de esa función. Al colocar cimacios como los que encontramos en los restos de la mezquita de Ibn Adabbas, el alarife podía contar con que el ahuecado del capitel no comprometería su función estructural, incluso aunque, como en este caso, contara con restos procedentes de otros edificios, que pudieron llegar a sus manos ya mutilados.
En época romana no fue extraño que se procediera de modo similar, aunque la fórmula más habitual fue otra: recrecer la superficie del ábaco con un pequeño cuadrado resaltado, que evitaba la concentración de tensiones sobre las zonas más débiles.
El conjunto comprende una proporción desacostumbradamente elevada de capiteles corintios asiáticos, poco frecuentes en la Península; sin embargo, también los hay de época anterior y alguno más del conjunto que tradicionalmente se suele catalogar, a mi juicio, con pocos fundamentos, como visigodo o de época visigoda.
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Capitel SSA01 |
Uno de los capiteles más antiguos (SSA01) es, en realidad, un fragmento que conserva el cuerpo superior y algo del cesto, apenas lo que corresponde a media corona de hojas. Sin embargo, aún se aprecian algunos rasgos significativos y entre ellos el conjunto axial del florón, que unido a la concepción volumétrica de las volutas y la ornamentación del frente del ábaco, garantiza ubicación cronológica en los alrededores del año 100.
Tampoco se conserva en buenas condiciones el segundo capitel (SSA02) de esta serie, muy erosionado en toda su superficie. Entre los pocos detalles apreciables destaca la peculiar configuración de las volutas: las internas quedan por debajo del labio del cuerpo superior, mientras las exteriores sobrepasan el espacio del ábaco, seguramente, para soportar la zona alta del ábaco según la articulación tradicional definida entre escocias, boceles y fileteados. Esa cualidad está documentada al menos desde época augústea, pero es frecuente durante la segunda mitad del siglo I y principios del siglo II. El ornato del eje del ábaco, mediante venera, sugiere tomar partido por una clasificación relativamente tardía, es decir, hacia el siglo II.
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Capitel SSA02 |
El SSA04 ha perdido las volutas exteriores y las interiores apenas acreditan algunos rasgos significativos. A efectos de catalogación, en este caso destacan el carácter de las hojas de acanto, de escaso volumen y con ojales alargados y las brácteas que casi rellenan por completo el espacio "intercaulicular" y cumplen la función de justificar el sostén de las flores del ábaco. Todo ello apunta hacia los años finales del siglo I d.C.
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Capitel SSA04 |
Los tres siguientes capiteles pertenecen a la variedad de los "corintios asiáticos", que se difundieron por el mundo Mediterráneo a partir de la segunda mitad del siglo II. Uno de los conjuntos más numerosos está en Leptis Magna; también hay en Cirene, en casi todos los grandes yacimientos y, por supuesto, en los acopios de reutilización como la mezquita mayor de Kairuán; también, en los foros imperiales de Roma y en sus museos; en
Atenas, donde aún podemos ver contextualizados algunos de los más antiguos de esa serie y, por supuesto, en la Bética. Esas modalidades alcanzarán desarrollo muy especial en Siria y de ellas derivarán algunas de las más relevantes de la expansión bizantina.
En todo caso, los capiteles corintios asiáticos son algo así como el "fósil guía" de los momentos que determinan romanización plena en todo el universo Mediterráneo; y en ese sentido nos hablan de un modelo cultural que, a partir del año 200, se volvía hacia Oriente...
Entre los más depurados, debe citarse la colección que aún se conserva en el palacio de Diocleciano de Split, construido en los alrededores del año 300. Para ilustrar el paralelismo, he elegido una pieza que conserva con mayor fidelidad la tradición del orden corintio y además tiene la particularidad de combinar dos fórmulas para interpretar las volutas interiores, mediante hélice y ápice girado hacia la parte superior, que le pone en relación con otra pieza del propio conjunto sevillano de El Salvador. Con el paso de los años, la difusión de estas fórmulas culminará en un tipo de capitel fácil de distinguir, caracterizado por el uso de una modalidad de acanto de foliolos muy afilados que han confundido a algunos eruditos, que los evalúan como "de acantos espinosos" (el término latino
"acanthus" deriva del griego
ἄκανθα, planta espinosa).
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Capitel del Palacio de Diocleciano, Split |
Aunque los de El Salvador están erosionados es fácil distinguir sus cualidades en la línea evolutiva mencionada:poseen la peculiar configuración de las volutas, mediante "cintas" de escaso volumen y adheridas al
kálathos, aún apreciable, que anuncian las fórmulas dibujísticas del fin de la Antigüedad. Bajos ellas se disponen cálices de gran amplitud, que acaso estén en el origen de ciertas variedades del norte de la Península. Los acantos, adheridos a cestos levemente redondeado en la parte inferior, tienen foliolos muy afilados; cuentan con ábacos de escasa curvatura, grosor estimable y restos de la molduración propia de estas variedades.
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Capitel SSA05 |
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Capitel SSA06 |
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Capitel SSA07 |
En la mezquita mayor de Córdoba aún quedan unos cuantos del mismo tipo, entre las que se distinguen algunos particularmente próximos. Con ellos es posible apreciar todas sus cualidades en estado más o menos original, contando incluso son los restos de pintura dorada; muy probablemente, muchos de estos capiteles, como el restos de sus congéneres, fueran pintados según criterios estéticos que hoy nos parecen propios de otros planetas.
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Capitel corintio asiático de la mezquita mayor de Córdoba |
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Capitel de la mezquita mayor de Córdoba |
Entre las muchas variedades conocidas, me permito ofrecer al lector un capitel de la misma familia, pero con una única corona de hojas, que se encuentra en los alrededores del templo de Vesta en el foro romano; en él se aprecia perfectamente uno de los rasgos más característicos de la serie: las hojas nacen con una leve curvatura desde un fileteado liso en la parte inferior del cesto.
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Capitel corintio asiático de una sola corona de hojas del los foros romanos (cerca del templo de Vesta) |
Existe un otro capitel, muy erosionado, que seguramente perteneció a una tipología próxima a los anteriores, aunque no se aprecian las hojas afiladas que los distinguen; sin embargo, es fácil advertir que la atrofia de las volutas interiores es mayor que en los tres anteriores; además, la manera de resolver las "volutas interiores" nos pone en conexión con las variedades croatas; todo ello nos conduce a clasificarlo en un momento próximo a la realización de los anteriores, es decir, hacia el año 300.
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Capitel SSA08 |
El SSA10 es un capitel retallado en más de las tres cuartas partes de su superficie; por fortuna, lo que parmenece permite hacerse una idea de cómo debió ser, porque coincide sensiblemente con un capitel conservado en la mezquita mayor de Córdoba, que nos servirá para aproximar su catalogación. Ambos capiteles siguen la tradición del orden corintio con variaciones de gran relevancia que no disuelven la naturaleza original. Estructuralmente contiene dos coronas de hojas, caulículos, con cáliz de gran desarrollo y volutas que soportan, por el interior, el labio del
kálathos, perfectamente definido, y por el exterior los extremos del ábaco, que ofrece brazos prácticamente rectos y de escasa penetración en la zona de las cartelas (ya no se puede hablar de florones). Esa estructura, en especial por la configuración del ábaco, nos hace pensar en fórmulas habituales en las zonas romanizadas a partir del siglo III.
El escaso espesor del ábaco permite relacionarlo con fórmulas arquitectónicas relacionadas con el uso de cimacios; ello podría adelantar la clasificación si no fuera porque esa misma circunstancia es común entre los corintios asiáticos antes mencionados.
Los "acantos", sensiblemente alejados de las fórmulas tradicionales, acaso condicionados por un tipo de talla de escaso volumen, muestran hojas alargadas mero muy diferentes de las de los corintios asiáticos. También destaca una cierta tendencia al horror vacui, acreditado por la inclusión de motivos ornamentales en zonas "anómalas": entre las hojas de la primera corona y entre las hojas de la segunda y los caulículos. En la península Ibérica han aparecido capiteles fechables en los alrededores del siglo V, de carácter netamente bizantino, con elementos comparables
En suma, son capiteles que se acercan a los modelos bizantinos del siglo V, pero que parecen responder a una situación cultural aún dependiente de las tradiciones locales.
Por todo ello y por la carencia de elementos cristianos, me inclino por adjudicarlo a un momento anterior a la aparición de las fórmulas bizantinas, seguramente, en los alrededores del siglo IV
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Capitel SSA10 |
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Capitel de la mezquita mayor de Córdoba |
También subsisten dos capiteles más, que se alejan del universo definido por los anteriores; uno es de orden compuesto y el último de orden jónico. El de orden compuesto está muy erosionado y apenas permite conocer uno de los discos exteriores, el cuerpo superior y una de las coronas de hojas. Sin embargo, también en este caso es fácil imaginar su configuración inicial y orientar su clasificación, dado que los acantos de los capiteles compuestos siguen el mismo proceso que los de los corintios. En este caso el ornato parece apuntar hacia el siglo II. Refuerza la catalogación un ábaco de frente moldurado que, sin embargo, manifiesta trazado irregular en planta y un tipo de talla alejado delas valoraciones plásticas del siglo I.
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Capitel SSA09 |
El último capitel de la serie es uno jónico, suplementado por la parte inferior de modo que ofrece una configuración próxima al orden compuesto; esa es la razón por la que algunos estudiosos hablan de "capiteles mixtos". Hace tiempo me ocupé de
uno aparecido en Valencia... El de Sevilla seguramente estaba compuesto por dos caras con ovas y dardos y otras dos con cojinetes; y todo él recorrido por un contario de formato habitual tanto entre los jónicos como entre los de orden compuesto. Dicho elemento marca la separación entre el cuerpo superior y el "suplemento", de carácter aún distante de los cestos habituales entre los de orden compuesto. Aunque el grado de erosión no permite valorar con precisión sus cualidades, acaso se trate de un capitel de finales del siglo I, donde lo situó G. Behemerid. Eso es lo que parece indicar la alternancia entre hojas de acanto y de aguas que contiene el cuerpo inferior, aunque también podría ser algo posterior, a tenor del tipo de talla de esa misma zona.
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Capitel SSA11 |
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