¿Se imagina alguien una exposición de "arte occidental" realizada en Tokio con piezas romanas (del imperio romano), rusas (iconos del siglo XVI), "españolas" (siglo X de Al-Ándalus), francesas (pinturas impresionistas)...? Francamente, no entiendo el sentido de eventos tan forzados como éste, que ofrece al espectador una "visión uniformadora" de obras pertenecientes a tradiciones culturales muy distintas y, en ocasiones, distantes... Hay más "distancia" entre las tradiciones de la India y las japonesas que entre las españolas y las rusas...
En suma, tótum revolútum más propio de un chamarilero de El Rastro o de cuando estaban de moda las "chinerías" (siglo XIX), que de nuestros días, cuando hasta ElCorte Inglés organiza sus promorciones exóticas con menos matices de provincianismo....
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