El arte vive maravillosamente en los muy distinguidos ambientes financieros. L'homme qui marche, de Alberto Giacometti, fundida en 1961, ha sido adjudicado por 75,5 millones de euros en una subasta celebrada en Londres. La obra había sido puesta a la venta por el Commerzbank AG, que a su vez la adquirió cuando absorbió al Dresdner Bank en 2009. Los peritos de Sotheby's habían estimado que la obra no superaría los 20 millones... Sin embargo, el resultado final tiene consecuencias espectaculares en el ranking de las obras más cotizadas, porque se pone por delante de Picasso, que había obtenido 104 millones de dólares en 2004 por "Garçon à la pipe". Los medios de comunicación hablan de un comprador anónimo... que seguramente tiene muy clara la diferencia ente valor y precio.
El dinero conseguido en esta venta será destinado a financiar actividades culturales del banco alemán... Así, pues, todos salimos ganando. El arte se financia a sí mismo y en este caso con razón, los gestores de la entidad financiera podrán decir que el mecenazgo estético es desinteresado... por amor al arte.
A lo mejor soy muy mal pensado, pero como sucedió hace unos años con Pollock y de Kooning, que, mediante "transacciones personales", alcanzaron cifras insultantes (respectivamente, No 5, por 109 mill. de euros y Woman III, 107 mill. euros), estas cotizaciones me huelen a pasteleo financiero ... aunque es obvio que en el último caso y frente a lo sucedido en los anteriores, estamos hablando de precios conseguidos en subasta pública, donde se materializa con mayor claridad la esencia del mercadeo.
También es importante tener en cuenta que durante los últimos años los bancos alemanes han desarrollado una política de inversión estética muy agresiva, que podemos concretar en las numerosísimas iniciativas arquitectónicas y en la creación de la Deutsche Bank & The Solomon R. Guggenheim Foundation, en Unter den Linden (Berlín).
Se diría que el mercado del arte escapa de la crisis...He reído recordando aquel viejo conflicto municipal entre las "gordas" de Botero y los "flacos" de Giacometti (año 1999)... Está claro que, como acreditó recientemente el señor Cortés, los liberales españoles no entienden nada de arte...
Cuestión de reputación, un clásico.
ResponderEliminarNo importa qué sigifique lo que tienes, ni cuanto cueste, ni cuestiones de ética o más bien morales de caracter especulativo... Lo único que importa es tenerlo.
¿Qué fue del nº5 de Pollock?