Lo han puesto sobre la mesa trabajos de investigación
realizados por los medios de comunicación italianos (RAI3 y Corriere della Sera, entre otros): 200 iglesias con relevancia histórico-artística permanecen en situación lamentable, socavando gravísimamente el centro de Nápoles que, de momento, tiene
consideración de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1995.
El repertorio de irregularidades recogido por el Corriere
della Sera incluye abandonos, derrumbes parciales o totales, incendios, saqueos,
restauraciones ficticias, subvenciones "reconducidas",
reutilizaciones como basureros, almacenes de drogas o armas, etc., etc. Al
parecer, Sant'Antonio alla Vicaria está repleta de residuos y se accede a ella
mediante túneles excavados por algún "minero" desconocido. En muchas
de ellas han ido desapareciendo no sólo los elementos muebles (pinturas,
retablos, candelabros, esculturas, etc.) más o menos transportables; los saqueadores
también se han llevado mármoles y toda suerte de accesorios (lavabos, tuberías,
etc). Según recoge el mismo diario, hasta existen casos de obras que han sido
falsificadas para que el robo de los originales pase desapercibido. Y hasta
ofrece datos sobre templos que han sido reconvertidos en viviendas irregulares...
Aunque la soprintendenza ha tomado medidas, parece
complicado poner remedio radical a una situación aderezada por las consecuencias de la crisis y que, además, cuenta con derivaciones en las altas esferas. Y menciona el caso de la biblioteca del
complejo monumental de Gerolomini, cuya biblioteca fue saqueada ante la pasividad de importantes personalidades: están bajo investigación el ex-director
de la biblioteca Massimo De Caro y el senador Marcello Dell'Utri.
Me consuela pensar que, aunque medien situaciones excepcionales —las excepciones confirman la regla—, aquí sería inimaginable nada parecido, porque en España no existe corrupción y porque, según la Ley del Patrimonio Histórico Español, el Estado garantiza la conservación del patrimonio...
Parece ser que en Nápoles arraigaron las ideas más extremistas de la arquitectura futurista, aunque al no remplazar los cadáveres arquitectónicos por otros más modernos debería replantearse su actual nombre, Néa Pólis que significa ciudad nueva y sustituirlo por él que un día tuvo, Parténope o Palépolis que significa ciudad vieja, mucho más acorde a estas imágenes...
ResponderEliminarhttp://www.theartnewspaper.com/articles/See+Naples+before+it+dies+of+neglect/28496
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