El edificio
Lo inauguraron hace pocos años, en 2007, según un proyecto de Bernard Tshumi y Michhael Photiadis, tras un periplo de iniciativa y divagaciones de casi treinta años. Con él se pretendía resolver, en primerísimo lugar, una carencia histórica —la inexistencia de un museo que estuviera a la altura de los restos materiales relacionados de la Acrópolis— y algo más: tapar la boca a quienes pudieran argumentar que para la conservación de esos restos, se requería una infraestructura comparable a la de los más "grandes museos" europeos, aquellos que sólo podían existir en las capitales de los países más ricos y poderosos. La carencia de esos medios se había empleado durante muchos años como "excusa irrefutable" para justificar que las esculturas del British Museum permanecieran en Londres, aunque la “adquisición” del conde de Elgin, contemplada desde los criterios actuales y los antiguos, careciera de legitimidad.
Según manifestaron sus promotores y diseñadores, el edificio fue concebido también bajo la pretensión arquitectónica de articular las posibilidades de la luz, el espacio interno —condicionado por el previsible itinerario de los visitantes a la sedimentación histórica—, y la creación de un nuevo hito que enriqueciera el patrimonio de Atenas; y por supuesto, sin menoscabo de los frutos arqueológicos que pudieran derivarse del proceso constructivo y que deberían integrarse de algún modo...
El resultado es un edificio espectacular y polémico, fuertemente geometrizado, que recuerda las corrientes alemanas de principios del siglo XX (Gropius), con rezagos "brutalistas" en la panorámica del acceso, por la gran relevancia visual del hormigón visto: la plataforma elongada hacia la Acrópolis ofrece algunos matices "inquietantes", que se disuelven enseguida cuando contemplamos el conjunto a cierta distancia; desde esa perspectiva, se impone el rigor geométrico derivado de la aparente sencillez del diseño. Fue construido sobre pilotes y pilares exentos para salvar las excavaciones e integrarlas en el conjunto, aunque de momento ese detalle aún no haya sido resuelto por completo: los visitantes no pueden recorrer los restos arqueológico y aunque, gracias a las baldosas de vidrio, están "presentes" en la instalación interior, sólo se ven parcialmente.
El diseño museístico
El desarrollo expositivo se articula en en cuatro plantas condicionadas por la proximidad de la Acrópolis y por la estructura del Partenón:
Por razones incomprensibles, en una de las salas más espectaculares, la que contiene obras tan relevantes como el Moscóforo o el Caballero Rampin (la dedicada a la Acrópolis arcaica) y en la de las laderas de la Acrópolis, no permiten hacer fotografías. Y los vigilantes se manifiestan con gran celo, casi como los de la Academia florentina, aunque no den voces. Compensan la limitación en la web con unas pocas reproducciones "para uso personal" .
El ordenamiento progresivo de las salas culmina en la última planta, cuya estructura imita a la del Partenón y donde se exhiben los restos que permanecen en Grecia. Mediante columnas cilíndricas de acero inoxidable que determinan los espacios donde aquellos se han intercalado y a los que se han unido copias en escayola de los conservados en otros lugares. Aquí si permiten emplear la cámara fotográfica...
Cuenta con un conjunto de servicios que hacen olvidar la penuria de otras instalaciones culturales griegas; de hecho, es el más homologable con lo que podríamos encontrar en cualquier gran museo europeo. Da la sensación de que, frente a lo que sucede en otros museos de Atenas, se quiere hacer alarde de capacidad para gestionar con sentido social y "planetario" (..."throughout the world") los restos de la "gran cultura griega", que hoy todos vemos como patrimonio común. Existen varias maquetas que ilustran y contextualizan los restos del museo... Es posible hacerse una idea sobre los sistemas constructivos, también hay una zona donde muestran piezas coloreadas, tienen sala para proyectar vídeos 3D, etc.
Es elogiable hasta el restaurante, atendido por empleados amables y pacientes, donde ofrecen comida griega bien cocinada, bien presentada y a precio razonable.
La página web es, como en casi todos los museos griegos, bastante pobre, pero de las más completas.
Sintetizando
Desde los criterios que suelo emplear en este blog, contando incluso con algunos juicios públicos —minoritarios— muy negativos sobre este edificio, debo manifestar que me parece un magnífico ejemplo de equilibrio entre funcionalidad, integración y capacidad declamatoria. Los juegos espaciales del interior están llenos de elementos que pueden implicar toda suerte de referencias directas, indirectas e, incluso, retóricas. Ese es el caso, por ejemplo, de la sala más amplia de la primera planta, donde está "El caballero Rampin", que ofrece un panorama de grandes fustes lisos y verticales, que a la vez fragmentan y cohesionan el espacio en un juego de gran capacidad sugerente y, por supuesto, proporcionan los elementos geométricos que remiten al componente idealista, tan relevante en la cultura griega.
También me ha encantado la manera de concretar la vinculación del edificio con la Acrópolis mediante la terraza anexa a la cafetería y la configuración de los espacios intermedios. Pero, en todo caso, el museo ofrece innumerables lugares con cualidades visuales de gran plasticidad.
La configuración de la planta superior, abierta por toda la periferia del edifico a Atenas, ofrece unas panorámicas diáfanas y espectaculares, que pueden ser disfrutadas por los visitantes con gran confort gracias al banco corrido dispuesto bajo los ventanales.
Sólo aprecio una circunstancia negativa: dadas las cualidades del acceso y la limitación en el espacio de algunas salas, acaso no esté capacitado para asimilar un gran incremento en la cifra de visitantes...
No es un museo que reciba visitas masivas, aunque el precio de la entrada es realmente reducido (5 €) teniendo en cuenta su contenido y sus cualidades, acaso porque los gestores lo han aislado de las entradas globales que venden para visitar la Acrópolis.
¿Hacia la restitución?
¿Es imaginable que en un día no muy lejano regresen los mármoles que consiguió Elgin de modo innoble? Aunque el nuevo museo de la Acrópolis sea modélico, aunque sea obvio que Elgin fue un mangante y que la adquisición de los mármoles del Partenón fue un acto de rapiña, en el British Museum "lo tiene claro":
"The British Museum tells the story of cultural achievement throughout the world, from the dawn of human history over two million years ago until the present day. The Parthenon Sculptures are a significant part of that story. The Museum is a unique resource for the world: the breadth and depth of its collection allows a world-wide public to re-examine cultural identities and explore the complex network of interconnected human cultures. The Trustees lend extensively all over the world and over two million objects from the collection are available to study online. The Parthenon Sculptures are a vital element in this interconnected world collection. They are a part of the world’s shared heritage and transcend political boundaries.
The Acropolis Museum allows the Parthenon sculptures that are in Athens (approximately half of what survive from antiquity) to be appreciated against the backdrop of ancient Greek and Athenian history. The Parthenon sculptures in London are an important representation of ancient Athenian civilisation in the context of world history. Each year millions of visitors, free of charge, admire the artistry of the sculptures and gain insight into how ancient Greece influenced – and was influenced by – the other civilisations that it encountered.
The Trustees are convinced that the current division allows different and complementary stories to be told about the surviving sculptures, highlighting their significance within world culture and affirming the place of Ancient Greece among the great cultures of the world.."
Lo inauguraron hace pocos años, en 2007, según un proyecto de Bernard Tshumi y Michhael Photiadis, tras un periplo de iniciativa y divagaciones de casi treinta años. Con él se pretendía resolver, en primerísimo lugar, una carencia histórica —la inexistencia de un museo que estuviera a la altura de los restos materiales relacionados de la Acrópolis— y algo más: tapar la boca a quienes pudieran argumentar que para la conservación de esos restos, se requería una infraestructura comparable a la de los más "grandes museos" europeos, aquellos que sólo podían existir en las capitales de los países más ricos y poderosos. La carencia de esos medios se había empleado durante muchos años como "excusa irrefutable" para justificar que las esculturas del British Museum permanecieran en Londres, aunque la “adquisición” del conde de Elgin, contemplada desde los criterios actuales y los antiguos, careciera de legitimidad.
Según manifestaron sus promotores y diseñadores, el edificio fue concebido también bajo la pretensión arquitectónica de articular las posibilidades de la luz, el espacio interno —condicionado por el previsible itinerario de los visitantes a la sedimentación histórica—, y la creación de un nuevo hito que enriqueciera el patrimonio de Atenas; y por supuesto, sin menoscabo de los frutos arqueológicos que pudieran derivarse del proceso constructivo y que deberían integrarse de algún modo...
El resultado es un edificio espectacular y polémico, fuertemente geometrizado, que recuerda las corrientes alemanas de principios del siglo XX (Gropius), con rezagos "brutalistas" en la panorámica del acceso, por la gran relevancia visual del hormigón visto: la plataforma elongada hacia la Acrópolis ofrece algunos matices "inquietantes", que se disuelven enseguida cuando contemplamos el conjunto a cierta distancia; desde esa perspectiva, se impone el rigor geométrico derivado de la aparente sencillez del diseño. Fue construido sobre pilotes y pilares exentos para salvar las excavaciones e integrarlas en el conjunto, aunque de momento ese detalle aún no haya sido resuelto por completo: los visitantes no pueden recorrer los restos arqueológico y aunque, gracias a las baldosas de vidrio, están "presentes" en la instalación interior, sólo se ven parcialmente.
El diseño museístico
El desarrollo expositivo se articula en en cuatro plantas condicionadas por la proximidad de la Acrópolis y por la estructura del Partenón:
1. La inferior y externa contiene las excavaciones realizadas con ocasión de la construcción que, acaso se puedan visitar próximamente, según nos indicó un empleado del museo.
2. La planta de acceso, que comprende la zona de acceso, la tienda de recuerdos, la sala de exposiciones temporales, el auditorio y otras instalaciones de servicios.
3. Las zonas intermedias, condicionadas por una rampa que sugiere una reiterpretación de las escaleras imperiales, y por el conjunto de pilares que cuyo carácter sólo se percibirá claramente en la superior, incluye una amplia sala abierta —sería impreciso decir diáfana por la existencia de los pilares— con esculturas de diferentes épocas y concepciones, colocadas sobre penas bien integradas. A ella hay que unir otra de concepción y desarrollo menos espectacular dedicada a piezas helenísticas más o menos tardías y en un espacio específico, las cariátides.
4. La planta alta está dedicada, casi exclusivamente, a los restos del Partenón en posición relativa idéntica a la que tuvieron in situ. Para conseguirlo los arquitectos impusieron un giro de 23 grados sobre la planta inferior para obtener una estructura limpia y diáfana, vinculada a la ciudad nueva y a la Acrópolis.
La integración, en este caso forzada, del entorno arqueológico, sigue pautas que ya se han puesto en práctica en muchos museos europeos con mejor o peor fortuna; en este blog han aparecido algunos... Hasta el Museo del Louvre contiene una zona arqueológica...
La integración, en este caso forzada, del entorno arqueológico, sigue pautas que ya se han puesto en práctica en muchos museos europeos con mejor o peor fortuna; en este blog han aparecido algunos... Hasta el Museo del Louvre contiene una zona arqueológica...
El efecto general del interior es excepcionalmente grato en todas y cada una de las salas. Acaso una de las zonas más sobresalientes sea la sala de la fotografía adjunta, donde se ofrece una relación muy estrecha entre los fustes de hormigón —sobrevibrados durante la ejecución y de aspecto impecable—, las peanas y los objetos expuestos que acaso se aproxime al abigarramiento de los "tesoros" antiguos, antecesores directos de los actuales museos.
Uno de los aspectos más discutibles es el escaso uso del color, salvo en algunas zonas muy limitadas, donde queda documentada la relevancia de ese componente en los gustos griegos de aquellos lejanos tiempos; en ese sentido, los arquitectos y los museólogos han apostado sobre seguro ofreciendo continuidad a las tradiciones estéticas triunfantes en Europa desde la época de Canova y que definen lo que en la cultura popular se entiende por "clasicismo". En todo caso, el efecto es, a mi juicio, espectacular.
Me han llamado especialmente algunos detalles de la instalación y, entre ellos, el modo de sujetar algunas piezas mediante bulones de acero anclados con masilla o resina (?) y el de combinarlas con soportes metálicos. No sé si la solución es oportuna; parecería más prudente recurrir a sistemas de sujeción por presión, sin dañar las piezas.
Uno de los aspectos más discutibles es el escaso uso del color, salvo en algunas zonas muy limitadas, donde queda documentada la relevancia de ese componente en los gustos griegos de aquellos lejanos tiempos; en ese sentido, los arquitectos y los museólogos han apostado sobre seguro ofreciendo continuidad a las tradiciones estéticas triunfantes en Europa desde la época de Canova y que definen lo que en la cultura popular se entiende por "clasicismo". En todo caso, el efecto es, a mi juicio, espectacular.
Me han llamado especialmente algunos detalles de la instalación y, entre ellos, el modo de sujetar algunas piezas mediante bulones de acero anclados con masilla o resina (?) y el de combinarlas con soportes metálicos. No sé si la solución es oportuna; parecería más prudente recurrir a sistemas de sujeción por presión, sin dañar las piezas.
Por razones incomprensibles, en una de las salas más espectaculares, la que contiene obras tan relevantes como el Moscóforo o el Caballero Rampin (la dedicada a la Acrópolis arcaica) y en la de las laderas de la Acrópolis, no permiten hacer fotografías. Y los vigilantes se manifiestan con gran celo, casi como los de la Academia florentina, aunque no den voces. Compensan la limitación en la web con unas pocas reproducciones "para uso personal" .
El ordenamiento progresivo de las salas culmina en la última planta, cuya estructura imita a la del Partenón y donde se exhiben los restos que permanecen en Grecia. Mediante columnas cilíndricas de acero inoxidable que determinan los espacios donde aquellos se han intercalado y a los que se han unido copias en escayola de los conservados en otros lugares. Aquí si permiten emplear la cámara fotográfica...
Cuenta con un conjunto de servicios que hacen olvidar la penuria de otras instalaciones culturales griegas; de hecho, es el más homologable con lo que podríamos encontrar en cualquier gran museo europeo. Da la sensación de que, frente a lo que sucede en otros museos de Atenas, se quiere hacer alarde de capacidad para gestionar con sentido social y "planetario" (..."throughout the world") los restos de la "gran cultura griega", que hoy todos vemos como patrimonio común. Existen varias maquetas que ilustran y contextualizan los restos del museo... Es posible hacerse una idea sobre los sistemas constructivos, también hay una zona donde muestran piezas coloreadas, tienen sala para proyectar vídeos 3D, etc.
Es elogiable hasta el restaurante, atendido por empleados amables y pacientes, donde ofrecen comida griega bien cocinada, bien presentada y a precio razonable.
La página web es, como en casi todos los museos griegos, bastante pobre, pero de las más completas.
Sintetizando
Desde los criterios que suelo emplear en este blog, contando incluso con algunos juicios públicos —minoritarios— muy negativos sobre este edificio, debo manifestar que me parece un magnífico ejemplo de equilibrio entre funcionalidad, integración y capacidad declamatoria. Los juegos espaciales del interior están llenos de elementos que pueden implicar toda suerte de referencias directas, indirectas e, incluso, retóricas. Ese es el caso, por ejemplo, de la sala más amplia de la primera planta, donde está "El caballero Rampin", que ofrece un panorama de grandes fustes lisos y verticales, que a la vez fragmentan y cohesionan el espacio en un juego de gran capacidad sugerente y, por supuesto, proporcionan los elementos geométricos que remiten al componente idealista, tan relevante en la cultura griega.
También me ha encantado la manera de concretar la vinculación del edificio con la Acrópolis mediante la terraza anexa a la cafetería y la configuración de los espacios intermedios. Pero, en todo caso, el museo ofrece innumerables lugares con cualidades visuales de gran plasticidad.
La configuración de la planta superior, abierta por toda la periferia del edifico a Atenas, ofrece unas panorámicas diáfanas y espectaculares, que pueden ser disfrutadas por los visitantes con gran confort gracias al banco corrido dispuesto bajo los ventanales.
Sólo aprecio una circunstancia negativa: dadas las cualidades del acceso y la limitación en el espacio de algunas salas, acaso no esté capacitado para asimilar un gran incremento en la cifra de visitantes...
No es un museo que reciba visitas masivas, aunque el precio de la entrada es realmente reducido (5 €) teniendo en cuenta su contenido y sus cualidades, acaso porque los gestores lo han aislado de las entradas globales que venden para visitar la Acrópolis.
¿Hacia la restitución?
¿Es imaginable que en un día no muy lejano regresen los mármoles que consiguió Elgin de modo innoble? Aunque el nuevo museo de la Acrópolis sea modélico, aunque sea obvio que Elgin fue un mangante y que la adquisición de los mármoles del Partenón fue un acto de rapiña, en el British Museum "lo tiene claro":
"The British Museum tells the story of cultural achievement throughout the world, from the dawn of human history over two million years ago until the present day. The Parthenon Sculptures are a significant part of that story. The Museum is a unique resource for the world: the breadth and depth of its collection allows a world-wide public to re-examine cultural identities and explore the complex network of interconnected human cultures. The Trustees lend extensively all over the world and over two million objects from the collection are available to study online. The Parthenon Sculptures are a vital element in this interconnected world collection. They are a part of the world’s shared heritage and transcend political boundaries.
The Acropolis Museum allows the Parthenon sculptures that are in Athens (approximately half of what survive from antiquity) to be appreciated against the backdrop of ancient Greek and Athenian history. The Parthenon sculptures in London are an important representation of ancient Athenian civilisation in the context of world history. Each year millions of visitors, free of charge, admire the artistry of the sculptures and gain insight into how ancient Greece influenced – and was influenced by – the other civilisations that it encountered.
The Trustees are convinced that the current division allows different and complementary stories to be told about the surviving sculptures, highlighting their significance within world culture and affirming the place of Ancient Greece among the great cultures of the world.."
No hay comentarios:
Publicar un comentario