Por Jomo
Como algo obligatorio para todos aquellos interesados en el arte, en una visita a Florencia esta parada no podía faltar. El jueves 12 de diciembre a las 8:30 de la mañana como fui, no había mucha gente ni tuve que esperar colas, pero es uno de esos sitios en los que da igual cuando vayas que seguro que habrá gente. Me encontré varios grupos de japoneses, un par de colegios, y demás turistas sueltos. Me pareció realmente increíble la cantidad de obras que contiene y su extrema calidad. Ahora bien, es cierto que algunas cosas no me terminaron de convencer, como la iluminación en muchos cuadros, o el problema de los reflejos. La protección de algunos cuadros con grandes cristales en algunos casos se hacía bastante incómoda, pues mi interés por acercarme y observar cada centímetro de cuadro se extremaba. De esta manera, encontrarte con algún cuadro que tanto por el cristal como por la luz y los reflejos no era posible su completa observación desde un mismo lugar se hacía estresante. Por si fuera poco, en la mayoría de los espacios las obras estaban separados de los visitantes por una barandilla baja de metal y por un sistema de alarma de manera que si te acercabas, en su juicio, demasiado, pitaba y a continuación las personas de seguridad te decían que te alejases. Esto me pasó incluso con algún cuadro que estaba protegido por el cristal, de manera que al estar intercambiando impresiones entre mi acompañante y yo, al necesitar señalar alguna dirección del cuadro o algún punto de interés, aquello se ponía a pitar en seguida. Yo creía que el cristal servía precisamente para proteger, pero parece ser que forma parte de la obra.
Visto el panorama en un día entre semana como aquel, no me quiero imaginar como será en época de vacaciones, pues si en alguna obra especialmente importante, el flujo de personas hacía muy incómoda su contemplación, si la galería se encuentra llena debe resultar algo muy frustrante. Es lógico que una colección como esta se encuentre siempre llena de gente, pero lo curioso es que me dio la sensación de que no está tenido eso en cuenta y no se intenta mejorar la calidad de la experiencia de sus visitantes. Posiblemente sea precisamente por eso, por que el público lo tiene asegurado, pero realmente un museo como este necesitaría de una mejor planificación de la organización de las obras. Por ejemplo, no me parece muy aconsejable que en una sala donde se encuentra el cuadro de Miguel Ángel “La sagrada familia”, en el centro se encuentre una gran escultura. Un cuadro que es un punto importante de atención que lo va a tener en cuenta mucha gente necesita de espacio diáfano para que en caso de haber mucha gente sea más cómodo el flujo de personas y su visualización. Además recuerdo otra sala donde se encuentran diferentes cuadros de dimensiones enormes que se encuentran colgados a una altura importante, pues en la sala se encuentran también diferentes esculturas al rededor de ella. Si bien así se solían encontrar los cuadros en su tiempo, actualmente esa es una disposición que no agradece su contemplación, siendo uno de aquellos cuadros ”La entrada triunfal de Enrique IV”, un cuadro espectacular cuyos detalles se hicieron imposibles de contemplar gustosamente.
También en mi visita eché en falta encontrarme con una sección más amplia de dibujos o dedicada a ellos, pues seguro que la colección está provista de una gran cantidad de ellos, aunque entiendo también que esto se haga más complicado debido a la conservación de los dibujos.
Para terminar, me resultó raro que no tuviesen de un plano para los visitantes de la galería, pues así uno podría planificarse mejor la visita y la orientación en ella sería más acertada.
En general tuve una gran experiencia, ya que es increíble la colección y, a pesar de los inconvenientes que he apuntado, un día como aquel no tuve muchos problemas, pero viéndolo en cuanto a su administración y organización, es un museo que sería mucho más interesante y podría aportar un mayor disfrute si se pensase conforme a sus características particulares. Otro punto a su favor es que no es excesivamente cara y cuenta con precio reducido y entrada gratuita a estudiantes de arquitectura, bellas artes...
Como algo obligatorio para todos aquellos interesados en el arte, en una visita a Florencia esta parada no podía faltar. El jueves 12 de diciembre a las 8:30 de la mañana como fui, no había mucha gente ni tuve que esperar colas, pero es uno de esos sitios en los que da igual cuando vayas que seguro que habrá gente. Me encontré varios grupos de japoneses, un par de colegios, y demás turistas sueltos. Me pareció realmente increíble la cantidad de obras que contiene y su extrema calidad. Ahora bien, es cierto que algunas cosas no me terminaron de convencer, como la iluminación en muchos cuadros, o el problema de los reflejos. La protección de algunos cuadros con grandes cristales en algunos casos se hacía bastante incómoda, pues mi interés por acercarme y observar cada centímetro de cuadro se extremaba. De esta manera, encontrarte con algún cuadro que tanto por el cristal como por la luz y los reflejos no era posible su completa observación desde un mismo lugar se hacía estresante. Por si fuera poco, en la mayoría de los espacios las obras estaban separados de los visitantes por una barandilla baja de metal y por un sistema de alarma de manera que si te acercabas, en su juicio, demasiado, pitaba y a continuación las personas de seguridad te decían que te alejases. Esto me pasó incluso con algún cuadro que estaba protegido por el cristal, de manera que al estar intercambiando impresiones entre mi acompañante y yo, al necesitar señalar alguna dirección del cuadro o algún punto de interés, aquello se ponía a pitar en seguida. Yo creía que el cristal servía precisamente para proteger, pero parece ser que forma parte de la obra.
También en mi visita eché en falta encontrarme con una sección más amplia de dibujos o dedicada a ellos, pues seguro que la colección está provista de una gran cantidad de ellos, aunque entiendo también que esto se haga más complicado debido a la conservación de los dibujos.
Para terminar, me resultó raro que no tuviesen de un plano para los visitantes de la galería, pues así uno podría planificarse mejor la visita y la orientación en ella sería más acertada.
En general tuve una gran experiencia, ya que es increíble la colección y, a pesar de los inconvenientes que he apuntado, un día como aquel no tuve muchos problemas, pero viéndolo en cuanto a su administración y organización, es un museo que sería mucho más interesante y podría aportar un mayor disfrute si se pensase conforme a sus características particulares. Otro punto a su favor es que no es excesivamente cara y cuenta con precio reducido y entrada gratuita a estudiantes de arquitectura, bellas artes...
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