Por Sarapa
La manipulación es un hecho inherente al proceso de comunicación. Por extensión, la manipulación estará presente en cualquier acto comunicativo, véase pintura, véase cine, véase publicidad. Y, sobre todo, véanse los medios de comunicación.
No es lo mismo una manipulación fruto de la naturaleza del fenómeno comunicativo que una manipulación consciente, intencionada, en la que el emisor tenga la voluntad de manipular. Pecaríamos de ingenuos si esperásemos que desde los medios de comunicación nos intentasen informar de la manera más objetiva posible. Es este segundo tipo de manipulación, la que practican los medios de comunicación.
El pasado lunes, 13 de enero, asistimos a un ejemplo de esto. Tuvo lugar la XIX edición de los Premios José María Forqué, retransmitidos por la 2 TVE. Durante la gala salió a hablar el ministro Wert. Tras la intervención, el público prorrumpió en abucheos, abucheos que intentaron ser censurados por la cadena. Este intento de censura, quitando el sonido ambiente y poniendo bien alta una música instrumental, no sólo resulta vergonzoso, sino también patético. Y digo “intento” pues la presentadora de la gala, Ana Morgade, recriminó en directo lo que acababa de ocurrir: “Perdonad, compañeros de sonido, no sé qué ha pasado. Ha sonado ahí un sonido raro. Mirad, en los volúmenes, hay un botón que pone ‘opinión del pueblo’, a ver si lo podéis bajar un poco, ¿eh? Porque no vaya a ser que opinemos y esto sea una democracia… o algo.” Por todo esto el intento de censura ha tenido un efecto rebote, ya que en lugar de evitar que al público le llegasen estos abucheos, se ha conseguido que se hable mucho más del suceso, que ha tenido gran eco en las redes sociales, llegando a mucha más gente de la que hubiera llegado en un principio.
Con esto queda demostrado una vez más al servicio de quién están los medios de comunicación (desde luego, no al del ciudadano) y cuál es su verdadera intención… Mientras tanto, podemos seguir tranquilos, creyendo que ahora somos más libres porque nos tienen muy bien informados, claro que sí.
No se puede dudar de que la información desborda. ¿Hacen falta más hechos como este para darnos cuenta de que la manipulación también?
La manipulación es un hecho inherente al proceso de comunicación. Por extensión, la manipulación estará presente en cualquier acto comunicativo, véase pintura, véase cine, véase publicidad. Y, sobre todo, véanse los medios de comunicación.
No es lo mismo una manipulación fruto de la naturaleza del fenómeno comunicativo que una manipulación consciente, intencionada, en la que el emisor tenga la voluntad de manipular. Pecaríamos de ingenuos si esperásemos que desde los medios de comunicación nos intentasen informar de la manera más objetiva posible. Es este segundo tipo de manipulación, la que practican los medios de comunicación.
El pasado lunes, 13 de enero, asistimos a un ejemplo de esto. Tuvo lugar la XIX edición de los Premios José María Forqué, retransmitidos por la 2 TVE. Durante la gala salió a hablar el ministro Wert. Tras la intervención, el público prorrumpió en abucheos, abucheos que intentaron ser censurados por la cadena. Este intento de censura, quitando el sonido ambiente y poniendo bien alta una música instrumental, no sólo resulta vergonzoso, sino también patético. Y digo “intento” pues la presentadora de la gala, Ana Morgade, recriminó en directo lo que acababa de ocurrir: “Perdonad, compañeros de sonido, no sé qué ha pasado. Ha sonado ahí un sonido raro. Mirad, en los volúmenes, hay un botón que pone ‘opinión del pueblo’, a ver si lo podéis bajar un poco, ¿eh? Porque no vaya a ser que opinemos y esto sea una democracia… o algo.” Por todo esto el intento de censura ha tenido un efecto rebote, ya que en lugar de evitar que al público le llegasen estos abucheos, se ha conseguido que se hable mucho más del suceso, que ha tenido gran eco en las redes sociales, llegando a mucha más gente de la que hubiera llegado en un principio.
Con esto queda demostrado una vez más al servicio de quién están los medios de comunicación (desde luego, no al del ciudadano) y cuál es su verdadera intención… Mientras tanto, podemos seguir tranquilos, creyendo que ahora somos más libres porque nos tienen muy bien informados, claro que sí.
No se puede dudar de que la información desborda. ¿Hacen falta más hechos como este para darnos cuenta de que la manipulación también?
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