La catedral de Otranto, dedicada a Santa Maria Annunziata, es un edifico en el que lo más relevante fue construido, sobre un templo anterior, a finales del siglo XI (hacia 1088) y en el XII, aunque tiene innumerables “reformas” realizadas durante los siglos sucesivos, algunas ocasionadas por la recuperación del edificio cristiano, porque fue convertida en mezquita tras la ocupación turca de finales del siglo XV. Destaca en ella un mosaico de pavimento espectacular, de los mejores de su tipo, realizado entre 1163 y 1165, y que recoge un repertorio iconográfico especialmente interesante para los aficionados a esos asuntos.
Para nuestro objeto, merece especial atención la cripta, concebida como “iglesia” de tres ábsides, y construida a finales del siglo XI, que contiene 73 columnas con otros tantos capiteles, de los cuales una parte muy relevante son piezas de acarreo, de las que, como de costumbre, ignoramos el destino primigenio; es muy probable que, también aquí, muchas ya hubieran sido reutilizadas en edificios previos, tal vez, en las naves de la iglesia primitiva...
Se dice que la cripta es una reproducción a escala de la mezquita mayor de Córdoba o de la Cisterna de Estambul… No creo acertada la comparación con la mezquita, pero sí podría ser oportuna la segunda porque, en efecto, se trata de una estructura similar organizada a partir de la yuxtaposición de arcos ortogonales que arrancan de columnas con grandes cimacios de perfil abocelado. El sistema es, por lo tanto, similar al de Estambul pero muy diferente al de Córdoba, articulado mediante arquerías paralelas, según fórmula más próxima a la yuxtaposición de acueductos, como tantas veces se ha dicho. Como en tantas otras edificaciones de aquella época (hacia el año 1100), encontramos una estructura típica del Románico, en la que cabría discutir su origen, bien vinculándola a las fórmulas francesas, bien derivándola de las tradiciones arquitectónicas helenísticas; y en este caso, con ánimo de monje ortodoxo, hasta podríamos entrar a matizar si se trata de una fórmula propia de los usos romanos o de las “recuperaciones” bizantinas; el matiz puede parecer forzado, pero sintoniza bien con algunas cuestiones marginadas para atenuar la importancia inconveniente de Oriente.
Por desgracia y como suele corresponder a los espacios de este tipo, la cripta no está demasiado iluminada y, en algunos puntos, la situación es complicada para realizar fotografías; esa es la razón por la que muchas de las imágenes adjuntas no tienen la calidad adecuada; no obstante, salvo en algún caso concreto, los medios actuales permiten registrar los rasgos necesarios para evaluar los capiteles, que he ordenado en agrupaciones tipológicas de rango “cultural” (institucional) y dentro de ellas de lo más antiguo a lo más moderno, por supuesto, con la voluntad de que ello pueda contribuir a mostrar el rompecabezas definido por estos elementos durante los años que transcurrieron entre el fin de la Antigüedad y el comienzo de la Edad Media.
Como sucede con casi todos los capiteles que he incluido en este blog, los capiteles de esta catedral han sido estudiados muchas veces. Contra mi costumbre de eludir el uso de referencias bibliográficas, en este caso me ha parecido oportuno remitirme al trabajo de Pascuale Vergara (“Elementi architettonici tardoantichi e medioevali nella cripta della Catedralle di Otranto",
Rivista dell’Istituto Nizionale d’Archeologia e Storia dell’Arte, S III,IV, 1981, p. 71-103), porque ello me ayuda a plantear ciertas cuestiones de interés para los objetivos que, implícita y explícitamente, subyacen en estas entradas.siempre hipotecados por la voluntad de "ambientar" la evolución de la ornamentación arquitectónica "hispana".
Capiteles corintios y derivados del orden corintio
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OTR25 |
El capitel OTR25 ofrece una configuración que, elemento por elemento, resulta muy familiar. Su estructura sigue la tradición del orden corintio sin otras carencias quelas debidas a la erosión. Según parece contó con dos coronas de hojas, caulículos, cáliz, volutas, kalathos perfectamente marcado, conjunto axial completo, con espata, pedúnculo y florón, y ábaco posiblemente moldurado. Sus peculiaridades derivan de la manera de interpretar todos los elementos. Las dos coronas de hojas son de concepción diferente a lo habitual: la corona inferior sigue fórmula relativamente frecuente en capiteles corintizantes y corintios evolucionados, mediante haces de folíolos gruesos, paralelos y alargados; la corona superior mantiene la idea de los acantos, pero con una fórmula poco habitual que hace pensar en ciertas variedades bizantinas. Es muy curioso el cáliz como de vainas lisas y escaso desarrollo; por su parte, las volutas, de concepción sutil, remiten a fórmulas asociadas a los capiteles corintios asiáticos.
Pascuale Vergara, basándose en paralelos algo forzados con una pieza de la Sinagoga de Ostia (Pensabene, Ostia, 399) y con un fragmento del mismo yacimiento, lo situaba entre finales del siglo III y principios del IV; en la misma dirección apunta el carácter del kalathos, que acredita la tendencia a estrecharse por la parte superior, a un paso de lo que ofrecerán los capiteles bizantinos de los siglos V y VI. Sin embargo, teniendo en cuenta el carácter de la primera corona de hojas, también se le podría situar en tiempos anteriores, cuando comenzó la expansión del corintio asiático. Mientras no conozcamos otros ejemplares contextualizados, deberíamos abrir la horquilla de atribución hasta el siglo II. En todo caso, lo más probable es que fuera realizado en los alrededores del año 300, tal y como indicaba Vergara.
Como es habitual en el sur de Italia, también en la cripta de la catedral de Otranto existe un conjunto relativamente numeroso de capiteles corintios asiáticos, en condiciones de conservación no muy buenas: se han perdido casi todas las volutas angulares y el grado de erosión de la superficie cubierta de los acantos, es muy grande; hasta el extremo de que es difícil imaginar el estado inicial. Por fortuna, se conservan mejor el resto de los elementos y a partir de ellos, es relativamente sencillo clasificarlos.
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OTR10 |
El OTR10 es, como casi todos sus compañeros está muy erosionado superficialmente, pero se aprecia bien la estructura, con dos órdenes de hojas, de ojales característicos, y un cuerpo superior en el que aparecen todos los elementos del orden corintio: caulículos, cáliz, volutas y conjunto axial bien definido, tal y como se aprecia en una de las caras; el ábaco está moldurado y ofrece una concavidad estimable. Es significativo el carácter de la voluta angular conservada, que nos hace pensar en prototipos no muy adelantados cronológicamente. Algo parecido sucede con la configuración del cesto, sobre todo, en la parte superior, escasamente ensanchada, como será habitual en piezas posteriores.
Todo ello le sitúa entre los primeros ejemplares de la modalidad corintio- asiática, cuando estructuralmente aún presentaban fuertes conexiones con las fórmulas de los siglos I y II. A juzgar por la forma de los ojales, probablemente fuera realizado durante el siglo III, aunque es difícil situarlo con más precisión, dada la erosión de su superficie.
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OTR15 |
El OTR15 es un capitel típico de su serie, tal y como indican los elementos que ofrece: cesto levemente abocelado en la parte inferior, rematado en listel fin; dos coronas de hojas, según fórmula habitual entre los corintio-asiáticos; cáliz de fuerte desarrollo y volutas finas, las internas bien dibujadas, con remate “de cascabel”, según fórmula alejada de los prototipos del siglo II e, incluso, de los de la época de Diocleciano. Cuenta con conjunto axial perfectamente definido y con una concepción del cesto en su parte superior, con labio bien marcado. La curvatura del ábaco también lo aleja de las fórmulas más antiguas. La unión de todos los detalles significativos orienta su clasificación en los alrededores del año 300 (Pensabene, Ostia, 368).
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OTR04 |
El OTR04, superficialmente muy dañado, es similar al anterior.
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OTR05 |
Distingue al capitel OTR05 una concepción que seguramente nos informa de que sufrió retalla, cuando menos, en el ábaco, porque esta modalidad de capitel suele estar moldurado y contar con “florón” axial —más o menos evolucionado— y brazos cóncavos. El carácter de la espata de la que nace el pedúnculo del florón está perfectamente marcada; otrosí las volutas interiores están bien definida aunque su diseño, de arranque anómalo, hace pensar en un momento de cierta evolución. En la misma dirección apuntan los acantos, ya muy cerca de las variedades bizantinas del siglo V. Probablemente fue realizado durante el siglo IV.
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OTR01 |
El OTR01 es un capitel corintio asiático, de cualidades relativamente comunes en el sur de Italia. La erosión impide que apreciemos el delicado tratamiento original: las hojas están muy pedidas al igual que las volutas exteriores, particularmente delgadas. No obstante, parece que contó con una modalidad de “acanto” diferente de las fórmulas más frecuentes en este tipo de capiteles, mediante folíolos menos afilados y sensiblemente planos — no biselados—.
En este caso, destacan los florones del ábaco, configurados mediante flores de cuatro pétalos, pero sin pedúnculo marcado en el cesto. No obstante, es importante tener en cuenta que, al parecer, este detalle aparece en capiteles fechables en la misma época que otros sin esa anomalía. La buena definición del cesto, el abocelamiento de la parte inferior y la molduración del ábaco, el modelo de las volutas y de los acantos, nos hacen situarlo en el siglo IV.
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OTR21 |
El OTR21 es un capitel similar al anterior, que se distingue por contar con tallo axial bajo el florón, al menos en una de las caras. En este capitel se aprecia con más claridad la configuración del ornato vegetal, concebido mediante un tipo de talla más interesado en crear dos planos de relieve que en enfatizar los juegos de medios tonos propios del relieve mediante biseles.
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OTR32 |
El OTR32 tiene una estructura muy evolucionada, tal y como acredita el carácter del ornato digital, de ejecución sumaria, y sobre todo, el cuerpo superior, con un cesto de concepción irregular, más cerca del tronco de pirámide que del cono. Si unimos a ello el carácter de los acantos, de folíolos muy agudos, el ábaco de escasa concavidad y una talla casi de bisel, deduciremos que nos encontramos ante un capitel realizado por personas escasamente capacitadas para la talla, probablemente, en un momento tardío, pero en los alrededores del año 400.
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OTR71 |
El OTR71 es otro capitel derivado del orden corintio pero, en este caso, con hojas de "acanto teodosiano" y astrágalo de la misma concepción cultural. Aunque la fotografía no permite demasiadas precisiones, interesa destacar el carácter del ábaco decorado con una serie de rollos (casi volutas). Siglos V-VI.
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OTR27 |
En la cripta hay un conjunto de seis piezas muy similares, por lo general, en buen estado de conservación (sólo ofrezco imágenes del OTR27 y del OTR35). Toda ellas siguen la estructura del orden corintio con algunas peculiaridades que merecen ser destacadas. De abajo arriba: posee collarino liso de cierta entidad; sobre él, aparece una corona de hojas lisas, de formato comparable a las pencas de la península Ibérica, en el cuerpo superior se ven los elementos tradicionales del orden pero sin conjunto axial ni caulículos; el ábaco es bastante estrecho, sus brazos son de trazado rectilíneo y escasa concavidad; el espacio del florón está ocupado por una cartela muy sencilla y no posee molduración alguna. En este blog he presentado piezas de estructura similar del noreste de la península Ibérica (Els Munts y Museo Arqueológico de Tarragona), que podrían establecer una referencia de contraste. Sin embargo, en este caso aparecen pequeños detalles que sitúan a éstos de Otranto en un marco cultural diferente, muy alejado de las fórmulas propias de los capiteles corintio-itálicos.
Vergara (F6, D4, E2, E6, F4, F5) los situaba entre las piezas de datación incierta, pero apuntando hacia el siglo XI (con interrogación). A falta de otros datos de contextualización, pero teniendo en cuenta el carácter de los capiteles del siglo XI conservados en la cripta (ver al final de esta entrada), es difícil adscribirlos al mismo contexto cultural. La esbeltez, la existencia de astrágalo liso, la escasa atención prestada al cáliz y la configuración del ábaco —el mantenimiento de las ideas helenísticas—, aconsejan situarlos mucho antes, en una horquilla cronológica amplia, entre los siglos IV y VI, aunque, desde las implicaciones constructivas que tiene el modelo de ábaco, el cuerpo me pide estrecharla para relacionarlos con un foco de fuerte arraigo “local”, en tiempos de hegemonía bizantina. En suma, lo más probable es que fueran tallados en un momento de cierta expansión constructiva, cuando aún se mantenía viva la tradición helenista, acaso en tiempos de Justiniano o poco antes.
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OTR35 |
Capiteles de"de lira" y derivados
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OTR65 |
El OTR65 (B6 de Vergara) es un capitel de concepción común entre los bizantinos, mejor documentados en la catedral de Trani. Éste apenas aporta cualidades de interés, si bien es digno de ser destacado el carácter del ábaco de diseño en planta levemente sinusoidal. Siglos V y VI.
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OTR47 |
El capitel OTR47 (D3 de Vergara) tiene una configuración similar al anterior, con la diferencia definida por la configuración del tallo que cumple la función de recordar a las antiguas volutas; aquí queda muy clara su naturaleza “vegetal”, dado que de él surgen roleos con remate “floral”. También él cuenta con ábaco cóncavo-convexo con incisión a modo de moldura. Siglos V-VI.
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OTR39 |
El OTR39 define un paso más en la evolución de los capiteles de la familia anterior en dirección a una simplificación que se aprecia particularmente en la configuración del ábaco, escasamente articulado. Es otro rasgo de evolución la desaparición de la moldura del ábaco que, sin embargo, está limitado por un sogueado, que lo aproxima a los capiteles-cesto. Toda la superficie está cubierta de “acantos” habituales en lo bizantino, pero de tamaño desproporcionadamente grande y con ojales casi circulares que recuerdan las fórmulas hispanas. Es de destacar el carácter de los motivos florales casi esféricos colocados en los ejes del ábaco, que lo relacionan con el OTR65.
Vergara (E7) lo clasificó, no sin dudas, como pieza del siglo XI. Teniendo en cuenta el carácter de los capiteles “de lira” o de “volutas en V” y que estuvieron “de moda” durante más de doscientos años, acaso fuera más prudente interpretarlo como producto de una iniciativa "local", acometida entre los siglos V y VI.
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OTR51 |
El OTR51 (D3 de Vergara) es un capitel de cuatro hojas angulares, que simplifica la estructura de los anteriores. Adviértase la articulación del ábaco, de cierta concavidad, que nos obliga a no adelantar la cronología. Siglos V-VI.
Capiteles compuestos
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0TR11 |
El capitel OTR11 consta de una única corona de hojas, de diseño homologable entre las variedades corintio-asiáticas. Deberíamos nombrar a este capitel como compuesto asiático y no sin razón, porque responde a una estructura muy frecuente en la zona griega y, muy especialmente en Éfeso. Además tiene abocelada la parte inferior del cesto, según fórmula constante en aquellas. Es muy curiosa la manera de resolver el espacio comprendido entre la parte superior de las hojas y el contario, mediante unas formas “vegetales” que hacen pensar en ápices de dos hojas, muy frecuentes entre lo bizantino. Hacia el año 300.
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OTR69 |
El OTR69 , reutilizado en la fachada, es un capitel compuesto con ornamentación vegetal habitual en época teodosiana. En relación a los capiteles compuestos del claustro de Santa Sofía, viene bien para advertir de dónde podía venir la manera de entender la relación entre la zona inferior (el cesto) y la superior, más estrecha de los habitual en los modelos de los siglos I y II. Son particularmente interesantes los acantos, interpretados mediante hojas de dentellones, que construyen folíolos muy cortos. Tampoco desmerece la serie de palmetas caladas que discurren por la zona del equino. Carece de contario en la separación entre los dos cuerpos y por el inferior, cuenta con un astrágalo definido mediante hojas que construyen una corona muy gruesa, característica de la época de apogeo bizantino durante los siglos V y VI.
Capiteles corintios palmiformes (o de hojas de aguas o de cañas)
Es frecuente que en el mundo del arte y la arqueología existan controversias y el universo de los capiteles no es ninguna excepción... También es relativamente común que esos debates lleguen a los territorios terminológicos que, por lo general, no sólo encierran asuntos de vocabulario especializado, porque según utilicemos un término u otro, en ello están implícitos matices de mayor o menor calado. Y éste es el caso.
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OTR06 |
Aunque en los ambientes “latinos” (sur de Europa), es frecuente que “todo el mundo” —en realidad, “casi todo el mundo”— siga la terminología de Kähler y los tipos que recogiera Pensabene en
Scavi di Ostia, son relativamente frecuentes los estudiosos que, por unas razones u otras, no lo asuman y eludan hablar de capiteles “corintizantes” y, por supuesto, de “corintios asiáticos”; y reconozco que no les sobran argumentos, porque a partir del siglo IV, con mucha frecuencia, esa sistematización se manifiesta incongruente, seguramente porque las fronteras entre las estructuras correspondientes a los diferentes tipos no siempre están claras (ya lo hemos visto en algunas entradas de este blog). Sin embargo, en más de una ocasión me he declarado partidario de seguir esa línea por razones estrictamente operativas y también por facilitar las posibilidades "pedagógicas" de comentarios como los que aparecen en este blog.
Pero contando con las "debilidades" del modelo de Pensabene para los años posteriores al siglo IV, también tiene la virtud de ser útil para orientar el proceso evolutivo que condujo a las variedades "heterodoxas". Basta echar un vistazo a las variedades tipológicas propuestas por Kautzsch para entender los inconvenientes del exceso de celo en asuntos metodológicos, que podría conducirnos a establecer una categoría tipológica para cada capitel.
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OTR07 |
Casi todas las sistematizaciones que conozco, aplicadas al mundo romano, chocan con el tipo de capitel al que prestaremos atención en los renglones sucesivos. El título del epígrafe puede dar una idea de cómo está la cuestión. Y francamente, aunque me divierte ser heterodoxo, en este caso, reconozco mis limitaciones para resolver el problema, acotar la denominación más oportuna e, incluso, para ser “original” y proponer la denominación “definitiva”, aquella que, a partir de ahora, todos los que se aproximen al estudio del capitel debieran emplear.
Concretamente, en la cripta de la catedral de Otranto existen varios de la misma concepción estructural (ver imagen adjunta del OTR07), según fórmula frecuente en Oriente y que se compone de un cesto de perfil levemente acampanado, que, en principio, hace pensar en los capiteles de Luxor, sobre el que descansa un ábaco cuadrado con molduración de sección recta en los frentes. El cesto, perfectamente definido en su volumetría, dentro de las tradiciones del orden corintio e, incluso, del compuesto, es tangente al ábaco y está decorado mediante una corona de ocho hojas de lóbulos grandes y redondeados, y una segunda de dieciséis hojas lanceoladas, de perfil alargado, con eje y bordes marcados mediante incisión de escaso relieve. Las variaciones de unos a otros son pequeñas; las más significativas se materializan en el número de lóbulos de las hojas de las coronas inferiores.
Para algunos autores, este modelo es derivación directa de ciertos prototipos egipcios (palmiformes o lotiformes), a los que se añadió una corona de acantos; para otros, aunque exista cierta relación o incluso, influencia de los modelos egipcios, es una fórmula que responde con fidelidad a la idea de Calímaco: un cesto construido o embellecido mediante cañas u hojas de palma se deja en el suelo y a su alrededor, brotan acantos u otras formas vegetales, que lo envuelven. Reforzaría la hipótesis el hecho de que en Éfeso, Pérgamo, Serdika, incluso en Volubilis, aparezcan cestos con “fondo” de palmas o cañas, entre algunos capiteles compuestos e, incluso corintios, relativamente evolucionados (300). En la cripta de la catedral de Trani también hay varios compuestos con cestos “de cañas”…
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SFO01, Sofía, excavaciones de Serdika (subterráneo de la avenida Todor Alexandrov) |
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PTA13. Capitel de Pérgamo, Complejo del templo de Atenea y Zeus, finales del siglo II d.C. |
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Capiteles de Volubilis |
“Tradicionalmente”(Cordingley) se consideraba que entre los capiteles más antiguos de este modelo destacaban los de la “Torre de los Vientos”, de Atenas. Esta construcción se ha atribuido a la iniciativa de Andrónico de Cirro (50 a. C.) aunque algunos autores creen que podría ser más antigua (siglo II a.C.); y aún hoy no concita convergencia de juicios… Sea como fuere, en las proximidades de la Torre de los Vientos, han aparecido capiteles de este tipo, muy probablemente, realizados en la época de Adriano (ABA43), según modalidad que ayuda a entender la denominación empleada por el propio Cordingley para describirlos (capiteles “de cañas”).
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ABA43. Capitel aparecido en la zona de la Biblioteca de Adriano y la Torre de los Vientos, Atenas |
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DEMA02. Delfos, Museo Arqueológico, capitel eólico procedente del tesoro de los Massalianos, finales del siglo VI a.C. |
Desde estas consideraciones, es posible plantear una “hipótesis de compromiso”, a partir del capitel “eólico” del Museo Arqueológico de Delfos (DEMA02), aparecido en la fachada del Tesoro de los Massalianos, que se atribuye a los alrededores del año 500 a.C. y que pude entenderse producto de un proceso de yuxtaposición cultural o, incluso, de apropiación de elementos egipcios. Los capiteles “de plamas” o "corintios palmiformes" o "corintios lotiformes", podrían derivar directamente de éstos eólicos, que se siguieron empleando en Esmirna con ábaco romano, con sólo añadirles una corona de hojas de acanto. Y si esa valoración fuera acertada, nos encontraríamos con una tipología (¿orden?) asociada también a estructuras arquitrabadas, común en Oriente, que no valoró o no pudo valorar Vitrubio.
Entre los lugares donde se emplearon estos capiteles destaca Leptis Magna, ciudad engrandecida considerablemente por los emperadores del siglo II y, muy especialmente, por Séptimo Severo (197 a 211), que había nacido en ella. También son frecuentes en Pérgamo (templo de Trajano) y en Éfeso, donde se emplearon con profusión las “palmas” que los caracterizan incluso entre los capiteles de orden compuesto.
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AISA02. Atenas, Iglesia de los Santos Apóstoles (Ágora Griega) |
Los capiteles descontextualizados del mismo tipo y, por lo tanto, “fáciles” de valorar son relativamente numerosos. Scamacca, publicó un comparable reempleado en Santa Eufemia de Grado, con corona de acantos que podría situarlo en el siglo II; en la Puerta de los Leones, de Verona hay otro algo anterior; también, en Santa María de Nocera, del siglo II; en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, en Cuma, etc.
V. Scrinari catalogaba como fragmento de “capitel compuesto” un fragmento del Museo de Aquileia, que, sin embargo, relacionaba con el referente de Leptis Magna y con el de la Puerta de los Leones de Verona, etc., y lo situaba en el siglo II, tal vez valorando el tipo de hoja de la primera corona, propia de las variedades corintizantes de esa época.
Hay un capitel de este tipo, seguramente de tiempos adrianeos, en la pequeña iglesia de Agioi Apostoloi Solaki, realizada a finales del siglo X, en cuya construcción se emplearon capiteles de acarreo y otras piezas de cronología diversa.
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Capitel de pilastra del Museo Bizantino de Atenas |
Kautzsch, en su estudio sobre los capiteles bizantinos, incluía varias piezas (capiteles y pilastras) de Corinto, Atenas, Chalkis, Egina, Chaironeia, Delfos y El Cairo; y los describía como capiteles
“mit Schilf-(Wasser)-blättern”. El del Museo Bizantino de Atenas se valora con facilidad gracias a la modalidad de acanto, muy común en capiteles de otra configuración estructural.
Supongo que han cambiado mucho las cosas desde los tiempos de Kautzsch… Acaso el lugar donde aparecen en mayor número (entre lo que conozco) sea Atenas: en la Acrópolis se amontonan muchos de ellos descontextualizados, con elementos de concepción cultural y cronológica diversa.
G. Agnello valoraba como “bizantino” uno del Museo de Mesina (
Rivista d’Archeologia Cristiana, XLII, 1-4, 1966, p. 9-29) amparándose en que en el ábside de la iglesia de San Martino de Siracusa existen dos capiteles originariamente corintios que fueron retallados y revestidos con estuco en época bizantina hasta convertirlos en capiteles de esta modalidad.
Desde los restos contextualizados o descontextualizados conocidos, es obvio que se siguieron empleando capiteles de este tipo, al menos, hasta el siglo VI, tal y como acreditan los restos aparecidos en Atenas, en Egipto (asociados a la arquitectura copta) y en ciertos lugares de Siria (Qnawat), donde cuentan con ábaco decorado en el frente y hojas derivadas del acanto pero muy dependiente de las bizantinas de los siglos V y VI.
Entre los restos del Museo Arqueológico de Nesabar hay varios capiteles “palmiformes” (o “de cañas”) sin hojas de acanto, aparecidos en contexto arqueológico bizantino de los siglos V y VI...
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Acrópolis de Atenas. Acopio de capiteles palmiformes |
Si miramos hacia occidente, los capiteles de este tipo son raros. Pensabene, en el catálogo de Ostia, recogía uno pequeño de estructura similar (766) pero sin corona inferior, al que denominaba capitel “de tropezóforo” (lo matizaba con una interrogación), suponiendo que podía formar parte de la base de una de esas singulares mesas romanas; y valoraba las hojas como “hojas de agua”.
En la península Ibérica G. Behemerid incluyó algunos que se podrían relacionar con esta modalidad en su capítulo dedicado a los capiteles "mixtos" (760-794), aunque casi ninguno de ellos podría vincularse directamente con ella; la excepción aparece en la mezquita mayor de Córdoba donde hay cuatro que imponen una reflexión de cierto calado. Confío en dedicarlos una entrada específica en un futuro próximo.
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OTR18 |
Los de Otranto componen un grupo bastante homogéneo, que se ha interpretado con criterios divergentes. Joselita Raspi Serra los publicó en 1972 (
Bolletino d’Arte, 1972, p. 138-143), valorándolos como capiteles de tipo “pergameno”; y tras recordar que se había llegado a plantear la hipótesis de que pudieran haber sido realizados en otro lugar, los situaba en relación a los de Leptis Magna y los clasificaba en época posterior a la construcción del Foro Severiano de la ciudad libia.
P. Vergara (
Rivista dell’Instituto Nazionale d’Archeologia e Storia dell’Arte, S, III.IV, 1981, p. 71-103) los situaba en el siglo II, tras relacionarlos con los aparecidos en el anfiteatro de Lecce, pero en un apartado especial titulado: “capiteles de datación incierta”.
A mi juicio, el carácter de la corona inferior complica la valoración, porque no se conocen piezas similares contextualizadas y ante la amplitud del período en que se hicieron capiteles de este tipo (Sglos II al VI), es difícil tomar una decisión bien fundamentada. La inexistencia de rasgos bizantinos (“acantos”) claros refuerza la valoración Raspi Serra y la dificulta la naturaleza de los ábacos, más cerca de la simplificación de tiempos bizantinos que de las molduras de época severiana. El paralelo con el capitel de la Kapnikarea (Panagia Kapnikarea) (AKAP03) es un indicio en la misma dirección.
En suma, parece razonable atribuir a estos capiteles una horquilla de cierta amplitud que cubra los referentes tardoseverianos y el uso más o menos amplio en ambientes de época bizantina en Sicilia y el sur de Italia y, en consecuencia, de nuevo debemos pensar en los años comprendidos entre los siglos IV y VI, aunque, en este caso, la intuición se inclina hacia la tesis de Agnello, que por el paralelismo con otros sicilianos, los consideraba bizantinos.
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AKAP03, Atenas, Kapnikarea |
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OTR20 |
En la cripta hay un capitel (OTR58) que podría ayudar a resolver el problema planteado por los capiteles de lamas o a complicarlo. Vergara lo incluyó en el grupo de datación incierta, pero señalando al siglo XI. Si lo contemplamos con criterios "vitrubianos", es un capitel de concepción estructural anómala, en el que se han perdido las referencias al orden corintio de donde podría derivar... Está articulado mediante dos coronas de hojas: las inferiores son de perfil polilobulado y de cierta carnosidad: las superiores se parece mucho a los acantos evolucionados derivados de los modelos asiáticos; no se alejan mucho de lo que podemos ver, por ejemplo, en Santa María de Lebeña o, incluso, en San Nicolás de Bari. Cuenta con un ábaco cuadrado con moldura sencilla y bajo él con una configuración muy alejada de las fórmulas más frecuentes: en una cada cuenta con hojas anchas de folíolos alargados próximas a las de lo corintios evolucionados del siglo VI con una mandorla crucífera ; en otra, dos mascarones; en la tercera, hojas que parecen ser estilización sumaria de palmetas abiertas...
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OTR58 |
Desde esta descripción de pretensiones analíticas, sería razonable adelantar su cronología hasta momentos de recuperación de las capacidades de los artesanos de la piedra. Pero si nos olvidamos de Vitruvio y cambiamos el punto de vista, el juicio de síntesis daría un vuelco radical, porque la corona inferior y el ábaco son similares a los de la serie anterior; y ello abre la posibilidad de que fuera obra de alguien muy condicionado por las referencias de los capiteles "palmiformes", "de hojas de agua" (etc.), en cuyo caso debiéramos retrasar la cronología. Si unimos a ello la existencia de elementos relacionados con las fórmulas del corintio asiático más evolucionado, estaríamos, de nuevo, con la tesis de Agnello, entre los siglos V y VI.
Capiteles de dos zonas
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OTR68 |
El OTR68 (D6 de Vergara) es un capitel bizantino de dos zonas, en estado de conservación lamentable, que sin embargo permite valorar algunos de sus elementos: el astrágalo laureado, el entrelazo de retícula de rombos y los temas animados, difíciles de ver en la imagen dada la escasa calidad de la fotografía. Siglo VI. Los OTR43 Y OTR08 son similares.
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OTR43 |
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OTR08 |
"Capiteles imposta" o "capiteles-cesto"
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OTR14 |
No sé si con acierto, se denomina (categoriza) a estos capiteles capiteles-cesto. Se caracterizan por conformar "prismatoides" de base circular y ábaco cuadrado, con volúmenes de transición de cualidades muy variables. En éste los tallistas definieron unas bandas de arranque recto que se curva hacia el exterior en el tercio final. Entre ellas se definen cuadros que contienen ornamento de naturaleza “vegetal” o geométrica.
Estos capiteles, típicos de la arquitectura bizantina, son la solución lógica para las necesidades estructurales de un sistema que recurre sistemáticamente al uso de arcos cruzados y que, por ello, necesita ábacos cuadrados para ofrecer una superficie de sustentación apropiada para la colocación de cimacios de perfil cóncavo o convexo que colaboren en la concentración de esfuerzos. Para esa función los capiteles de tradición grecolatina presentaban zonas de debilidad en las esquinas de los ábacos, invariablemente, debilitadas por la ligereza de las volutas. Seguramente para evitar esos problemas los constructores bizantinos optaron por romper con la tradición que, durante los siglos III y IV, acentuó aún más la fragilidad de las esquinas mediante volutas mucho más esbeltas que las de los prototipos del Pleno Imperio.
Y aunque, en ocasiones, mantuvieron ciertos elementos tradicionales como las espirales de las volutas, en ocasiones, casi hélices, acabaron diseñando capiteles de concepción muy simple y elemental, pero mejor adaptada a las necesidades estructurales que los de los años anteriores. Sobre ello y cuando la singularidad del edificio así lo aconsejaba, recubrieron la superficie con ornato calado, de fuerte claro-obscuro, hasta conseguir el espectacular resultado plástico que ofrecen Santa Sofía de Estambul o San Vital de Rávena. Curiosamente, los artífices califales asumieron esa tradición pero, sin embargo, mantuvieron los prototipos romanos para conseguir un característico efecto plástico que materializa la síntesis cultural protagonizada por ellos.
Vergara lo situó (H6) entre los siglos VI y VIII. No tengo datos para discutirlo.
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OTR16 |
En el OTR16 (Vergara, C4) la transición del círculo al cuadrado acontece a la inversa que en el caso anterior: el arranque de las bandas que conforman el volumen del cesto arrancan en curva y culminan en línea recta. Siglos VI-VIII.
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OTR49 |
El OTR49 (G6 de Vergara) es similar al anterior. Siglos VI -VIII.
Otros capiteles
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OTR02 |
El OTR02 también responde a un planteamiento muy condicionado por la pobreza de recursos de quienes lo tallaron y por la incapacidad —voluntaria o no— de emplear fórmulas grecolatinas. En todo caso, es muy elocuente el carácter de la corona inferior con “acantos” de tradición “asiática” o bizantina, así como el peculiar “aplique” colocado en el centro de la parte superior, que nos obliga a pensar en fórmulas netamente bizantinas. Las “volutas” arrancan de modo anómalo, como si quien lo talló pretendiera componer una forma ornamental obtenida mediante la yuxtaposición angular de los bocelillos enrollados en espiral.
El ábaco es casi cuadrado, aunque están muy marcadas las protuberancias axiales.
Vergara, citando paralelos de Spoleto (San Egidio), Bomarzo (Duomo) y catedra de Sessa Aurunca (al norte de Nápoles),los situaba en el siglo VIII. A mi juicio, teniendo en cuenta las circunstancia de los dos inmediatamente posteriores, podría ampliarse el margen de atribución hasta el siglo X.
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OTR38 |
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OTR29 |
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OTR22 |
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OTR33 |
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OTR03 |
El OTR28, estructurado mediante cuatro grandes hojas angulares, orienta su clasificación gracias a los folíolos afilados, el ábaco prácticamente cuadrado con “apliques” y el astrágalo ancho de banda lisa. La penuria de recursos técnicos, en este caso, aconseja situarlo a partir del siglo VII, en un ambiente muy condicionado por las aportaciones bizantinas.
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OTR28 |
Vergara lo consideraba inacabado y lo situaba entre interrogaciones en el siglo VII. El carácter del ábaco, cuasi cuadrado refuerza esa hipótesis y la falta de correspondencia entre el tipo de talla de las “hojas” y del resto de la pieza avala esa hipótesis, aunque el taller que lo realizara no tuviera otras posibilidades que prescindir de la talla fina.
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OTR13 |
La cripta de la catedral de Otranto contiene dos capiteles (OTR13 Y OTR50) de concepción similar, bastante alejados las tradiciones grecolatinas. Sin embargo, aún conservan algunos elementos de ellas, como la configuración cóncava del ábaco, la posesión de molduras en el frente, los abultamientos que hacen pensar en los florones y el levísimo abocelamiento de la parte inferior. Por lo demás, cuentan con cuatro “hojas” angulares de venas paralelas, que nada deben a la tradición de los acantos. Entre ellas, sus artífices, definieron cruces de hechura sencilla.
Desde paralelos algo forzados, Vergara los situó entre los siglos VI y IX y Raspi Serra en el siglo VIII; aunque el grado de evolución parecería indicar que fueron realizado en época muy tardía, por las razones esgrimidas muchas veces sobre los capiteles “degradados”, propongo clasificarlo según una horquilla de cierta amplitud, entre los siglos IV y X.
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OTR50 |
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OTR12 |
El OTR12 refleja una concepción exageradamente simple, con las cuatro hojas angulares que parece fundirse con la tradición de las volutas angulares. El carácter del ábaco, liso y cuadrado, orienta su realización con posterioridad al siglo VI. Vergara (J6) lo situaba entre interrogación en el siglo XI; teniendo en cuenta la ostentosa diferencia que tiene con el resto de los capiteles del siglo XI de la propia cripta, parece más razonable situarlo en los alrededores del año 600.
Capiteles troncocónicos y otras variedades “evolucionadas" o "degeneradas”
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OTR40 |
En la cripta hay varios capiteles troncocónicos que podrían interpretarse como “imitación” o reinterpretación de los capiteles “de palmas” (“de hojas de agua”, “de cañas”, etc.) . Están resueltos mediante recursos técnicos muy pobres y fórmulas ornamentales alejadas de las tradiciones helenísticas. Cuentan con astrágalo grueso y liso y motivos que hacen pensar en una interpretación muy forzada de las tradiciones bizantinas.
Vergara los agrupaba junto con la serie “degenerada” incluida a continuación, en un bloque de “capiteles fitomorfos” y los situaba en época longobarda. Aunque la hipótesis es tentadora, si los comparamos con los que se adjudican a esta época en el Museo del Sannio, aparecen ciertas discrepancias, que empujan la catalogación hacia los alrededores del siglo X.
El OTR40 (Vergara, E8) se distingue por la mencionada dependencia respecto de las modalidades mencionadas. Siglos VII al X.
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OTR41 |
El OTR41 (Vergara, D7), aunque ha perdido parte de la zona inferior, ofrece problemas de clasificación comparables al anterior, aunque su modalidad estructural lo sitúan en la órbita de las tradiciones derivadas del orden corintio. Es posible que se trate de parte de un capitel tallado en dos piezas o que estuviera asociado a un cimacio troncopiramidal para configurar una fórmula ornamental similar a la del OTR46. También en este caso, me inclino por ampliar el margen de clasificación entre los siglos VII y X.
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OTR53 |
El OTR53 (Vergara, C2) propone problemas de clasificación similares a los del anterior.
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OTR46 |
El capitel OTR46 (Vergara, C5) nos ayuda a imaginar el carácter de los anteriores, probablemente concebidos para “trabajar” con cimacios sensiblemente troncopiramidales. En este caso, se han unido en un único bloque capitel y cimacio, en una fusión bastante lógica desde el punto de vista estructural. Situable entre los siglos VII y X, pero con mayor probabilidad hacia el siglo X.
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OTR66 |
El OTR66 (Vergara A7) es un capitel muy alejado de los paradigmas grecolatinos. Tiene el ábaco prácticamente cuadrado; en lugar de florón posee un tallo del que surgen hacia abajo dos rizos. Está articulado en dos cuerpos: el inferior contiene una corona de “hojas” de diseño extraño, ajeno a la simetría que suele imperar en la ornamentación arquitectónica, que define tallos inclinados que culminan en rollo. Posee una especia de astrágalo de banda lisa.
En el cuerpo superior hay cuatro grandes hojas angulares que rematan en espirales; entre ellas los tallistas colocaron dos elementos verticales, acaso con vocación “hojas”, de altura desigual que parecen fruto de una creatividad ajena a las tradiciones grecolatinas.
Aunque como sucede con los anteriores, es difícil situar culturalmente este capitel, apenas caracterizado por su alejamiento de las tradiciones romanas, lo razonable es adscribirlo a época tardía; su hubiera aparecido en la península Ibérica, sería un firme candidato al siglo X, junto con los más evolucionados que aparecen, por ejemplo, en Mazote o en Escalada; en Italia, podría ser algo anterior (época longobarda, según Vergara), pero me parece más probable que se realizaran durante el siglo X.
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OTR42 |
El OTR42 (Vergara D7), con el ábaco cuadrado, el alejamiento de las ideas del orden, apenas aludido por agrupaciones verticales de tres hojas de pencas y “árboles” con rizos, y el collarino liso apuntan hacia tiempos relacionados con las fórmula bizantinas, pero condicionadas por la pérdida de recursos técnicos. Vergara (D7) lo consideraba obra longobarda, como al resto de los afines.
Entre los siglos VII y X, pero probablemente, hacia el año 900.
Capiteles del siglo XI
Aunque escapan de mi “negociado”, voluntariamente limitado a la frontera apocalíptica del año 1000 y el título de la entrada habla de "capiteles reutilizados", ofrezco a continuación las imágenes de los capiteles del siglo XI, ante todo, para justificar algún juicio emitido en las líneas precedentes, amparado en el planteamiento estructural que muestran todos ellos, invariablemente alejados de las fórmulas helenísticas.
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OTR17
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OTR19 |
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OTR37 |
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OTR54 |
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OTR57 |
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OTR62 |
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OTR67 |
Para finalizar
Como en tantos otros edificios italianos medievales, también en la catedral de Otranto queda documentada la costumbre de emplear piezas procedentes de edificios anteriores, no siempre de dedicación cristiana; aunque como ya habrá advertido la perspicacia del lector, nada nos garantiza que las realizadas en el Pleno Imperio hubieran sido reutilizadas en los primeros templos cristianos y que, por lo tanto, cuando fueron empleados en el siglo XI, ya estaban “legitimizados” como piezas que habían sido utilizadas en aquellos.
En este caso, la secuencia definida `por los capiteles de Otranto cubre, casi con absoluta continuidad, el período comprendido entre los siglos II y XI, mil años en los que la ornamentación arquitectónica cumplió como soporte material de continuidad histórica y como "fósil guía" de las diferentes fases de esa continuidad que, contemplada desde la península Ibérica, ayuda a situar ciertos fenómenos propios, contando incluso con el alejamiento impuesto por los acontecimientos posteriores a la caída de Roma.
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