Así lo comentan en el blog de la
Fundación Alejandro de la Sota:
"Sentimos empezar el año 2017 dando la malísima noticia de que la Casa Guzmán de Alejandro de la Sota ha sido demolida para ser sustituida por una nueva vivienda. Nuevamente, la arquitectura contemporánea sufre de la falta de cultura, de la falta de sensibilidad, la falta de protección y el fallo en cadena de la profesión, fruto de la desidia que se ampara en lo que es legal. La Casa Guzmán ha sido hasta hoy una obra de referencia de la arquitectura contemporánea española desde que Alejandro de la Sota la construyó en la década de los setenta del pasado siglo para Enrique Guzmán en la urbanización Santo Domingo. Sin embargo, nada ni nadie ha impedido que su descendiente haya podido tomar la decisión de sustituirla por otra cosa. Es el concepto de lo mío es mío y hago con ello lo que quiero. En Arquitectura, a diferencia de otras Artes esto es lo normal. Nadie se imagina que un heredero pueda destruir un cuadro o una escultura, quemar el manuscrito de un escritor. Nadie lo puede imaginar y tendría enfrente, además del peso de la ley, el escándalo de la sociedad. En la Arquitectura, sin embargo, es posible y ocurre en demasiadas ocasiones. Tiempo tendremos para entre todos tomar consciencia del valor de este proyecto en la historia reciente de la arquitectura española pero, desde su construcción, ha sido una referencia visitada, estudiada, publicada, disfrutada por generaciones de arquitectos de todo el mundo. Disfrutada, también y el primero, por Enrique Guzmán, su propietario y el que realizó el encargo a Alejandro de la Sota, un propietario orgulloso de recibir durante estos cuarenta años a cientos de estudiantes que se acercaban a contemplar su vivienda. En más de una ocasión nos contaba anécdotas de estas visitas, como la de un arquitecto suizo que le reconvino por hacer una reforma en las habitaciones interiores: “se conocía mejor el proyecto original que yo mismo” nos decía."
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Casa Guzman de Alejandro de la Sota. Foto Fundación Alejandro de la Sota |
En el fondo de la cuestión está la dificultad que existe para formular formas de protección efectivas en asuntos de arquitectura contemporánea, que ha propiciado la demolición de varios edificios de singularidad excepcional.
El profesor Ezquiaga comparaba la atrocidad con la demolición de "la Pagoda" (Laboratorios Jorba), de Fisac; suscribo su valoración y, desde luego, la necesidad de arbitrar un marco normativo que, cuando menos, proteja de manera eficaz las obras más relevantes de la arquitectura reciente; pero comprendo que es difícil hacerlo porque, en un ambiente cultural como el nuestro, tan condicionado por vicios y virtudes añejos de esencia feudal y, teniendo en cuenta las implicaciones globalizadoras de la idea de genio, sería casi imposible crear una norma que no fuera exageradamente proteccionista.
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Nueva Casa Guzmán.. Foto Laura Rivas Olmo |
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