Hace unos días, BBC Mundo se hacía eco de un estudio realizado por Jean Twenge, de la universidad estatal de San Diego, mediante encuestas a 11 millones de jóvenes norteamericanos y, por supuesto, un número mucho menor de entrevistas en profundidad, cuyas conclusiones ofrecían un panorama bastante “peculiar” —que es término especialmente adecuado en este caso—. En realidad, el trabajo fue publicado en 2014 aunque su autora ha procedido a una actualización que no modifica substancialmente sus primeras observaciones...
Según Jean Twenge, “los chicos superconectados (generación Me) están creciendo menos rebeldes, más tolerantes, menos felices y completamente incapacitados para asumir la vida adulta”. Y lo complementa indicando que son menos propensos a conducir automóviles, trabajar, practicar sexo, salir y tomar alcohol, para culminar que, según su criterio, los jóvenes actuales (¡nacidos en los 80 y 90! llegan a los 18 años con un retraso de 3 en madurez respecto de las generaciones anteriores.
Dicen que “no se puede generalizar”… Aunque soy firme partidario de las generalizaciones con fundamento, en este caso me sumo al grupo de los escépticos “por razones estratégicas”. Muy probablemente las observaciones de Jean Twenge sean acertadas, sobre todo para "explicar" el triunfo de Donlad Trump, como el texto comentado hace poco de Mark Lilla. Pero me temo que como sucede con las estadísticas, esas conclusiones encierran fenómenos de una complejidad inusitada que debería ser enfatizada con la misma claridad que las acotaciones (cebos) de la portada del libro.
Con unos cuantos años de actividad profesional a las espaldas, me consta que el desarrollo de los “nuevos medios” ha potenciado una pérdida acusada de capacidades y aptitudes, pero no en todos los casos, sino simplemente en el de quienes se han formado en ambientes obsesionados con la motivación.
Insisto: seguro que el trabajo de Twege está bien hecho, pero también es seguro que ciertos sectores, tan minoritarios en USA como en otros países occidentales, gracias al desarrollo de los actuales sistemas de comunicación, han podido adquirir un desarrollo y una madurez que desbordan los límites definidos en las generaciones anteriores. Un joven de 18 años que haya desarrollado adecuadamente las capacidades y aptitudes definidas, por ejemplo, en el modelo Montesori, dotado de los “nuevos medios” puede tener un nivel de capacidad profesional y personal difícil de imaginar diez años antes…
¿Que los jóvenes de ahora beben menos y practican menos sexo? Sospecho que Jean Twenge debiera darse una vuelta por los lugares de desparrame europeos y no sólo, como a buen seguro estaré pensando el lector, por Magaluf, sino sobre todo por las zonas de "ambiente joven" de Madrid, Barcelona, Sevilla, Bilbao... Salzburgo, Londres, Munich, Roma… e incluso Nueva York.
En suma, buen libro para que los "polemistas" de los medios de comunicación tengan apoyo para dotar de "fundamento científico" a sus chorradas. Lo mejor del libro: poner sobre la mesa una vez más que los medios sólo son lo que el propio término implica, y que el proceso educativo debe prestar especial atención al desarrollo de TODAS las posibilidades cognitivas, y muy especialmente, a las relacionadas con la adquisición de autonomía personal, capacidad para evaluar riesgos y tomar decisiones, potencial analítico, capacidad crítica, creatividad, etc., etc.
Según Jean Twenge, “los chicos superconectados (generación Me) están creciendo menos rebeldes, más tolerantes, menos felices y completamente incapacitados para asumir la vida adulta”. Y lo complementa indicando que son menos propensos a conducir automóviles, trabajar, practicar sexo, salir y tomar alcohol, para culminar que, según su criterio, los jóvenes actuales (¡nacidos en los 80 y 90! llegan a los 18 años con un retraso de 3 en madurez respecto de las generaciones anteriores.
Dicen que “no se puede generalizar”… Aunque soy firme partidario de las generalizaciones con fundamento, en este caso me sumo al grupo de los escépticos “por razones estratégicas”. Muy probablemente las observaciones de Jean Twenge sean acertadas, sobre todo para "explicar" el triunfo de Donlad Trump, como el texto comentado hace poco de Mark Lilla. Pero me temo que como sucede con las estadísticas, esas conclusiones encierran fenómenos de una complejidad inusitada que debería ser enfatizada con la misma claridad que las acotaciones (cebos) de la portada del libro.
Con unos cuantos años de actividad profesional a las espaldas, me consta que el desarrollo de los “nuevos medios” ha potenciado una pérdida acusada de capacidades y aptitudes, pero no en todos los casos, sino simplemente en el de quienes se han formado en ambientes obsesionados con la motivación.
Insisto: seguro que el trabajo de Twege está bien hecho, pero también es seguro que ciertos sectores, tan minoritarios en USA como en otros países occidentales, gracias al desarrollo de los actuales sistemas de comunicación, han podido adquirir un desarrollo y una madurez que desbordan los límites definidos en las generaciones anteriores. Un joven de 18 años que haya desarrollado adecuadamente las capacidades y aptitudes definidas, por ejemplo, en el modelo Montesori, dotado de los “nuevos medios” puede tener un nivel de capacidad profesional y personal difícil de imaginar diez años antes…
¿Que los jóvenes de ahora beben menos y practican menos sexo? Sospecho que Jean Twenge debiera darse una vuelta por los lugares de desparrame europeos y no sólo, como a buen seguro estaré pensando el lector, por Magaluf, sino sobre todo por las zonas de "ambiente joven" de Madrid, Barcelona, Sevilla, Bilbao... Salzburgo, Londres, Munich, Roma… e incluso Nueva York.
En suma, buen libro para que los "polemistas" de los medios de comunicación tengan apoyo para dotar de "fundamento científico" a sus chorradas. Lo mejor del libro: poner sobre la mesa una vez más que los medios sólo son lo que el propio término implica, y que el proceso educativo debe prestar especial atención al desarrollo de TODAS las posibilidades cognitivas, y muy especialmente, a las relacionadas con la adquisición de autonomía personal, capacidad para evaluar riesgos y tomar decisiones, potencial analítico, capacidad crítica, creatividad, etc., etc.
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