La cena del 7 de enero con doña Elena y los fantasmas de Goya.

Lo cuenta Amador Fernández-Savater, que salió del encuentro con los pelos como escarpias. Al parecer, la ministra de cultura (ambas con minúscula) organizó una reunión con cerca de veinte comensales entre quienes estaban Álex de la Iglesia, Soledad Giménez, Antonio Muñoz Molina, Elvira Lindo, Alberto García Álix, Ouka Leele, Luis Gordillo, Juan Diego Botto, Manuel Gutiérrez Aragón, Gonzalo Suárez, Cristina García Rodero, el propio Amador y dos o tres personas más.
Según su relato, que sugiero leer con detenimiento, el ambiente era más propio de Transilvania. De sus descripciones infiero la presencia de esos espíritus atormentados que, según cuentan, vagan por el tejado de la Casa de las siete chimeneas.
Acreditados profesionales de asuntos extrasensoriales, probablemente pagados por el propio Ministerio, ya han identificado a doña Elena, amante de Felipe II, fallecida en circunstancias extrañas en el viejo edificio, y dudan sobre el carácter de los demás. Personalmente me inclino por la hipótesis de mi buen amigo Miguel, experto  en quimeras —aunque diletante—, que los ha identificado. Piensa que son los muy distinguidos fantasmas de Goya, encolerizados por la voluntad de la ministra, empecinada en resucitar la Santa Inquisición, en versión posmoderna y, por supuesto, laica.

Amigo Amador, no me extraña tu espanto.