Padres que deberían ser ¿encarcelados?

Por María Gil González

Cuando de vez en cuando escuchamos en alguna tertulia o leemos algún artículo donde hablan sobre esos padres que ponen todas sus esperanzas en los hijos para que se conviertan en aquello que ellos no pudieron ser, solemos pensar que el padre que es abogado quiere que su hijo siga su legado, el que es arquitecto pues lo mismo, y a la vez rechazamos ese tipo de educación, porque los niños deben ser quienes decidan qué quieren ser. Solemos tener a alguien conocido que de tanto decirle al niño que lo mejor es ser arquitecto, el niño en arquitecto se convirtió.

A mediados de este mes, di con una noticia donde una madre tenía puestas todas sus ilusiones en su hija de siete años. Esto no sería llamativo si no fuera por lo siguiente:
La madre, una chalada británica de 51 años, es popularmente conocida como “la barbie humana”, pero no por su pelo rubio oxigenado, sino por la cantidad de operaciones de estética a las que se ha sometido para llegar a parecerse a la muñeca. Para el cumpleaños de Poppy, su hija de siete años, le regaló un vale para una operación de aumento de pecho, pero como el regalo parecía incompleto, estas navidades lo aumentó con otro vale para una liposucción. ¿De dónde ha salido estas mujer? Con lo mencionado anteriormente ya nos hacemos a una idea del número reducido de neuronas de esta fantástica madre, pero aun así, pongamos una cita textual de la señora:
“Pregunta por las cirugías todo el tiempo. Quiere verse bien y la lipo es una de esas operaciones que puede ser muy útil.”
¡A esta mujer le falta un hervor!
Creo que todos tenemos claro que cada padre debe educar a su hijo como crea conveniente, siempre y cuando la poca falta de luces de éste no interfiera de manera negativa en el niño, convirtiéndolo así en el espejo de un ejemplo a no seguir.