Irene me pasa la referencia de una noticia entre divertida e inquietante. No hace mucho tiempo apareció en la Franja de Gaza una estatua de bronce con fondo de pitufos, que pudiera ser representación de Apolo y que fue ofrecida en eBay por 500.000 dólares. Sin embargo, la policía de Hamas, que gobierna esa zona, se hizo cargo del asunto y la dejó al abrigo de curiosos y especialista, que en este momento, han de ser legión.
Según recoge The Guardian, Ghrab, el responsable del hallazgo, que se creyó tocado por la gracia de Allah, explicó que encontró la pieza en agosto mientras pescaba, cuando se enredaron sus redes en la estatua, y que la trasladó a su casa en un carro tirado por un burro (se estima que pesa 500 Kg). También dijo que su madre se escandalizó al ver que la estatua estaba desnuda y le advirtió de que aquel hallazgo supondría consecuencias desastrosas… Y completó el relato explicando que cortó un dedo para que un experto en metales le dijera si se trataba de una escultura de oro; más tarde cortaron otro...
Los arqueólogos, limitados a comentar el evento mediante fotografías de calidad manifiestamente mejorable como las recogidas aquí, han puesto en duda la historia por razones obvias: si la escultura hubiera estado sumergida debería presentar, cuando menos, los restos de microorganismos específicos del medio marino y es inimaginable que en esas condiciones se hubieran conservado los rizos. A la vista de las imágenes con fondo de pitufos, más parece que el bronce hubiera permanecido enterrado, acaso en un importante yacimiento arqueológico desconocido y "estudiado" mediante el muy poco ortodoxo procedimiento de las retro-excavadoras. Son los problemas de la arqueología en países pobres y con conflictos políticos graves...
Aunque es difícil hacerse una idea clara de las cualidades de la obra, Thomas Bouzon, de la Universidad de Orleans, ha peritado que puede datarse entre los siglos V a JC y II d JC. Supongo que se han encontrado con el problema de ajustar un rostro de apariencia "severa" con unos rizos que nos conducen a tiempos de Adriano...
Según recoge The Guardian, Ghrab, el responsable del hallazgo, que se creyó tocado por la gracia de Allah, explicó que encontró la pieza en agosto mientras pescaba, cuando se enredaron sus redes en la estatua, y que la trasladó a su casa en un carro tirado por un burro (se estima que pesa 500 Kg). También dijo que su madre se escandalizó al ver que la estatua estaba desnuda y le advirtió de que aquel hallazgo supondría consecuencias desastrosas… Y completó el relato explicando que cortó un dedo para que un experto en metales le dijera si se trataba de una escultura de oro; más tarde cortaron otro...
Los arqueólogos, limitados a comentar el evento mediante fotografías de calidad manifiestamente mejorable como las recogidas aquí, han puesto en duda la historia por razones obvias: si la escultura hubiera estado sumergida debería presentar, cuando menos, los restos de microorganismos específicos del medio marino y es inimaginable que en esas condiciones se hubieran conservado los rizos. A la vista de las imágenes con fondo de pitufos, más parece que el bronce hubiera permanecido enterrado, acaso en un importante yacimiento arqueológico desconocido y "estudiado" mediante el muy poco ortodoxo procedimiento de las retro-excavadoras. Son los problemas de la arqueología en países pobres y con conflictos políticos graves...
Aunque es difícil hacerse una idea clara de las cualidades de la obra, Thomas Bouzon, de la Universidad de Orleans, ha peritado que puede datarse entre los siglos V a JC y II d JC. Supongo que se han encontrado con el problema de ajustar un rostro de apariencia "severa" con unos rizos que nos conducen a tiempos de Adriano...
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