Por RMG
Hace unos días el Art Newspaper nos comunicaba que tendrá lugar la instalación de dos obras en el Fourth Plinth de Trafalgar Square en 2015 y 2016. Dichas obras pertenecen a David Shrigley con Really Good y Hans Haacke con Gift Horse.
En el caso del primero, se trata de una mano con el pulgar hacia arriba. Con una altura de diez metros y un pulgar cómicamente estirado, Shirgley realizará su primera pieza de escultura cívica gigante. En el evento organizado por el ayuntamiento londinense, el artista, comentaba que la intención del monumento era una crítica satírica sobre el poder del arte para cambiar la sociedad en un momento en el que las fortunas económicas estaban patas arriba.
“On the one hand it’s completely ridiculous to suggest that public artwork can aid the economic recovery…but then maybe it isn’t, because if you genuinely believe art is a positive thing, you have to quantify that positive effect”, dijo el artista en su discurso.
Hans Haacke, por su parte, presenta el esqueleto de un caballo en bronce derivado del plan original para el plinto en 1841 (una estatua ecuestre de Guillermo IV). El equino porta en una de sus patas delanteras un teletipo de los precios en la Bolsa de Valores de Londres. A pesar de no asistir a la conferencia de prensa afirmó en un comunicado que su obra iba dirigida en homenaje a dos ingleses del siglo XVIII: por un lado se refería al economista Adam Smith, quien introdujo el concepto de “la mano invisible del mercado” en 1776; y por el otro al pintor George Stubbs, quien publicó su Anatomía de un Caballo el mismo año.
El presidente de la comisión del Cuarto Plinto, Ekow Eshun, comentó que el caballo del señor Haacke era un “bonito” y “poético” comentario sobre la relación entre el arte, el capital y la sociedad. “It’s a reference to our history but also to the fact that money is the hidden dynamic that fuels pour city for good or bad. It’s… a timely piece in the economic circumstances we live in.” recoge del discurso de Eshun el Financial Times·
La iniciativa del Cuarto Plinto, la cual se lleva a cabo desde 1998, es financiada por el Ayuntamiento y, a su vez cuenta con el apoyo del Arts Council England, el organismo nacional de financiación.
El alcalde de Londres, Boris Jonson, dijo que cada escultura “resultaba enigmática a su manera”.
Y ahora la pregunta es, ¿una escultura de este tipo puede ayudar a cambiar la dirección de la economía o resolver problemas políticos? Como intentan defender estos artistas, o ¿quizás haga falta ser menos estéticos y más contundentes a la hora de protestar contra un sistema político?
Llama mi atención una parte del discurso generado por Shrigley en el que comenta que “No se trata sólo de una oportunidad para ganar dinero, sino que, lo emocionante es que se te otorga la ocasión de realizar una escultura a una escala que nunca habrías imaginado” ¿Cómo puede ser que un artista como Shrigley se quede en un discurso tan plano? Es cierto que es una gran oportunidad para realizar algo a gran escala, pero quizá, que te expongan una pieza en Trafalgar Square debería ser una ocasión para tocar otros aspectos más importantes que perjudican al arte y a su círculo. Esta frase del artista me recuerda más a un monumento conmemorativo que a una escultura con trasfondo que es lo que intenta defender en otras partes de su discurso.
Hace unos días el Art Newspaper nos comunicaba que tendrá lugar la instalación de dos obras en el Fourth Plinth de Trafalgar Square en 2015 y 2016. Dichas obras pertenecen a David Shrigley con Really Good y Hans Haacke con Gift Horse.
En el caso del primero, se trata de una mano con el pulgar hacia arriba. Con una altura de diez metros y un pulgar cómicamente estirado, Shirgley realizará su primera pieza de escultura cívica gigante. En el evento organizado por el ayuntamiento londinense, el artista, comentaba que la intención del monumento era una crítica satírica sobre el poder del arte para cambiar la sociedad en un momento en el que las fortunas económicas estaban patas arriba.
“On the one hand it’s completely ridiculous to suggest that public artwork can aid the economic recovery…but then maybe it isn’t, because if you genuinely believe art is a positive thing, you have to quantify that positive effect”, dijo el artista en su discurso.
Hans Haacke, por su parte, presenta el esqueleto de un caballo en bronce derivado del plan original para el plinto en 1841 (una estatua ecuestre de Guillermo IV). El equino porta en una de sus patas delanteras un teletipo de los precios en la Bolsa de Valores de Londres. A pesar de no asistir a la conferencia de prensa afirmó en un comunicado que su obra iba dirigida en homenaje a dos ingleses del siglo XVIII: por un lado se refería al economista Adam Smith, quien introdujo el concepto de “la mano invisible del mercado” en 1776; y por el otro al pintor George Stubbs, quien publicó su Anatomía de un Caballo el mismo año.
El presidente de la comisión del Cuarto Plinto, Ekow Eshun, comentó que el caballo del señor Haacke era un “bonito” y “poético” comentario sobre la relación entre el arte, el capital y la sociedad. “It’s a reference to our history but also to the fact that money is the hidden dynamic that fuels pour city for good or bad. It’s… a timely piece in the economic circumstances we live in.” recoge del discurso de Eshun el Financial Times·
La iniciativa del Cuarto Plinto, la cual se lleva a cabo desde 1998, es financiada por el Ayuntamiento y, a su vez cuenta con el apoyo del Arts Council England, el organismo nacional de financiación.
El alcalde de Londres, Boris Jonson, dijo que cada escultura “resultaba enigmática a su manera”.
Y ahora la pregunta es, ¿una escultura de este tipo puede ayudar a cambiar la dirección de la economía o resolver problemas políticos? Como intentan defender estos artistas, o ¿quizás haga falta ser menos estéticos y más contundentes a la hora de protestar contra un sistema político?
Llama mi atención una parte del discurso generado por Shrigley en el que comenta que “No se trata sólo de una oportunidad para ganar dinero, sino que, lo emocionante es que se te otorga la ocasión de realizar una escultura a una escala que nunca habrías imaginado” ¿Cómo puede ser que un artista como Shrigley se quede en un discurso tan plano? Es cierto que es una gran oportunidad para realizar algo a gran escala, pero quizá, que te expongan una pieza en Trafalgar Square debería ser una ocasión para tocar otros aspectos más importantes que perjudican al arte y a su círculo. Esta frase del artista me recuerda más a un monumento conmemorativo que a una escultura con trasfondo que es lo que intenta defender en otras partes de su discurso.
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