Hace más de 50 años los Wittkower publicaban un libro especialmente sugerente e interesante: Nacidos bajo el signo de Saturno. La obra sigue siendo referencia para explicar a trazo grueso cómo se ha entendido y aún se entiende la capacidad creadora, según creencias arraigadas desde hace muchos años y que sitúan el perfil psicológico del creador en los obscuros territorios de la inestabilidad espiritual y la melancolía. Para muchas personas un artista es un ser excepcional al que debemos perdonar los excesos o "locuras", como contrapartida a la delectación que nos proporcionan sus obras. A esa legión de ingenuos aún deberíamos unir quienes, de modo más prosaico, llegan a la misma conclusión por "razones prácticas": la calidad de las obras del genio bien merece perdonar los posibles "pecadillos" que pudiera cometer y que, con exagerada frecuencia, tienen por objeto a la mujer. Alonso Cano es un ejemplo vergonzante, pero podríamos citar algunos más y, entre ellos, a Caravaggio, Gauguin, Balthus...
Hace tiempo se planteó el escabroso y rocambolesco caso de Roman Polanski, acusado de tener relaciones sexuales con una niña de 13 años, que pretendía ser modelo... acaso por estúpida sugerencia familiar.
Ahora reaparece el caso de Woody Allen, varias veces silenciado, porque Dylan Farrow, hija adoptiva suya, reitera que sufrió abusos sexuales cuando tan sólo tenía 7 años. El director ha manifestado en varias ocasiones que Dylan miente, siguiendo instrucciones de su madre (Mia Farrow)... Sin embargo, el "genial cineasta", que ha convertido sus debilidades neuróticas y melancólicas en argumento recurrente sobre el que construir su obra, está casado con quien fuera hija adoptiva...
¿Qué sistema judicial puede impartir justicia en una situación tan vidriosa? ¿Cómo salir de la confrontación entre el testimonio de una persona frente a otra? En este caso concreto y con lógica brechtiana, la cuestión parece clara, pero... ¿Cómo superar la coraza de la "presunción de inocencia"?
Lo peor del caso es que, en estas situaciones, a la mitificación debemos añadir que el morbo y la curiosidad malsana son vicios universales. Todos jugamos con cartas marcadas y manifestamos más hipocresía que voluntad por resolver situaciones que repugnan al sentido común y, además, activan gravísimas consecuencias para el desarrollo psicológico de las víctimas. No hace mucho, la menor "seducida" por Roman Polansky, Samantha Geimer, manifestó que le habían hecho más daño los periodistas, los jueces y los abogados, que el propio Polanski.
Ante el caso reciente de Woody Allen se me ocurre que las teorías hipocráticas que situaban la melancolía bajo el signo de Saturno, acaso sean más acertadas de lo que pudiera parecer desde nuestra actual y muy científica psicología... Al menos, en el caso de Woddy Allen, parece cierto que Saturno devora a sus hijos...
Missed the Woody Allen tribute... Did they put the part where a woman publicly confirmed he molested her at age 7 before or after Annie Hall?
A lo mejor, las películas de este personaje, a quien pueden amargar los últimos años de su vida, no son tan buenas y su éxito se puede explicar porque a "todos" nos gusta sublimar nuestras mezquindades. ¿También a las mujeres?
Hace tiempo se planteó el escabroso y rocambolesco caso de Roman Polanski, acusado de tener relaciones sexuales con una niña de 13 años, que pretendía ser modelo... acaso por estúpida sugerencia familiar.
Wikipedia |
¿Qué sistema judicial puede impartir justicia en una situación tan vidriosa? ¿Cómo salir de la confrontación entre el testimonio de una persona frente a otra? En este caso concreto y con lógica brechtiana, la cuestión parece clara, pero... ¿Cómo superar la coraza de la "presunción de inocencia"?
Lo peor del caso es que, en estas situaciones, a la mitificación debemos añadir que el morbo y la curiosidad malsana son vicios universales. Todos jugamos con cartas marcadas y manifestamos más hipocresía que voluntad por resolver situaciones que repugnan al sentido común y, además, activan gravísimas consecuencias para el desarrollo psicológico de las víctimas. No hace mucho, la menor "seducida" por Roman Polansky, Samantha Geimer, manifestó que le habían hecho más daño los periodistas, los jueces y los abogados, que el propio Polanski.
Ante el caso reciente de Woody Allen se me ocurre que las teorías hipocráticas que situaban la melancolía bajo el signo de Saturno, acaso sean más acertadas de lo que pudiera parecer desde nuestra actual y muy científica psicología... Al menos, en el caso de Woddy Allen, parece cierto que Saturno devora a sus hijos...
Missed the Woody Allen tribute... Did they put the part where a woman publicly confirmed he molested her at age 7 before or after Annie Hall?
A lo mejor, las películas de este personaje, a quien pueden amargar los últimos años de su vida, no son tan buenas y su éxito se puede explicar porque a "todos" nos gusta sublimar nuestras mezquindades. ¿También a las mujeres?
Me pregunto si en el mundo del arte, al estar sacralizado, se excusa al pecador igual que a los curas que "no sabían lo que hacían" o que "se dejaron seducir por quien les provocaba" les respaldan igual las "autoridades" y los parroquianos de a pie. Y si las producciones artísticas tienen para el público el mismo efecto placebo que una confesión de confesionario para... ¿dios?
ResponderEliminarComo bien escribes el desarrollo personal de cualquier víctima, que según algunas estadísticas no muy documentadas es el 20% de la población infantil (me es dolorosamente fácil de creer) independientemente de clase y género (no sé yo), queda fuertemente sacudido, y es relativamente fácil de reconocer por algunas personas (otras víctimas por ejemplo).
(Nota: Una vez escuché a dos licenciados de magisterio hablar sobre cuántos niños con abusos tenían en clase y cuáles eran sus síntomas, desde fuera y por el tono de la conversación, estos niños parecían cromos).
Es curioso también que esa "presunción de inocencia" es la que retroalimente el miedo y parálisis de una víctima a la confrontación, ya sea personal o judicial. Por no hablar del Miedo arraigado de serie en el cerebro. Es más fácil sufrir /cometer un abuso que demostrarlo. Cómo si fuera sencillo asumirse y pronunciarse como víctima.
Creo también que como "no se ve, "no está"" y en el parafraseo colectivo hay mucha frase que pretende distraer de estas realidades.
Un caso cercano que años después de la agresión, tomó la decisión de denunciarlo, fue disuadido por la abogada entre otras cosas porque no había pruebas y había muchos casos en los que el lamentable proceso judicial habitualmente causaba más estragos en la víctima que bienestar, debido a que esta presunción hace del proceso una interminable tramitación bélico-burocrática, y en realidad la gente no tiene muchas ganas de trabajar.
En mi opinión, ante la duda: psicología.
Así si la víctima miente, podrás investigar la raíz, y si no miente, la curación (posible). Y con el agresor parecido.* Y el interés pasa a ser científico, social y moral, quizás... no burocrático ni económico.
Con respecto a la sublimación y a la mujer como blanco principal de las agresiones, una vez leí un artículo sobre el inalcanzable sumum de la belleza femenina. Planteaba que básicamente consistía en que para ser "perfecta" hay que ser o parecer una eterna adolescente de 14 años. Sin pelo, sin arrugas, con todo firme y suave (¿cómo el culito de un bebé?) y para colmo un caracter jovial, o mejor infantilesco mezclado con el torbellino de hormonas lujuriosas.
ResponderEliminarSi el ideal de belleza (femenino sobre todísimo) ronda lo cuánto-más-joven-parezcas-mejor, a lo mejor este tipo de personas en su desequilibro intrínseco y extrínseco vive estas agresiones como el "alcance de lo inalcanzable".
Quizás la atmósfera hollywoodiense del estrellato alimente un poco también esta permisividad al excentricismo extremo del artista, en lo moral incluido. "Es que es un genio, déjale".
Eso por no hablar de los matices de necesidad de dominación y abuso sobre personas indefensas... de lo cual no me apetece decir más que Proyecto Milgram y Prisión de Stanford (en el contexto del "origen de la maldad")
O del papel de la mujer como objeto, sobre el cual se justifican decisiones externas y abusos de todo tipo y las legitimaciones dicotómicas sociales. "Si es que van provocando" "En realidad quieres esto" "En el fondo te gusta" "Cuando dicen no quieren decir sí". Cuando una persona legitima esto, el apocalipsis zombie está un paso más cerca.
A Allen y sus coleguitas les habría recomendado http://b4uact.org/ aunque me suscite algunas dudas.
Desde lo profundamente visceral les recomendaría otras cosas no tan amables.
Posiblemente falten caracteres sobre todo lo que podría decir sobre este tema.
* Con respecto a las aplicaciones del género de este comentario, no empleo lenguaje inclusivo o neutro por agilizar escritura y lectura del mismo. Aunque esté escrito "agresor", por ejemplo, se sobreentiende que también hay agresoras... y víctimos, claro.