El museo de Estepa, que ocupa un edificio del siglo XVII, ofrece unas instalaciones aceptables, dentro de lo que es norma entre los de su especie. Como es habitual, también en este caso, la zona dedicada a la cultura andalusí parece algo exigua.
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Más allá de un fragmento de gran capitel de escaso espesor, contiene varias piezas que deseo colocar en este escaparate. La primera es un capitel muy erosionado, de proporción peraltada, derivado de las variedades corintizantes, con cuatro grandes hojas de folíolos alargados, lanceolados y paralelos, que culminan bajo un ábaco perfectamente marcado casi cuadrado. Por las razones que he explicado en otras ocasiones, teniendo en cuenta la relación con las fórmulas orientales que permite intuir el diseño de las hojas, deberíamos situarlo en los alrededores del siglo IV.
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La siguiente pieza es un fragmento de columna que comprende parte del fuste y un capitel de hechura tosca. Éste está estructurado según fórmula derivada de los corintizantes, de cuatro grandes hojas angulares lisas con grueso abultamiento axial imposible de denominar "vénula"; las hojas se enroscan sobre sí mismas hasta definir espirales que nos recuerdan los remates helicoidales de las volutas. Sobre ellas descansa un ábaco bien marcado pero sin concavidad, que probablemente fue retallado por efectos de la reutilización hasta conseguir una acanaladura, tal vez, concebida para facilitar el asiento de un dintel de madera. Es curioso el “taco” en sobrerelieve que acaso estuviera concebido para cumplir la función de las cartelas propias de los capiteles relacionados con las fórmulas bizantinas. No obstante, en este caso, aunque forzando los términos, pudiera hablarse de una concepción volumétrica similar a la estructura de "volutas en V", no creo que se pueda hablar de influencia bizantina".
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MESTE03, detalle. |
En la zona comprendida entre las hojas, el artífice diseñó tres motivos diferentes (en las caras perceptibles), entre las que destaca un ave, de concepción similar a las que tienen las lápidas cristianas de los alrededores del año 500, que se han encontrado, sobre todo, por la mitad sur de la Península. Las otras dos caras poseen, respectivamente una hoja lanceolada, que arranca del taco, relabrado con posterioridad, seguramente para empotrar un travesaño, y una flor de cuatro pétalos, que definen una cruz, acaso accidental.
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MESTE03, detalle |
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MESTE03, detalle |
El motivo que más orienta su clasificación es el ave: gracias a ella podemos situar la realización de esta pieza en el contexto de la difusión del cristianismo, en los alrededores del año 500.
El museo cuenta con una ménsula de talla comparable al fragmento de fuste anterior, que ofrece un crismón en el frente y un pez en uno de los laterales. Su vinculación con la difusión del cristianismo es obvia. En todo caso, me parece aceptable la manera de redactar la cartela dedicada a ella:
"Pieza arquitectónica con símbolos paleocristianos. Siglos V-VI". Aunque la datación corresponda a los tiempos de expansión del cristianismo en la Península, los "símbolos" empleados, realmente son "paleocristianos". Nada que objetar a la clasificación cronológica.
Más discutible sería lo que se dice sobre el fragmento de sarcófago, que se valora como
"frontal de sarcófago paleocristiano. Siglo IV d.C." Teniendo en cuenta que el siglo IV arranca con el Edicto de Milán (313), seria algo forzado hablar de "objeto paleocristiano".
También tiene interés un elemento de ornamentación arquitectónica con los elementos más habituales entre los que comúnmente se relacionan con "lo visigodo". Y así se explica en la cartela correspondiente:
"Piedra hispano-visigoda (siglos VI-VII) tallada a bisel con motivos vegetales y geométricos estilizados. Estas piedras suelen identificarse como elementos arquitectónicos (canceles, pilastras, dinteles) formando parte de las iglesias cristianas primitivas" (sic). Insisto en que sería más propio retrasar levemente la cronología de estos objetos y, desde luego, desvincularlos de "lo visigodo".
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