Han tardado veinte años en abrirlo y sería estúpido decir que ha merecido la pena, incluso aunque el resultado final sea, cuando menos, especialmente interesante, dicho en el sentido más abierto del término. Ocupa el antiguo Palacio de la Aduana, construido durante el siglo XVIII, que se ve realmente espectacular tras la remodelación firmada por el estudio Pardo Tapia Arquitectos. Concretamente, se abrió al público el 12 de diciembre de 2016 y, aunque parezca sorprendente en los tiempos que corren, es gratuito para los ciudadanos de la Unión Europea. Está claro que son numerosos quienes, con buen tino, han decidido apostar por incrementar la oferta cultural; y esta es una apuesta que, con toda seguridad, jugará adecuadamente como infraestructura turística de un sector que también debe cuidar la vertiente "cultural". Como ya indiqué en otra ocasión, creo que en Málaga lo están haciendo, en ese sentido, francamente bien.
El Museo de Málaga está organizado en tres zonas de cualidades y tratamiento específicos dedicadas a las bellas artes, la arqueología y un almacén visitable. La parte más espectacular es, a mi juicio, la dedicada a aquellas, donde se ha realizado un instalación museográfica en línea con las corrientes dominantes en España y que, como ellas, sacrifica la posibilidad de contemplar de forma neutra las obras a una organización espacial dominada por el efecto escenográfico global. Gracias a una iluminación bien concebida en general, el resultado es elogiable, si no tomamos en consideración los efectos que proyectan los colores de los paneles sobre las pinturas y no somos demasiado exigentes a la hora de valorar las concesiones a la teatralidad en la iluminación de algunas zonas; adviértanse los reflejos en la imagen adjunta y compárense con los de la imagen que ofrece, previo pago, el Museo Nacional del Prado.
La obra más destacada en el montaje es una pintura de Enrique Simonet, ¡...Y tenía corazón! (Una autopsia o Anatomía del corazón) (1890). perteneciente al Museo del Prado, que fue realizada en Roma seguramente con voluntad de trabajar en proximidad al naturalismo y a las corrientes científicas dominantes en el ambiente cultural europeo de finales del siglo XX . No creo que, en este caso, se pueda hablar de "realismo social". Al parecer y según indica la cartela del propio museo, el título con el que hoy se la conoce fue resultado de un comentario moralizante de la crítica de la época. Es curioso que, precisamente éste sea el que aparece en primer lugar incluso en la cartela del museo que, de ese modo, potencia una descontextualización anacrónica y, por supuesto, fuerza que el espectador se acerque más a los valores estéticos actuales que a los del momento de la creación. La estrategia puede facilitar la aproximación del público, pero tiene ciertos inconvenientes...
La situación, entendida en coordenadas de conducta estética práctica, crece progresivamente en interés si leemos el panel situado en una especie de pasillo "de servicio divulgativo" de la sala donde está la pintura, que induce varias reflexiones sobre asuntos de conducta estética que harán las delicias de quienes estén interesados en esos asunto. El más desarrollado alude a la naturaleza de las "obras maestras":
"Las obras maestras, ¿suelen ser además populares?
Las obras más populares coinciden casi siempre con aquellas que las sociedades han considerado obras maestras" (...)
"Después de contemplar las colecciones, ¿cuáles y cuántas son obras maestras?
Obras maestras son las producciones más acabadas de sus autores, artistas habitualmente dotados no sólo de pericia en sus respectivas disciplinas, sino capaces de proponer otras formas de mirar y con ello de concitar la admiración de todo tipo de público. Las cualidades de estas obras las convierten en patrimonio universal, en parte de la memoria colectiva.
Si considera que '...¡Y tenía corazón!', de Enrique Simonet, posee estos valores, será fácil entender que esta obra haya sido hasta hoy la más representativa del Museo de Málaga, y que se cuente entre las obras maestras del arte español de su siglo"
Sobre lo expuesto en el panel se me ocurren tantas acotaciones como para escribir un ensayo de 400 páginas, pero me limitaré a citar unos pocos puntos, sin acercarme siquiera a las implicaciones que ello tendría en relación a las corrientes estéticas más propias de nuestros días:
1. Tal y como sugiere implícitamente el panel, debiéramos tener claro que todo juicio estético implica o supone circunstancias históricas que debieran haberse expuesto con más claridad.
2. No creo que todos los públicos tengan capacidad para valorar y, por supuesto, admirar, la calidad excepcional de una obra de arte, sencillamente porque en nuestros días existen tantas ideas de "arte" como grupos de formación estética y desde ellas lo excepcional puede bascular demasiado: para comprobarlo basta con atender a los problemas de valoración estética que activa el arte posterior a las Vanguardias Históricas.
3. ¿Patrimonio universal? ¿Atemporal? Me pregunto si el proceso educativo no tendrá ninguna relevancia en hacer que "todos" hayamos sido "adoctrinados" en que Las meninas de Velázquez, Las pinturas negras de Goya, El jardín de las delicias de El Bosco, Los girasoles de van Gogh, etc. son "obras maestras". Tengo entendido que hubo un tiempo en el que quienes entendían de arte eran tan estúpidos que ignoraron la genialidad de van Gogh, la de Goya y hasta Velazquez fue objeto de debate: aunque el asunto estuvo claro para su suegro Pacheco, no todos sus contemporáneos asumieron su genialidad; algunos hasta juzgaron que sólo era un sicario de Olivares.
4. En el caso de la popularidad de la Autopsia de Simonet, acaso intervengan factores que, tal vez, no desean contemplar o tomar en consideración quienes tienen una idea del arte demasiado vinculada a los paradigmas de Kant. Puede que muchos visitantes del Museo de Málaga experimenten "sentimientos" similares a los que les produciría una obra de Gunther von Hagen o de Joel-Peter Witkin. Y, francamente, no creo que ni uno ni otro hayan realizado obra maestra alguna.
Me temo que el asunto es un poco más complejo de lo que sugieren los paneles divulgativos del Museo de Málaga...
En otro orden de cosas, me ha parecido buena idea que, como ya se ha hecho en otros museos españoles, se abran espacios de almacenaje para que se puedan visitar obras que de otro modo no serían accesibles; sobre ello me gustaría indicar a los gestores del museo que, aunque el diseño arquitectónico, por razones simbólicas, lo haya concebido con luz excesivamente tamizada, sería mejor un poco más de luminosidad para facilitar la contemplación de las piezas y, por supuesto, para el funcionamiento de las cámaras fotográficas . Y puestos ha escribir la carta a los reyes magos... que de paso proporciones un poco más de información sobre ellas, aunque sólo sea el número de inventario y el lugar de procedencia, por supuesto, si se conoce.
La sección arqueológica, que, como otras muchas del universo mundo, deriva de una colección privada —la de los marqueses de Casa Loring— se ofrece con un planteamiento museográfico que hace honor a ese origen, no sé si para animar a otros gentilhombres o como añoranza del Antiguo Régimen, por lo que tuvo a efectos de engrandecer determinados conjuntos histórico-artísticos.
Al margen de las acotaciones irónicas, reconozco que me ha abierto las carnes la parte dedicada a lo medieval. Reconozco que me han tocado la fibra varios de los paneles divulgativos y, muy especialmente, los dedicados a "los componentes fenicios", a "lo visigodo" y a "lo mozárabe". Dejaré para otros los prejuicios que siempre han distanciado la península Ibérica del norte de África, especialmente relevantes en la importancia permanentemente discutida de la aportación cultural cartaginesa y el debate artificial sobre origen del cristianismo hispano, para destacar lo expuesto sobre los otros dos fenómenos:
"La cultura visigoda como identidad nacional.
Por motivos ideológicos, los historiadores españoles del siglo XIX vincularon las raíces de la nación a los pueblos visigodos, encontrando en ellos su origen cristiano y sus señales de identidad. De aquí arranca el estudio de esta cultura germánica."
Y aún desarrollan un poco más la idea con datos museográficos y museológicos positivos:
"¿Qué hacen objetos visigodos de un cementerio de Segovia en el Museo de Málaga?
La presencia en el Museo de Málaga de material procedente de Castiltierra (Segovia) es un ejemplo de la carga ideológica que en ciertos momentos han tenido la historia y la arqueología.
En pleno régimen franquista y con el interés de defender el origen ario del pueblo español para estrechar lazos con Alemania, la investigación acerca de los visigodos se convirtió en un asunto de Estado. Ante la inminente visita a España del dirigente nazi Heinrich Himmler, se encargó la excavación precipitada de la necrópolis visigoda de Castiltierra.
Finalmente, muchas de la piezas allí localizadas se distribuyeron desde el Museo Arqueológico Nacional a diversos museos provinciales, viniendo algunas de ellas a parar a Málaga. El argumento no era otro que los museos pudieran explicar esa versión de la historia."
¡Aleluya! Aunque es inevitable recurrir al eufemismo políticamente correcto de "la época visigoda", creo que todos deberíamos esforzarnos por evaluar los restos de aquellos años en relación al epigonismo de la cultura romana y, por supuesto, a la expansión del cristianismo. Esperemos que cunda el ejemplo y, poco a poco, consigamos entre todos borrar tantas manipulaciones históricas a las que no deberían sumarse ni los profesionales ni los diletantes, aunque sean tan poderosas las presiones ejercidas desde los ambientes políticos, que siempre cuentan con el arma de los recursos económicos. En situación de precariedad profesional es fácil ceder ante la tentación de escribir lo que al magnate de turno le interesa. Si lo hicieron Suetonio y Tito Livio...
También me ha parecido oportuna la acotación breve —tal vez, demasiado breve— ofrecida sobre "lo mozárabe" y sobre ibn Hafsun:
"¿Cuándo y por qué empezaron a interesar los mozárabes?
La investigación sobre los tiempos de la conquista y sobre las poblaciones mozárabes de al-Ándalus no se desarrollaron hasta el siglo XIX. Es cuando emergen en toda Europa fuertes sentimientos nacionalistas. Los países necesitan configurar sus propias identidades históricas.
En el caso de España, el objetivo de demostrar a toda costa el "origen cristiano del pueblo español" llevó a considerar a los mozárabes (cristianos bajo dominio musulmán) como sucesores de los visigodos, interpretándose así el largo período islámico como un mero paréntesis. En este contexto cobra protagonismo la figura del malagueño Umar ibn Hafsum."
Lástima que, de acuerdo con nuestra organización político-territorial, el comentario se restrinja a lo puramente malagueño, tal y como acredita el breve comentario sobre dicho personaje heterodoxo:
"¿Por qué resultaba tan atrayente Umar ibn Hafsun?
Para el historiador malagueño Francisco Simonet, autor de Historia de los mozárabes de España (1897-1903), Umar ibn Hafsun fue un "rey de España", que pretendía crear "un estado basado en las leyes y civilización hispano-gótica-cristiana... marchando al combate con la enseña de la Cruz, como en los montes de Asturias"; un auténtico "Pelayo del sur". Esta opinión se consolidó en la década de 1940. Claudio Sánchez Albornoz llegó incluso a identificar su figura con la de Franco. De él dijo que alumbró "la raza hispánica".
A día de hoy se considera que la rebelión protagonizada por Ibn Hafsun contra los Omeyas de Córdoba es reflejo de la complejidad social y política de los primeros siglos de al-Ándalus"
Pero más allá de las lamentaciones que pueda inducir planteamiento tan modesto, reconozco que tiene mucho mérito que en Málaga, uno de los pocos lugares donde tendría cierto sentido histórico hablar de "lo mozárabe", precisamente, gracias a la figura de ibn Hafsun, se tenga el arrojo de hacer un manifiesto semejante que, a buen seguro, habrá levantado ampollas porque el peso de las "tradiciones" conservadoras en el universo de la Historia del Arte sigue siendo muy poderoso en España.Entre los elementos de especial interés desde mi punto de vista, el Museo de Málaga es especialmente rico, con piezas que ilustran diferentes momentos culturales.
Otro tanto sucede con el MAL03, que ha de corresponder a la misma época.
El MAL06 responde a circunstancias similares a los dos anteriores, aunque en éste se aprecia un tipo de acanto más vinculado con las corrientes orientalizantes de finales del siglo II. Hacia el año 200.
EL MAL19 es un capitel de orden corintio y sin ornato de talla fina que, por sus cualidades estructurales (carece de conjunto axial y el volumen de las hojas es escaso) debe corresponder a los alrededores del año 200.
Aunque la superficie está muy erosionada, el MAL21 parece ser un capitel de fuerte influencia oriental, cuya cronología podría llevarse hasta los alrededores del año 400.
El museo ofrece dos placas ornamentales de pilastra (MAL40 Y MAL41) procedentes de Antequera (Singilia Barba), fechándolas entre los siglos I y II. Su relación con fórmulas como las documentadas en la villa de Armira, con excesiva valoración del trépano, impone que debamos adjudicarlos, en principio, a una época algo posterior a las de las piezas del Museo de Antequera. Obviamente, pudiera tratarse de dos concepciones estético-técnicas sincrónicas. En todo caso, apuesto por colocarlas en los alrededores del año 200.
El MAL01 por su planteamiento ornamental hace pensar en las series de la diócesis de Astorga; no obstante, ofrece un elemento discordante: carece de collarino laureado (o doblemente sogueado). En el cuerpo superior aparece el conjunto tradicional de caulículos, volutas y cáliz, reintepretado asimismo según fórmula conocida en la mencionada serie. El ábaco es estrecho y está articulado también según fórmula comparable a la de los capiteles de la series de Escalada. El cesto está perfectamente definido, aunque carece de labio. El relieve es suave y acredita que en su talla se emplearon trépanos diferentes de los empleados en tierras leonesas.
Además de los elementos de detalle que le individualizan, le distingue del resto de la serie leonesa la carencia de collarino laureado (o doblemente sogueado), que es un factor caracterizador de todos los de Escalada, Lebeña y Peñalba. Aunque cabe la posibilidad de que el capitel haya sido retallado en la parte inferior, me inclino a creer que no fue así y desde esa observación se deriva un hecho insular desconcertante. Dentro del ciclo de la misma adscripción cultural, destacan algunas piezas sueltas en Mazote, Hornija y Braga con collarino abocelado liso, pero ninguna como ésta de Málaga que, indirectamente hace pensar en uno del lapidario de Narbona, de concepción estructural diferente.
Su relación con la serie de la diócesis de Astorga es tan clara, que sería absurdo catalogarlo al margen del fenómeno cultural de gran influjo bizantino que, a mi juicio, justifica su existencia. No obstante, también parece claro que, comparado con los de aquella, acaso sea éste el más alejado de los prototipos que conocemos en Constantinopla, Rávena y en sur de Italia (San Nicolás de Bari, etc.). Es por ello que no sería prudente considerarlo como un ejemplar de transición entre lo puramente bizantino y las series de Escalada; esa cualidad correspondería a los de Mazote. Más bien parece transposición de las fórmulas del noroeste a un lugar donde los capiteles carecían de collarino.
Esta última razón justificaría forzar la horquilla de adjudicación hasta el siglo VII, por supuesto, en un contexto cultural ajeno a "las tradiciones culturales visigodas", pero muy receptivo a los influjos bizantinos. Siglos VI-VII.
Sobre estos asuntos, la instalación museística comprende un texto que, en su concepción sintética, me parece sumamente interesante:
"Ente visigodos y bizantinos
Aunque los territorios de Málaga pasaron a dominio visigodo a partir de mediados del siglo V, las principales ciudades de la región mantuvieron cierta independencia política y continuaron con su actividad comercial durante este período, especialmente Malaca.
Un siglo después, parte del territorio es conquistado por el imperio Romano de Oriente, Bizancio, hasta que el rey Sisebuto lo reincorpora al reino visigodo de Toledo a comienzos del siglo VII. Por ello, existen dudas a la hora de calificar como bizantinos o visigodos algunos asentamientos y necrópolis de la provincia, especialmente en el norte d ela misma".
A mi juicio, el problema aludido es sencillo de resolver desde el análisis de la cultura material... Al hilo de ello, me ha interesado muy especialmente la placa de ornato arquitectónico de los siglos V-VII procedente de Acinipo (Ronda) reproducida en la imagen adjunta: un dato más sobre la existencia de doble sogueado en elementos cristianos asociados a la implantación del cristianismo, que permitiría relacionar una zona de probado influjo político bizantino con áreas aparentemente marginales...
El MAL22 es un capitel procedente del foro de Torrox, que, apoyándose en estudios de G. Behmerid y Rodríguez Oliva, en el museo tienen catalogado como del siglo IV, a mi juicio, con buen criterio. Ilustra magníficamente el problema tantas veces mencionado de la degradación "rápida" de las fórmulas imperiales. Para ilustrar un referente, merece la pena que el lector eche un vistazo al detalle del sarcófago de los filósofos...
El cimacio aparece en el catálogo DOMUS, para indicarnos que procede de la Alcazaba de Málaga y que está clasificado como de "período visigodo" ("501-700"). En la cartela del instalación actual han sido más elocuentes al indicar que la pieza pudo ser reutilizada.
Reiteración sobre reiteración... Evidentemente es un cimacio que debemos relacionar con fórmulas derivadas de tradiciones "orientales", que, al parecer, arraigaron en la Península en paralelo a la implantación del cristianismo y tuvieron sentido histórico a partir de finales del siglo IV.
En los almacenes no visitables existe un capitel que procede de la colección Loringiana y es posible documentar gracias a la página del museo y que, de nuevo, nos sitúa ante el dilema de los talleres del sigo IX, al que me he referido en este blog en varias ocasiones. En este caso, dada la estructura que ofrece, condicionada por el tamaño reducido, y el carácter del ábaco, parece más probable que se trate de un capitel relacionado con las fórmulas califales pero de concepción relativamente marginal.
Existen paralelos en Córdoba, Sevilla y Granada para favorecer la hipótesis de que fuera realizado para alguna dependencia de al-Zahra.
En el catálogo del museo (Domus) lo han clasificado del siglo X (entre 912 y 1009), a mi juicio, con relativo acierto. Teniendo en cuenta sus cualidades y asumiendo la tendencia a la abstracción que se puso en marcha durante el siglo X, es más probable que fuera realizado en la primera mitad del siglo X, para alguna edificación más o menos relevante de la mencionada ciudad palatina.
El MAL02 es la versión de capitel corintio califal de volutas vegetales de concepción estética paralela a la del capitel compuesto anterior, con elementos de "barroquización" que apuntan hacia la época de al-Hakam II. También aquí se aprecia con claridad el desarrollo de la valoración plástica del hueco y el uso de elementos de cierto virtuosismo que nos hacen pensar en la eboraria califal. Tal es el caso de la espiguilla que define los tallos centrales de las hojas y los tallos que separan las hojas del segundo nivel. Es curioso advertir que se conserva la idea de los acantos tradicionales, aunque ya con una estilización acusada, sobre todo en las coronas de hojas; el remate de las volutas aún conserva rezagos de la tradición bizantina.
El Museo de Málaga está organizado en tres zonas de cualidades y tratamiento específicos dedicadas a las bellas artes, la arqueología y un almacén visitable. La parte más espectacular es, a mi juicio, la dedicada a aquellas, donde se ha realizado un instalación museográfica en línea con las corrientes dominantes en España y que, como ellas, sacrifica la posibilidad de contemplar de forma neutra las obras a una organización espacial dominada por el efecto escenográfico global. Gracias a una iluminación bien concebida en general, el resultado es elogiable, si no tomamos en consideración los efectos que proyectan los colores de los paneles sobre las pinturas y no somos demasiado exigentes a la hora de valorar las concesiones a la teatralidad en la iluminación de algunas zonas; adviértanse los reflejos en la imagen adjunta y compárense con los de la imagen que ofrece, previo pago, el Museo Nacional del Prado.
La obra más destacada en el montaje es una pintura de Enrique Simonet, ¡...Y tenía corazón! (Una autopsia o Anatomía del corazón) (1890). perteneciente al Museo del Prado, que fue realizada en Roma seguramente con voluntad de trabajar en proximidad al naturalismo y a las corrientes científicas dominantes en el ambiente cultural europeo de finales del siglo XX . No creo que, en este caso, se pueda hablar de "realismo social". Al parecer y según indica la cartela del propio museo, el título con el que hoy se la conoce fue resultado de un comentario moralizante de la crítica de la época. Es curioso que, precisamente éste sea el que aparece en primer lugar incluso en la cartela del museo que, de ese modo, potencia una descontextualización anacrónica y, por supuesto, fuerza que el espectador se acerque más a los valores estéticos actuales que a los del momento de la creación. La estrategia puede facilitar la aproximación del público, pero tiene ciertos inconvenientes...
La situación, entendida en coordenadas de conducta estética práctica, crece progresivamente en interés si leemos el panel situado en una especie de pasillo "de servicio divulgativo" de la sala donde está la pintura, que induce varias reflexiones sobre asuntos de conducta estética que harán las delicias de quienes estén interesados en esos asunto. El más desarrollado alude a la naturaleza de las "obras maestras":
Simonet, Autopsia, 1890 |
Las obras más populares coinciden casi siempre con aquellas que las sociedades han considerado obras maestras" (...)
"Después de contemplar las colecciones, ¿cuáles y cuántas son obras maestras?
Obras maestras son las producciones más acabadas de sus autores, artistas habitualmente dotados no sólo de pericia en sus respectivas disciplinas, sino capaces de proponer otras formas de mirar y con ello de concitar la admiración de todo tipo de público. Las cualidades de estas obras las convierten en patrimonio universal, en parte de la memoria colectiva.
Si considera que '...¡Y tenía corazón!', de Enrique Simonet, posee estos valores, será fácil entender que esta obra haya sido hasta hoy la más representativa del Museo de Málaga, y que se cuente entre las obras maestras del arte español de su siglo"
Sobre lo expuesto en el panel se me ocurren tantas acotaciones como para escribir un ensayo de 400 páginas, pero me limitaré a citar unos pocos puntos, sin acercarme siquiera a las implicaciones que ello tendría en relación a las corrientes estéticas más propias de nuestros días:
1. Tal y como sugiere implícitamente el panel, debiéramos tener claro que todo juicio estético implica o supone circunstancias históricas que debieran haberse expuesto con más claridad.
2. No creo que todos los públicos tengan capacidad para valorar y, por supuesto, admirar, la calidad excepcional de una obra de arte, sencillamente porque en nuestros días existen tantas ideas de "arte" como grupos de formación estética y desde ellas lo excepcional puede bascular demasiado: para comprobarlo basta con atender a los problemas de valoración estética que activa el arte posterior a las Vanguardias Históricas.
3. ¿Patrimonio universal? ¿Atemporal? Me pregunto si el proceso educativo no tendrá ninguna relevancia en hacer que "todos" hayamos sido "adoctrinados" en que Las meninas de Velázquez, Las pinturas negras de Goya, El jardín de las delicias de El Bosco, Los girasoles de van Gogh, etc. son "obras maestras". Tengo entendido que hubo un tiempo en el que quienes entendían de arte eran tan estúpidos que ignoraron la genialidad de van Gogh, la de Goya y hasta Velazquez fue objeto de debate: aunque el asunto estuvo claro para su suegro Pacheco, no todos sus contemporáneos asumieron su genialidad; algunos hasta juzgaron que sólo era un sicario de Olivares.
4. En el caso de la popularidad de la Autopsia de Simonet, acaso intervengan factores que, tal vez, no desean contemplar o tomar en consideración quienes tienen una idea del arte demasiado vinculada a los paradigmas de Kant. Puede que muchos visitantes del Museo de Málaga experimenten "sentimientos" similares a los que les produciría una obra de Gunther von Hagen o de Joel-Peter Witkin. Y, francamente, no creo que ni uno ni otro hayan realizado obra maestra alguna.
Me temo que el asunto es un poco más complejo de lo que sugieren los paneles divulgativos del Museo de Málaga...
El almacén visitable |
La sección arqueológica, que, como otras muchas del universo mundo, deriva de una colección privada —la de los marqueses de Casa Loring— se ofrece con un planteamiento museográfico que hace honor a ese origen, no sé si para animar a otros gentilhombres o como añoranza del Antiguo Régimen, por lo que tuvo a efectos de engrandecer determinados conjuntos histórico-artísticos.
Al margen de las acotaciones irónicas, reconozco que me ha abierto las carnes la parte dedicada a lo medieval. Reconozco que me han tocado la fibra varios de los paneles divulgativos y, muy especialmente, los dedicados a "los componentes fenicios", a "lo visigodo" y a "lo mozárabe". Dejaré para otros los prejuicios que siempre han distanciado la península Ibérica del norte de África, especialmente relevantes en la importancia permanentemente discutida de la aportación cultural cartaginesa y el debate artificial sobre origen del cristianismo hispano, para destacar lo expuesto sobre los otros dos fenómenos:
"La cultura visigoda como identidad nacional.
Por motivos ideológicos, los historiadores españoles del siglo XIX vincularon las raíces de la nación a los pueblos visigodos, encontrando en ellos su origen cristiano y sus señales de identidad. De aquí arranca el estudio de esta cultura germánica."
Y aún desarrollan un poco más la idea con datos museográficos y museológicos positivos:
"¿Qué hacen objetos visigodos de un cementerio de Segovia en el Museo de Málaga?
La presencia en el Museo de Málaga de material procedente de Castiltierra (Segovia) es un ejemplo de la carga ideológica que en ciertos momentos han tenido la historia y la arqueología.
En pleno régimen franquista y con el interés de defender el origen ario del pueblo español para estrechar lazos con Alemania, la investigación acerca de los visigodos se convirtió en un asunto de Estado. Ante la inminente visita a España del dirigente nazi Heinrich Himmler, se encargó la excavación precipitada de la necrópolis visigoda de Castiltierra.
Finalmente, muchas de la piezas allí localizadas se distribuyeron desde el Museo Arqueológico Nacional a diversos museos provinciales, viniendo algunas de ellas a parar a Málaga. El argumento no era otro que los museos pudieran explicar esa versión de la historia."
También me ha parecido oportuna la acotación breve —tal vez, demasiado breve— ofrecida sobre "lo mozárabe" y sobre ibn Hafsun:
"¿Cuándo y por qué empezaron a interesar los mozárabes?
La investigación sobre los tiempos de la conquista y sobre las poblaciones mozárabes de al-Ándalus no se desarrollaron hasta el siglo XIX. Es cuando emergen en toda Europa fuertes sentimientos nacionalistas. Los países necesitan configurar sus propias identidades históricas.
En el caso de España, el objetivo de demostrar a toda costa el "origen cristiano del pueblo español" llevó a considerar a los mozárabes (cristianos bajo dominio musulmán) como sucesores de los visigodos, interpretándose así el largo período islámico como un mero paréntesis. En este contexto cobra protagonismo la figura del malagueño Umar ibn Hafsum."
Lástima que, de acuerdo con nuestra organización político-territorial, el comentario se restrinja a lo puramente malagueño, tal y como acredita el breve comentario sobre dicho personaje heterodoxo:
"¿Por qué resultaba tan atrayente Umar ibn Hafsun?
Para el historiador malagueño Francisco Simonet, autor de Historia de los mozárabes de España (1897-1903), Umar ibn Hafsun fue un "rey de España", que pretendía crear "un estado basado en las leyes y civilización hispano-gótica-cristiana... marchando al combate con la enseña de la Cruz, como en los montes de Asturias"; un auténtico "Pelayo del sur". Esta opinión se consolidó en la década de 1940. Claudio Sánchez Albornoz llegó incluso a identificar su figura con la de Franco. De él dijo que alumbró "la raza hispánica".
A día de hoy se considera que la rebelión protagonizada por Ibn Hafsun contra los Omeyas de Córdoba es reflejo de la complejidad social y política de los primeros siglos de al-Ándalus"
Pero más allá de las lamentaciones que pueda inducir planteamiento tan modesto, reconozco que tiene mucho mérito que en Málaga, uno de los pocos lugares donde tendría cierto sentido histórico hablar de "lo mozárabe", precisamente, gracias a la figura de ibn Hafsun, se tenga el arrojo de hacer un manifiesto semejante que, a buen seguro, habrá levantado ampollas porque el peso de las "tradiciones" conservadoras en el universo de la Historia del Arte sigue siendo muy poderoso en España.Entre los elementos de especial interés desde mi punto de vista, el Museo de Málaga es especialmente rico, con piezas que ilustran diferentes momentos culturales.
Capiteles de época romana
En las salas se puede ver un capitel jónico de arenisca procedente del teatro romano (MMA03), que aún conserva restos de recubrimiento para pintar; ello explica su concepción sumaria. Lo clasifican en el siglo I .
El MAL15 es el fragmento de un capitel corintio, que ha perdido la corona inferior de hojas y que presenta una configuración estructural particularmente clara, dado el estado de conservación irregular que hace pensar en alguna "anomalía" imposible de conocer sin otros datos que el mero análisis visual. Gutiérrez Behemerid lo publicó completo (con la parte inferior del cesto) con el número 505 de su "catálogo", adjudicándolo a la segunda mitad del siglo II; supongo que la parte inferior del cesto andará por ahí...
MAL15 |
El capitel MAL09, aunque esta superiormente muy erosionado, conserva casi todos sus elementos estructurales y ornamentales; sin embargo, el tipo de acanto es bastante evolucionado. Todo ello nos conduciría a clasificarlo en los alrededores del año 200.
MAL09 |
M,AL03 |
MAL06 |
MAL19 |
MAL21 |
MAL40 |
MAL41 |
El MAL10 es un fragmento de capitel del que únicamente resta la corona inferior de hojas, con un diseño sumamente evolucionado. Debería situarse en los alrededores del siglo IV, aunque dado el volumen del relieve incluso podría ser anterior.
MAL10 |
MAL01 |
Además de los elementos de detalle que le individualizan, le distingue del resto de la serie leonesa la carencia de collarino laureado (o doblemente sogueado), que es un factor caracterizador de todos los de Escalada, Lebeña y Peñalba. Aunque cabe la posibilidad de que el capitel haya sido retallado en la parte inferior, me inclino a creer que no fue así y desde esa observación se deriva un hecho insular desconcertante. Dentro del ciclo de la misma adscripción cultural, destacan algunas piezas sueltas en Mazote, Hornija y Braga con collarino abocelado liso, pero ninguna como ésta de Málaga que, indirectamente hace pensar en uno del lapidario de Narbona, de concepción estructural diferente.
Su relación con la serie de la diócesis de Astorga es tan clara, que sería absurdo catalogarlo al margen del fenómeno cultural de gran influjo bizantino que, a mi juicio, justifica su existencia. No obstante, también parece claro que, comparado con los de aquella, acaso sea éste el más alejado de los prototipos que conocemos en Constantinopla, Rávena y en sur de Italia (San Nicolás de Bari, etc.). Es por ello que no sería prudente considerarlo como un ejemplar de transición entre lo puramente bizantino y las series de Escalada; esa cualidad correspondería a los de Mazote. Más bien parece transposición de las fórmulas del noroeste a un lugar donde los capiteles carecían de collarino.
Esta última razón justificaría forzar la horquilla de adjudicación hasta el siglo VII, por supuesto, en un contexto cultural ajeno a "las tradiciones culturales visigodas", pero muy receptivo a los influjos bizantinos. Siglos VI-VII.
Sobre estos asuntos, la instalación museística comprende un texto que, en su concepción sintética, me parece sumamente interesante:
"Ente visigodos y bizantinos
Aunque los territorios de Málaga pasaron a dominio visigodo a partir de mediados del siglo V, las principales ciudades de la región mantuvieron cierta independencia política y continuaron con su actividad comercial durante este período, especialmente Malaca.
Un siglo después, parte del territorio es conquistado por el imperio Romano de Oriente, Bizancio, hasta que el rey Sisebuto lo reincorpora al reino visigodo de Toledo a comienzos del siglo VII. Por ello, existen dudas a la hora de calificar como bizantinos o visigodos algunos asentamientos y necrópolis de la provincia, especialmente en el norte d ela misma".
A mi juicio, el problema aludido es sencillo de resolver desde el análisis de la cultura material... Al hilo de ello, me ha interesado muy especialmente la placa de ornato arquitectónico de los siglos V-VII procedente de Acinipo (Ronda) reproducida en la imagen adjunta: un dato más sobre la existencia de doble sogueado en elementos cristianos asociados a la implantación del cristianismo, que permitiría relacionar una zona de probado influjo político bizantino con áreas aparentemente marginales...
Placa procedente de Ronda |
El MAL13 es un capitel de tipología estructural que ha aparecido varias veces en este blog: es de cuatro hojas grandes hojas angulares y volutas en V. Sin forzar demasiado la memoria, me gustaría recordar uno del Museo Arqueológico Nacional, varios cordobeses, uno del Museo del Darro, otro más del Museo Arqueológico de Sevilla... En Puente Genil hay dos de estructura similar pero de ornato heterogéneos. En Narbona hay uno con cuatro hojas angulares pero sin volutas; igual en Barcelona. Asimismo, cabría mencionar algunos más del sur de Italia y del norte de África e, incluso, de Ostia... Como no quiero aburrir al lector más de "lo natural", me limitaré a reiterar una vez más algunas circunstancias relevantes relacionadas.
La tipología estructural podría relacionarse con el influjo de las fórmulas bizantinas, pero tal como ya he indicado en otras ocasiones, ante estos modelos siempre debemos extremar la prudencia porque entre los paradigmas estructurales de referencia deberíamos incluir a los corintios itálicos y si procedieran de ellos, deberíamos retrasar considerablemente su cronología.
Todos ellos poseen una organización estructural similar que se define por lo ya mencionado y por un tipo de ábaco con incisión lineal en el frente y una articulación similar a la de los capiteles corintios convencionales. El uso en todos ellos de acantos de folíolos alargados nos obliga a relacionarlos con las corrientes del Este, pero el detalle mencionado junto con la carencia de collarino, que le alejan de las corrientes de los siglos V y VI a suprimir la articulación de los ábacos y a colocar el astrágalo en el capitel, imponen prudencia.
No sé si es oportuno evaluarlos como "protobizantinos", tal y como se está proponiendo algunos estudiosos desde hace algún tiempo, aunque tal vez lo más prudente sea indicar que se trata de capiteles acaso realizados paralelamente con ciertas variedades orientalizantes que se comenzaron a realizar a partir del siglo IV en Italia y en el norte de África.
Ninguno de los capiteles de esta familia posee elementos cristianos, frente a lo que es común con las series de volutas en V estrictamente bizantinas más antiguas; ello impone, de nuevo, cierta prudencia a la hora de adjudicarles a una fase cultural tan volcada hacia el uso de elementos de esa iconografía.
En suma, me inclino por "abrir la horquilla" y adjudicar a todos los capiteles de esta serie una banda que llegue a un momento anterior a la expansión constructiva asociada a la integración institucional del cristianismo, en los alrededores del año 300. Volveré a él en una entrada próxima dedicada a los capiteles del Museo Arqueológico de Sevilla, con la esperanza de que en el ínterin mi memoria recupere algún dato importante perdido entre telarañas...
MAL13 |
MAL22, f oto del museo |
Sarcófago con escenas de filósofos y maestro con discípulo, mármol. Siglos II-IV. Procede de Puente Genil |
Detaller del sarcófago con escenas de filósofos y maestro con discípulo, mármol. Siglos II-IV. Procede de Puente Genil |
El MAL24 es un fragmento de capitel aparecido en Bobastro que permite pocas consideraciones aunque una de ellas es muy relevante: parece que contó con collarino. Ello abriría la posibilidad de un influjo bizantino que no se corresponde con la modalidad de acanto, más propio de capiteles "degradados" o toscos del Pleno Imperio (ver capitel MBAE01, del Museo de Baena). Todo ello podría abrir ampliamante la hoquilla de adjudicación. Su aparición en Bobastro podría orientar la hipótesis de que perteneciera a un capitel de taller local, realmente mozárabe, activo en los tiempos de ibn Hafsun. Para desgracia de las hipótesis tradicionales, no acredita en absoluto el influjo cordobés que debería caracterizar a una cultura emanada de la magnificencia califal.
En la cartela del museo lo sitúan entre los siglos IX y X. A mi juicio, lo más probable es que se trate del fragmento de un capitel reutilizado en Las Mesas de Villaverde, procedente de una pieza de los siglos V-VI.MAL24 |
Reiteración sobre reiteración... Evidentemente es un cimacio que debemos relacionar con fórmulas derivadas de tradiciones "orientales", que, al parecer, arraigaron en la Península en paralelo a la implantación del cristianismo y tuvieron sentido histórico a partir de finales del siglo IV.
Capiteles califales
El museo ofrece varios capiteles califales de escaso interés, dado que sólo uno de ellos conserva parte de un inscripción que, por desgracia, está incompleta. Puede que el más antiguo sea un fragmento del almacén visitable (MAL07) muy erosionado, que contiene talla de ataurique con escasa valoración del hueco, como es común entre las piezas más antiguas de la serie. Lo que resta nos informa de un capitel de estructura corintia (o corintizante) de volutas vegetales con escasos elementos que permitan una valoración precisa. No obstante, ante la escasa relevancia de los huecos, se le puede situar en los años centrales del siglo X.
MAL07 |
Existen paralelos en Córdoba, Sevilla y Granada para favorecer la hipótesis de que fuera realizado para alguna dependencia de al-Zahra.
En el catálogo del museo (Domus) lo han clasificado del siglo X (entre 912 y 1009), a mi juicio, con relativo acierto. Teniendo en cuenta sus cualidades y asumiendo la tendencia a la abstracción que se puso en marcha durante el siglo X, es más probable que fuera realizado en la primera mitad del siglo X, para alguna edificación más o menos relevante de la mencionada ciudad palatina.
MAL35 |
El MAL04 es un capitel de estructura derivada del orden compuesto (capitel compuesto califal) con elementos ornamentales dentro de las fórmulas habituales. Las dos coronas de acanto poseen digitaciones afiladas tal y como es común en tiempos de Alhákam II. Deben ser destacados en el cuerpo inferior los tallos "mediales" que separan las hojas con trenzado de dos cabos y remate en yemas que rodean a dos trepanaciones. El equino está cubierto de formaciones de palmetas estilizadas que proporcionan un efecto común en este tipo de piezas. Algo parecido sucede con las volutas que se desarrollan en espiral para rematar en flor de cinco pétalos triangulares.
Existen múltiples paralelos en las colecciones más numerosas de cuantas conocemos (MAN, Museos Arqueológico de Córdoba y Sevilla, Giralda, etc.)
Segunda mitad del siglo X.
MAL04 |
El capitel MAL08 es similar al anterior, aunque ha perdido la corona inferior. Se distingue de él en el tipo d eornato del equino y la fórmula empleada para los tallos mediales.
Segunda mitad del siglo X.
MAL08 |
Conserva restos de una inscripción en una de las cartelas, con fórmula común entre la ornamentación califal: "...h su esclavo".
En la cartela eluden repetir la valoración del captálogo DOMUS, que los considera "capitel corintio", para referirse a él de manera más propia: "Capitel con motivos epigráficos. Mármol. Siglo X. Algunos capiteles presentes en la Alcazaba de Málaga, como éste con inscripción, pudieron llegar a la ciudad procedentes de algunos edificios quye habrían entrado en decadencia tras la caída del Califato. La dinastía Hammudí los utilizó para el embellecimiento de la fortaleza palatina. [Obra de Fata] h, su siervo"
A mi juicio, en este caso, cabe un poco más de precisión en la atribución cronológica: segunda mitad del siglo X.
En la cartela eluden repetir la valoración del captálogo DOMUS, que los considera "capitel corintio", para referirse a él de manera más propia: "Capitel con motivos epigráficos. Mármol. Siglo X. Algunos capiteles presentes en la Alcazaba de Málaga, como éste con inscripción, pudieron llegar a la ciudad procedentes de algunos edificios quye habrían entrado en decadencia tras la caída del Califato. La dinastía Hammudí los utilizó para el embellecimiento de la fortaleza palatina. [Obra de Fata] h, su siervo"
A mi juicio, en este caso, cabe un poco más de precisión en la atribución cronológica: segunda mitad del siglo X.
Para finalizar
El conjunto de los museos hispanos se ha enriquecido con uno que, muy probablemente, reforzará un camino a seguir, ya suficientemente arraigado. Reconozco que, a estas altura, he de dar por perdida la batalla contra los museos excesivamente teatralizados; además, si a los arquitectos les engolondrina crear "sus espacios místicos",a "la gente" le gusta el espectáculo y los políticos obtienen réditos electorales, ¿quién soy yo para insistir en los "epifenómenos perceptivos"?
En todo caso, en esta ocasión y a pesar de todo, reitero mi satisfacción al comprobar que algunos historiadores se han decidido a cortar las amarras que mantenían a la Historia y a la Arqueología altomedievales vinculadas a ciertos puntos de vista, más propios de otros tiempos que de los actuales.
Ahora sólo resta superar las consecuencias "secundarias", derivadas de la acción de quienes, por dar substancia a las servidumbres profesionales, se comprometieron con trabajos demasiados sujetos a los principios de autoridad.
En todo caso, desde este foro de planteamiento eminentemente crítico y sin que sirva de precedente, contando incluso con los aspectos del planteamiento museográfico que no suscribo, deseo transmitir a los responsables del Museo de Málaga una calurosa felicitación por haber tenido el coraje de ofrecer una apuesta divulgativa y pedagógica tan interesante. Chapeau.
Gracias. Málaga es una ciudad maravillosa. Málaga es descubrir un lugar único con su historia y su magia.
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