Frente a las hipótesis manejadas por la prensa al comienzo
del verano, no fue ni hurto por encargo ni robo de ladrones especializados en
obras de arte ni "milagro extraño". El argado fue simple y prosaico: según los "medios",
lo había "cogido" un electricista cabreado... que lo conservaba
"de cualquier modo" en un almacenillo junto con otros objetos de
naturaleza diversa... ¿Finalidad? Desconocida.
El códice Calixtino volvió a "su lugar", en la
catedral de Santiago, donde se conservaba en "magníficas condiciones de
seguridad", en un acto solemne protagonizado por el mismísimo presidente
de gobierno (sí, ya sé que se deberían emplear mayúsculas). Al acto también asistieron según La Vanguardia, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo; la presidenta del Parlamento
de Galicia, Pilar Rojo; el delegado del Gobierno en Galicia, Samuel Juárez; el
fiscal superior de Galicia, Carlos Varela y numerosos representantes de los
Cuerpos y Fuerzas de Seguridad.
Naturalmente, la catedral volverá a guardarlo en lugar
seguro, cuando finalice la exposición
que ha movido a más 12.000 personas en ocho días y se cerrará el 31 de
diciembre... Lugar seguro siempre y cuando no medie la voluntad de un
electricista cabreado, un fontanero amigo de lo ajeno, un carpintero mal
pagado, un canónigo disoluto o un obispo satanizado por alguna señora bien
dispuesta... Lo dicho, la catedral de Santiago es "un lugar seguro" para conservar
los tesoros estéticos e históricos allí almacenados con finalidad ritual.
Hace poco un vocero conservador, que no ha leído la Ley del
Patrimonio Histórico Español ni falta que le hace, reclamaba al Estado más dinero para la Iglesia, por supuesto, para conservar en buenas condiciones de seguridad
sus tesoros culturales. Y de paso, que el Estado devuelva las obras que
estuvieron en el Museo de la Trinidad, añado.
Dos meses después, el autor confeso del robo ha declarado
que lo hizo siguiendo instrucciones del Deán y de otro personaje de la catedral.
Pero los "medios" dicen que las explicaciones del Manuel Fernández Castiñeiras
sobre el origen del dinero encontrado junto al códice y sobre el mencionado
"encargo" son "poco creíbles". ¿Poco creíbles? ¡Pero si en
esta país sobra fe a toneladas!
¿Somos gilipollas o sólo lo parecemos?
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