viernes, 21 de septiembre de 2012

La galería Arauna y el patrimonio urbano


"Por no respetar la fachada original del edificio" el Ayuntamiento de Madrid ha precintado la sede de la calle de Barquillo de una de las galerías de arte más importantes de España, Oliva Arauna, con casi 30 años de trayectoria y presencia habitual en ARCO".

Cuando la galería se instaló en la nueva sede de la calle Barquillo, decidieron modificar la fachada del negocio precedente —un restaurante de drag queens—, sin esperar la conformidad municipal.
Seguramente el Ayuntamiento de Madrid hace las cosas con criterios discutibles y seguramente la solución de Oliva Arauna es estéticamente muy elogiable, pero mientras no llegue el Apocalipsis —quizás quede poco—, todos estamos obligados a respetar la normativa municipal en asuntos de conservación del patrimonio inmobiliario protegido y, muy especialmente, quienes, en razón de oficio o beneficio, tenemos o debemos tener especial sensibilidad ante él. Lo contrario conduce al imperio de la subjetividad absoluta, a situaciones esperpénticas como la de Borja.
Ahora bien, si el fondo del problema es la incapacidad municipal para hacer funcionar correctamente servicios  "no rentables",  a lo mejor Madrid no es lugar adecuado para instalar una galería de arte homologada con las de cualquier ciudad europea.

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