Hace unos días saltaba a las páginas de los diarios la noticia de que se estaba construyendo una casa muy cerca de la iglesia de San Martín de Fromista, quintaesencia del románico español y una de las edificaciones más espectaculares del Camino de Santiago…Y puesto que nos venía de camino, decidimos parar a comer y de paso, constatar la noticia, no fuera a ser una exageración sensacionalista de algún periodista vendido al oro de Moscú o de Caracas, que, según dicen, es muchísimo peor.
Lo cierto es que el panorama de la plaza sobre la que se asienta la iglesia palentina, ya herida por un edifico a medias de construir y en venta, es descorazonador. En un cartel blanco rotulado en negro el turista puede leer que las obras tienen por objeto la construcción de “dos viviendas unifamiliares tradicionales” y que el proyecto cuenta con la aprobación de la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural de la Junta de Castilla y León, con el visado del Colegio de Arquitectos y, además, con licencia de obras. Como en tantas otras tropelías del continuo carpetovetónico, todo es legal.
Es probable que San Martín de Fromista sea un edificio excesivamente mitificado; es posible que la valoración del proyecto en curso lo haya calibrado para que no existan inconvenientes "de perspectiva"; estoy seguro de que en la memoria del proyecto, seguramente redactada mediante argumentos de hermenéutica posmoderna, se justifica la construcción de las dos viviendas mediante “razones” de gran calado estético… Pero, francamente, no creo que esa sea la manera de potenciar las posibilidades de un edificio que, por su naturaleza, debería ser tratado no con respeto sino con mimo y celo extraordinarios. Y me parece sorprendente que, después del “asunto Moneo” en Ávila, tantos profesionales no hayan “entendido” que por encima de normas municipales y urbanísticas, frecuentemente hipotecadas a intereses "complejos", está el sentido común y, sobre todo, el “espíritu” y la letra de las normas de rango superior (Ley del Patrimonio Histórico Español y Ley de Urbanismo de Castilla y León).
Dicen que el director general del Patrimonio de Castilla-León está reconsiderando la situación… A ver si es verdad y desde su responsabilidad, aporta un celemín de cordura que sea extensible a la estrategia "cortoplacista" de los restaurantes de esa pequeña y muy turística población: hace tiempo que no comíamos tan mal, por un precio razonable.
Lo cierto es que el panorama de la plaza sobre la que se asienta la iglesia palentina, ya herida por un edifico a medias de construir y en venta, es descorazonador. En un cartel blanco rotulado en negro el turista puede leer que las obras tienen por objeto la construcción de “dos viviendas unifamiliares tradicionales” y que el proyecto cuenta con la aprobación de la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural de la Junta de Castilla y León, con el visado del Colegio de Arquitectos y, además, con licencia de obras. Como en tantas otras tropelías del continuo carpetovetónico, todo es legal.
Es probable que San Martín de Fromista sea un edificio excesivamente mitificado; es posible que la valoración del proyecto en curso lo haya calibrado para que no existan inconvenientes "de perspectiva"; estoy seguro de que en la memoria del proyecto, seguramente redactada mediante argumentos de hermenéutica posmoderna, se justifica la construcción de las dos viviendas mediante “razones” de gran calado estético… Pero, francamente, no creo que esa sea la manera de potenciar las posibilidades de un edificio que, por su naturaleza, debería ser tratado no con respeto sino con mimo y celo extraordinarios. Y me parece sorprendente que, después del “asunto Moneo” en Ávila, tantos profesionales no hayan “entendido” que por encima de normas municipales y urbanísticas, frecuentemente hipotecadas a intereses "complejos", está el sentido común y, sobre todo, el “espíritu” y la letra de las normas de rango superior (Ley del Patrimonio Histórico Español y Ley de Urbanismo de Castilla y León).
Dicen que el director general del Patrimonio de Castilla-León está reconsiderando la situación… A ver si es verdad y desde su responsabilidad, aporta un celemín de cordura que sea extensible a la estrategia "cortoplacista" de los restaurantes de esa pequeña y muy turística población: hace tiempo que no comíamos tan mal, por un precio razonable.
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