Por Jesús García
No me gusta especialmente la palabra respeto, no me gusta porque se ha degradado. Desde siempre, desde pequeñxs, se nos enseña que “toda opinión es respetable”, una especie del “todo vale” en cuestiones ideológicas, pero no, no es así. No todo vale. Las opiniones que se apoyan en el odio a colectivos oprimidos, en el mantenimiento y elogio a estas opresiones, en erigirse abanderados de la moral, son opiniones, si, son posicionamientos, si, son respetables, no.
Hoy salía yo de ver la exposición “Un saber verdaderamente útil” que está en el MNCARS hasta el 9 de febrero y de la que no considero relevante hablar especialmente; una exposición que se centra en pedagogías al margen del sistema, en métodos de hacer y conocer desde la práctica alternativa, marginal, contestaria y, por lo general, opuesta a los valores pedagógicos del y para el sistema.
A la salida, un grupo de personas, todas ellas con camisetas naranjas, se colocaban en las escaleras frente a un grupo de cámaras mientras otra persona se dirigía a un micrófono emitiendo un comunicado. Al terminar, el orador se ha dirigido a su público diciendo "ahora firmamos el papel y entramos todos a entregarlo dentro".
Estas personas eran miembros de la asociación MasLibres, una organización que, dice, defiende el derecho a la libertad religiosa. Esta asociación esta estrechamente vinculada con otra, HazteOir, abanderada del movimiento antiabortista español y vinculada a la Iglesia, a la extrema derecha y al conservadurismo mas rancio.
El motivo de su enfado, una serie de obras que atacan, según ellxs, la libertad religiosa e incitan a la violencia, la manera de expresarlo; mostrando imágenes de la quema de iglesias de 1931, como un acto atroz, descontextualizado por completo.
La obra que mas cabreo les ha suscitado es la de "Caja de Cerillas" (Mujeres Públicas, 2005) que muestra una caja de cerillas con el lema "La única Iglesia que ilumina es la que arde ¡Contribuya!".
Entiendo un ejercicio de enorme demagogia utilizar imágenes de un contexto y una situación concretas para reflejar la indignación que supone el hecho de que la gente se disponga libremente a quemar iglesias, como entiendo que el lema "la única Iglesia que ilumina es la que arde" es un convencionalismo para expresar el rechazo a una institución como esa.
Acusar al museo de, literalmente "proponer quemar iglesias" por una obra que hay en su interior (y que responde, entiendo, a la voz del/la artista y no de la institución cultural que lo expone), viene siendo el equivalente a acusar al mismo museo de proponer levantarse en armas ¡por la patria!.
Pero mi indignación no viene por todo esto, que hasta aquí me parecen absurdeces, mi indignación viene por la, cada vez mas frecuente, susceptibilidad de la Iglesia Católica y sus adeptxs ante cualquier mofa, broma, crítica o ataque. Es irónico que una institución que se ha encontrado a lo largo de la historia reciente al lado de las dictaduras fascistas mas atroces y que a día de hoy sigue criminalizando y acosando a los colectivos LGTBQ, incidiendo en el derecho y la libertad de decisión de las mujeres sobre su propio cuerpo, ocultando la violación de menores o entrometiéndose en como cada persona vive su sexualidad, su identidad y su libertad, es curioso, que siga hablando de respeto recíproco y de libertades oprimidas.
Pues no, no es una institución que haya que aceptar ni mucho menos respetar, es una institución condenada al exterminio, y para el que escribe, la obra de Mujeres Públicas es todo un poema de las ilusiones de estxs oprimidxs.
Abierto queda el debate
Nota: Cuando me acerqué a pedir a esta gente uno de sus panfletos para firmar y rellenar, iniciamos una especie de debate-absurdo con dos personas, muy respetuosas, eso sí, que trataban de hacerme entender que da igual lo que signifique la Iglesia ni su implicación política, que me fije solo en la caja de cerillas y acepte que quemar iglesias es algo atroz. La conversación termino con la intervención de un señor que después de llamarme izquierdista sectario afirmó que "La democracia existe en este país gracias a los cristianos" y ante mi respuesta de "¿qué democracia?" respondió "La verdad es que con esta exposición y con gente como tú en la calle, no existe democracia."
No me gusta especialmente la palabra respeto, no me gusta porque se ha degradado. Desde siempre, desde pequeñxs, se nos enseña que “toda opinión es respetable”, una especie del “todo vale” en cuestiones ideológicas, pero no, no es así. No todo vale. Las opiniones que se apoyan en el odio a colectivos oprimidos, en el mantenimiento y elogio a estas opresiones, en erigirse abanderados de la moral, son opiniones, si, son posicionamientos, si, son respetables, no.
Hoy salía yo de ver la exposición “Un saber verdaderamente útil” que está en el MNCARS hasta el 9 de febrero y de la que no considero relevante hablar especialmente; una exposición que se centra en pedagogías al margen del sistema, en métodos de hacer y conocer desde la práctica alternativa, marginal, contestaria y, por lo general, opuesta a los valores pedagógicos del y para el sistema.
A la salida, un grupo de personas, todas ellas con camisetas naranjas, se colocaban en las escaleras frente a un grupo de cámaras mientras otra persona se dirigía a un micrófono emitiendo un comunicado. Al terminar, el orador se ha dirigido a su público diciendo "ahora firmamos el papel y entramos todos a entregarlo dentro".
Estas personas eran miembros de la asociación MasLibres, una organización que, dice, defiende el derecho a la libertad religiosa. Esta asociación esta estrechamente vinculada con otra, HazteOir, abanderada del movimiento antiabortista español y vinculada a la Iglesia, a la extrema derecha y al conservadurismo mas rancio.
El motivo de su enfado, una serie de obras que atacan, según ellxs, la libertad religiosa e incitan a la violencia, la manera de expresarlo; mostrando imágenes de la quema de iglesias de 1931, como un acto atroz, descontextualizado por completo.
La obra que mas cabreo les ha suscitado es la de "Caja de Cerillas" (Mujeres Públicas, 2005) que muestra una caja de cerillas con el lema "La única Iglesia que ilumina es la que arde ¡Contribuya!".
Entiendo un ejercicio de enorme demagogia utilizar imágenes de un contexto y una situación concretas para reflejar la indignación que supone el hecho de que la gente se disponga libremente a quemar iglesias, como entiendo que el lema "la única Iglesia que ilumina es la que arde" es un convencionalismo para expresar el rechazo a una institución como esa.
Acusar al museo de, literalmente "proponer quemar iglesias" por una obra que hay en su interior (y que responde, entiendo, a la voz del/la artista y no de la institución cultural que lo expone), viene siendo el equivalente a acusar al mismo museo de proponer levantarse en armas ¡por la patria!.
Pero mi indignación no viene por todo esto, que hasta aquí me parecen absurdeces, mi indignación viene por la, cada vez mas frecuente, susceptibilidad de la Iglesia Católica y sus adeptxs ante cualquier mofa, broma, crítica o ataque. Es irónico que una institución que se ha encontrado a lo largo de la historia reciente al lado de las dictaduras fascistas mas atroces y que a día de hoy sigue criminalizando y acosando a los colectivos LGTBQ, incidiendo en el derecho y la libertad de decisión de las mujeres sobre su propio cuerpo, ocultando la violación de menores o entrometiéndose en como cada persona vive su sexualidad, su identidad y su libertad, es curioso, que siga hablando de respeto recíproco y de libertades oprimidas.
Pues no, no es una institución que haya que aceptar ni mucho menos respetar, es una institución condenada al exterminio, y para el que escribe, la obra de Mujeres Públicas es todo un poema de las ilusiones de estxs oprimidxs.
Abierto queda el debate
Nota: Cuando me acerqué a pedir a esta gente uno de sus panfletos para firmar y rellenar, iniciamos una especie de debate-absurdo con dos personas, muy respetuosas, eso sí, que trataban de hacerme entender que da igual lo que signifique la Iglesia ni su implicación política, que me fije solo en la caja de cerillas y acepte que quemar iglesias es algo atroz. La conversación termino con la intervención de un señor que después de llamarme izquierdista sectario afirmó que "La democracia existe en este país gracias a los cristianos" y ante mi respuesta de "¿qué democracia?" respondió "La verdad es que con esta exposición y con gente como tú en la calle, no existe democracia."
http://www.huffingtonpost.es/2014/11/21/saber-realmente-util_n_6198624.html?utm_hp_ref=spain
ResponderEliminar