Por Daniel Gª Medranda
Hoy en día está más que aceptada la ruptura de los límites entre las ramas clásicas del arte. Desde el 68 la expresividad tiende a democratizarse a través de un arte interdisciplinar. Tal como explicaba Ranciére hace tres días en una entrevista para wokitoki.org:
"¿Considera que el concepto de “arte contemporáneo” formula con honestidad las expresiones artísticas del año 2012?
No creo que el arte contemporáneo exprese un momento del presente, lo que llama arte contemporáneo es una suerte de movimiento que terminó con las divisiones en las distintas ramas del arte, tendió a producir una esfera común. Sabemos que las expresiones artísticas hoy ya no están divididas, no hay por lado pintores, por otro lado los escultores y por otro lado los músicos, sino que hay ciertos dispositivos que atraviesan simultáneamente los distintos medios de expresión. En ese sentido, el arte contemporáneo intenta romper esa división entre los dominios bien definidos del arte y las formas de vida, intenta desplazar la separación entre la obra de arte y la circulación de la información. El arte contemporáneo produce más bien un campo experimental de pensamiento y de práctica, entonces es contemporáneo; no en el sentido que expresaría particularmente 2012 o 2013, 2011, en tanto re distribuye las posiciones en un momento en el cual los políticos dejan cada vez menos espacio a la iniciativa, el arte contemporáneo sería uno de los lugares para estas experiencias y transformaciones."
La actualidad nos deja entrever que el arte no se limita a la disolución de las disciplinas artísticas. Sino que el arte transgrede no solo sus límites internos, sino también los referentes a otras líneas del pensamiento como son la filosofía, la ciencia, salud, sociología, psicología… La expresión del artista no solo se limita a los lenguajes clásicos, sino que se apoya en otras estructuras de conocimiento que le permitan distintas velocidades de comunicación con el espectador.
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